Dos pedidos de perpetua por el crimen de Espeche

Fiscal y querellantes coincidieron en que hubo “alevosía y ensañamiento”.

ROCA.- Con dos pedidos de prisión perpetua y un planteo de absolución por falta de pruebas terminó ayer el juicio oral y público por el asesinato del jubilado Edmundo Espeche, de 87 años. Sin un solo gesto se mantuvo durante la audiencia la única acusada, Noemí Élida Peralta, de 62, quien también dejó pasar la oportunidad de pronunciar sus últimas palabras en el cierre del debate. Los jueces María Evelina García Balduini, Oscar Gatti y Gastón Martín dictarán su sentencia el 10 de diciembre. Deberán contraponer los planteos de la fiscalía y la querella, que reclamaron la máxima pena por el “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía”, y el pedido del defensor, quien alegó por la absolución y subsidiariamente, por una condena menor por el delito de “homicidio simple”. Los abogados Marcial Peralta y Ricardo Thompson exhibieron durante el alegato desgarradoras fotografías captadas por Criminalística en la escena del asesinato: la habitación del jubilado en el segundo piso del edificio de Villegas 465 de Roca. Así analizaron las 49 heridas punzocortantes que tenía el hombre y la forma en la que goteó y se esparció su sangre para concluir que Espeche, quien sufría un avanzado cuadro de Parkinson, fue primero atacado con gas pimienta y que comenzó a ser apuñalado cuando aún estaba de pie. Luego cayó boca abajo y recibió “más puntazos con el único fin de causarle un extraordinario dolor”. “Cuando ella decidió que se terminaba la historia, lo tomó del cabello y le asestó la herida mortal”, describió Thompson. Las imágenes de Espeche conmocionaron a los familiares que estaban en la sala, mientras que la hija de la víctima sostenía la mirada sobre la acusada. Peralta, mientras tanto, observaba de a ratos la pantalla y volvía a cruzar sus manos sobre el escritorio. Para los querellantes, la mujer, quien regularmente le prestaba a Espeche servicios sexuales, mató al anciano porque vio “que se le terminaba su proyecto de salvarse económicamente con un viejito que la mantenga” cuando supo que el hombre iba a contar con un cuidador permanente en su casa. Su principal evidencia, al margen de los testimonios de quienes juraron haber escuchado una confesión de Peralta, son las huellas de zapatilla que quedaron en la sangre del piso, que coinciden con las secuestradas en la casa de la mujer. El fiscal de Cámara Andrés José Nelli enfatizó en el relato de las dos personas que escucharon la confesión y descartó que haya sido “un arrebato emocional” porque “utilizó dos armas -gas pimienta y cuchillo- en momentos distintos, luego trató de limpiar todo y fríamente se fue a su casa”. “Confesó cuando se vio en una encerrona y trató de ponerse en una mejor situación procesal diciendo que Espeche se había querido propasar con ella”, recalcó Nelli. El defensor Jorge Crespo, en tanto, formuló un alegato minucioso y técnico para concluir que el caso tuvo “deficiencias probatorias desde la instrucción” y que resultaría violatorio de las garantías del debido proceso condenar a Peralta por los dos testigos que mencionan su confesión. “Son testigos de oídas de una supuesta confesión extrajudicial, inválida por manda constitucional, y aún si se los convalidara como indicios no hay otras pruebas que los corroboren”, concluyó.

Río Negro


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