Dolores Fonzi, la hija del presidente

“La cordillera”

La actriz Dolores Fonzi se puso bajo las órdenes del realizador Santiago Mitre para encarnar a la hija de un presidente argentino que lucha por imponer su imagen hacia el exterior y construir poder hacia el interior en una cumbre de mandatarios regionales en el thriller político “La cordillera”, que desde el jueves pasado se puede ver en los cines de la región.

El personaje de Fonzi, que camina sinuosos bordes psíquicos pero que también es la llave para descubrir las caras ocultas de su padre (Ricardo Darín), el presidente Hernán Blanco, refleja los efectos que padecen los hijos del poder y dota al relato que Mitre y Mariano Llinás idearon para hablar de los mecanismos de la política actual de una serie de capas donde el misterio y la fantasía abren una grieta hacia verdades inconfesables pero posibles, que no deberían horrorizar a nadie.

El relato de “La cordillera” transcurre en cuatro días en un hotel de los Andes donde se realiza una cumbre de presidentes latinoamericanos en la que Blanco se juega el capital político acumulado hasta entonces y donde Darín y Fonzi, junto a otros argentinos como Gerardo Romano (jefe de Gabinete) y Erica Rivas (secretaria privada) se unen a otras figuras del cine como los chilenos Paulina García y Alfredo Castro, el mexicano Daniel Giménez Cacho, la española Elena Anaya y el norteamericano Christian Slater, para una narración de suspenso permanente.

“Mi personaje viene a enrarecer todo el clima de la película, ella es como una médium de la que no se sabe si está loca o si efectivamente sabe cosas que nadie sabe; es la que abre las puertas a todo lo que no se ve, a lo que está oculto, y en un punto sea cierto o no lo que ella revela es como que viene a expresar otra posibilidad en este mundo de pactos que es la política, ella es la emocionalidad, los sentimientos, la carne viva, él es la mente y la razón, siento que los dos personajes se desdoblan”, cuenta Fonzi.

De esta manera intentó delinear algunos aspectos del rico personaje que interpreta en “La cordillera”, el segundo filme en que es dirigida por Mitre, después de “La patota”, y el cuarto que hace con Darín, además de “El aura”, “Truman” y “Nieve negra”.

P- ¿Cómo fue la construcción de un personaje tan sinuoso?

R- Trabajamos en equipo, las escenas estuvieron abiertas en toda la previa, se hizo mucho trabajo de mesa y entonces con Santiago, Ricardo y Erica se hablaba mucho texto a texto, después fue concentrarme en la vulnerabilidad y esa cosa frágil pero a la vez impune que tiene el personaje, donde dice lo que nadie dice y nombra lo que nadie nombra.

Si lo pensás, ella es alguien que es víctima de un poder, que hereda un poder que no le corresponde ni quiere, pero tiene los vicios de eso también.

P- Es un personaje que viene a cambiar el registro del relato.

R- Sí, la cámara y la mirada del director construyen algo que no es lo mismo que la vida normal, estás ahí para la cámara y la libertad que te da la cámara es otra libertad; en ese sentido fui armando el personaje en función de las escenas, como en la situación de la hipnosis, donde había que encontrar un modo para la cámara, y fue encontrar un estado de entrega a un limbo extraño.

P- El personaje juega algo también en relación con los llamados “hijos del poder”.

P- Que pueden ser hijos de políticos o de gente de la farándula, ser hijo de estos poderosos es complicado: ¿cómo superás a tu padre? , ¿vas a ser hijo toda la vida, todo el tiempo? ¿cómo manejás un referente tan cercano que es ese poderoso que es tu padre?, que a la vez te da parte de ese poder, te da beneficios, te da impunidad y te quita; además, es obvio que el poder se consigue con mucho trabajo y ese trabajo deja solos a los hijos, con lo cual en los hijos del poder siempre hay también un desamparo.

P- También es una película sobre el poder.

R- Habla de un hombre de poder, de los estereotipos convencionales del poder de la política, aunque nada de lo que ves te sorprende, no hay un descubrimiento sino que es más bien un retrato de la época y de la política si querés hasta naif, uno ve la película y no se sorprende de nada de lo que pasa, porque no concebimos a la política sin corrupción. De hecho, siento que el mundo de la realidad supera siempre a la ficción.

Ficha técnica