Detención de Báez: la responsabilidad de no multiplicar la violencia

La detención de Miguel Báez no parece haber activado hasta el momento una instancia de reflexión entre los responsables principales de la CTA, vinculada a las consecuencias de sus acciones y declaraciones.

Desde que la Justicia ordenó la prisión preventiva del titular de Odel, las manifestaciones de la dirigencia de la central obrera fueron en un solo sentido y con un único efecto posible: la multiplicación de la violencia.

Si Rodolfo Aguiar dice que el juez es un cobarde, una rata y que merece el escrache público, no sólo hay un problema por la carencia de argumentos para rebatir la decisión del magistrado. Hay algo más peligroso detrás, que es el mensaje transmitido al resto de los dirigentes y sobre todo a los militantes de las organizaciones, que ven legitimada la convicción de que la realidad se cambia a los golpes.

Y no puede hablarse de un hecho aislado sino de una conducta, porque la misma carga aplicó el titular de la CTA a sus dichos sobre los medios y su responsabilidad en el destino de Báez.

¿Qué entendieron las bases? Que la prensa es culpable de la detención de su referente.

¿Qué hicieron algunos de esos militantes? Insultaron a periodistas y camarógrafos el jueves en Tribunales, y corrieron hoy a un periodista de “Río Negro” para golpearlo, luego de la conferencia a la que paradójicamente habían convocado para difundir su postura.

Ser líder gremial implica la responsabilidad de conocer el efecto de cada declaración pública.

Y ser autoridad pública -política o judicial- obliga a tomar nota sobre estos mensajes, para evitar aparecer como sorprendido cuando la violencia muta de las palabras a las acciones.


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