Dos condenados a prisión por un crimen vinculado al narcomenudeo en Neuquén

Las penas fueron de 11 años y 11 años y 6 meses de prisión. Las defensas impugnarán.

Franco Piccioli fue condenado ayer a 11 años y 6 meses de prisión, y Walter Vivas a 11 años, como coautores del homicidio de Antonio Quirulef, un hecho ocurrido en el barrio San Lorenzo el 1 de agosto del año pasado.

Así lo determinó el Tribunal de Juicio en la audiencia de cesura en la que declararon siete testigos, todos convocados por las defensas para tratar de mejorar la imagen de los imputados.

La estrategia dio resultado, ya que las penas que les aplicaron se ubican apenas por encima del mínimo previsto por la ley. Piccioli (27, empleado provincial) y Vivas (35, desocupado) fueron condenados por homicidio simple agravado por el uso de armas, que tiene un piso de 10 años y 8 meses de prisión. Ninguno registraba antecedentes.


Custodios


Según se probó en el juicio de responsabilidad, ambos eran una especie de custodios de una familia del barrio San Lorenzo que según la policía y algunos vecinos se dedica a la venta minorista de droga y a la compra de elementos robados.

La madrugada del homicidio, Quirulef se acercó a comprar, tuvo una discusión con ellos y cuando se alejaba le dispararon al menos cuatro veces. La víctima recibió el balazo en la cabeza desde atrás y murió a las pocas horas.


Las penas


La fiscal María Eugenia Titanti pidió 12 años para Vivas y 13 para Piccioli. El abogado Gustavo Palmieri, defensor de este último, comenzó su alegato con un encuadre teórico: «La pena no es castigo, no es retribución por el delito. La pena no tiene ninguna justificación, como marca la teoría agnóstica de la pena de Zaffaroni. La pena es un acto de autoridad».

Y lo cerró con una frase de Eduardo Galeano: «La justicia es como la serpiente, solo muerde a los descalzos. Piccioli viene de un sector social que lo tenemos como usuario permanente del sistema. Es uno de los descalzos». Pidió el mínimo de 10 años y 8 meses.

Verónica Zingoni, defensora pública de Vivas, destacó la falta de antecedentes del imputado: «Ha llegado sin causas penales a los 35 años», valoró.

Dijo que estaba en el lugar y en el momento equivocados. Vivía en esa casa transitoriamente porque se había quedado sin trabajo y en situación de calle. También pidió el mínimo de la pena.

Al respecto Fernando Diez, el otro defensor de Vivas, calificó de «cruel» los dichos de la fiscalía respecto de que «no trabajaba teniendo capacidad física» para hacerlo: «no respeta la realidad social de esta época», afirmó.


Fallo unánime


El Tribunal estuvo integrado por Federico Sommer, Ana Malvido (de manera presencial) y Patricia Lupica Cristo (vía remota). Su fallo fue unánime.

Tuvieron en cuenta como agravante, en el caso de Piccioli, que tenía trabajo en la provincia (realizaba tareas de limpieza en el Ruca Che) y que su presencia en la vivienda del hecho «no era por una condición de vulnerabilidad». También la cantidad de disparos efectuados contra la víctima.

En cuanto a Vivas, su pena fue menor porque el Tribunal consideró como atenuante que «es padre de familia y ejerce ese rol en la medida de sus posibilidades». El hijo tiene 3 años.

Piccioli y Vivas llevan más de un año con prisión preventiva, y se les extendió excepcionalmente la detención por aplicación de la ley Gerez.


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