Djokovic jugó un partidazo y se quedó con el gran duelo ante Alcaraz, en el Australian Open
A los 37 años, el serbio demostró que su tenis sigue intacto y ganó en cuatro sets.

Novak Djokovic escaló hasta las semifinales del Australian Open y se quedó con el gran duelo ante Carlos Alcaraz, por 4-6, 6-4, 6-3, 6-4. Es cierto que el reinado está en manos de Jannik Sinner, pero este fue marcado como “el” partido del torneo y fue para el serbio. Dueño de 10 trofeos en el primer Grand Slam de la temporada, se hizo fuerte en su principal refugio para dejar clara una cosa: a sus 37 años, mientras conserve un gramo de fuerza, se vaciará por mantener la mirada a la nueva generación.
Nole, N°7 del ranking, atravesó un partido de enorme peso psicológico derrotando al jugador que terminó con su hegemonía sobre el césped de Wimbledon. Aunque la copa no estaba en juego, la batalla de Melbourne tuvo una trascendencia especial. En su lucha por ser el rey de la historia, la cima australiana siempre ha sido un impulso hacia temporadas brillantes.

En el primer duelo entre pop 10 en AO, Djokovic alcanzó la victoria con un gran nivel. El balcánico, que se mantiene invicto ante Alcaraz tras tres duelos sobre pista dura, maneja 5-3 el historial general y encima viene de derrotarlo en la final olímpica de París.

Otro gran duelo: Djokovic-Zverev
Ahora, Djokovic se adentra en un territorio que no logró controlar la temporada anterior y que cedió ante Jannik Sinner y en el medio tendrá un duelo de aquellos con Alexander Zverev, el principal candidato a estrenar la vitrina del Grand Slam. Con un torneo que ya ofrece un horizonte sin respiro, Novak encontrará el desafío tremendo.
Djokovic domina por 8-4 el frente a frente sobre el alemán y figuran precedentes en Grand Slam disputados, incluyendo una batalla sobre las pistas de Melbourne Park en 2021. Sin embargo, sabe que la diferencia de títulos top 4 es abismal: 24-0.

Por su parte, Alcaraz sale de Melbourne tras haber igualado el mejor resultado de su carrera en el Abierto de Australia. El español, que aspiraba a convertirse en el segundo jugador más joven de la Era Abierta en pisar las semifinales de todos los Grand Slam, volvió a colocarse a las puertas de un título reservado para los elegidos.
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