La inflación autoconstruida y el sesgo de autoservicio

El Presidente Alberto Fernández indicó que la inflación "esta en la mente de las personas", al tiempo que señaló a la gestión anterior, la pandemia y la guerra como los principales responsables. El argumento está despojado de referencias directas a las responsabilidades propias en relación a la dinámica de precios. 

«Nosotros heredamos a Macri, tuvimos una pandemia, y vino una guerra que desató un proceso inflacionario en todo el mundo, y que impactó en dos cosas que para la Argentina son centrales: alimentos y energía», manifestó ayer el Presidente Alberto Fernández en una entrevista mano a mano con un medio brasileño.

Las tres principales razones a las que acude el mandatario argentino para explicar la inflación, son ajenas y exógenas. Ninguna le pertenece ni le es propia. Ninguna de ellas estaba en sus manos.
Luego de tres años en el poder, el Presidente no reconoce en primera persona que su gestión haya sido responsable de generar el mayor registro inflacionario anual en tres décadas.

Instantes después, el Presidente ahondó el concepto, y hundió todavía más los pies en el barro. «La inflación es mala y necesitamos erradicar la lógica inflacionaria de la mente de los argentinos», expresó. La definición parecía a priori indicar la intención de abordar el problema desde la gestión.

Fue hasta que amplió: «gran parte de la inflación argentina, es una inflación que los economistas llaman ‘autoconstruida’, que es la inflación que está en la cabeza de la gente«. Agregó que «la gente lee en un diario que va a subir el combustible, y entonces empieza a aumentar por las dudas».

En pocas palabras, además identificar a la herencia del gobierno de Mauricio Macri, a la pandemia, y a la guerra como principales responsables de la inflación, el Presidente también endilga la dinámica de precios a la gente de a pie y a los medios de comunicación. En ninguna de las causas se sugiere responsabilidad propia alguna.

No obstante, vale la pena recalar en la frase más polémica utilizada en el día de ayer por el Presidente. El eufemismo de «inflación autoconstruída» guarda estrecha relación con la forma en que los agentes económicos forman sus expectativas. Efectivamente, quien año a año observa que sus tenencias en pesos se deprecian a un ritmo del 50%, 60% y 95% respectivamente, al cuarto año y si tiene los resortes necesarios para hacerlo, se anticipa a la jugada y «forma sus precios» en base a esa dinámica.

Los argumentos utilizados no alcanzan por sí solos para explicar la impotencia de la gestión Fernández para intentar resolver el problema. Tácitamente, quizá se tratan de una sutil confesión acerca de tal incapacidad.

En este sentido, lo único que hace el Presidente es describir algo que desde hace décadas se conoce en Argentina como «espiral de precios». Cuando los procesos inflacionarios se sostienen en el tiempo, la inercia de precios se convierte en uno de los motores que aceleran la remarcación más allá de las causas que inicialmente dieron origen y sostienen el proceso inflacionario.

El problema de Alberto Fernández: una dificultad para el análisis

El problema que exhibe el Presidente no es una dificultad para el análisis. Todas las razones que esgrime como causa de la inflación son fácticas, pueden tener un mayor o menor grado de asidero en los hechos. Lo que llama la atención es la ausencia de referencias directas a la responsabilidad propia. Los argumentos utilizados no alcanzan por sí solos para explicar la impotencia de la gestión Fernández para intentar resolver el problema. Tácitamente, quizá se tratan de una sutil confesión acerca de tal incapacidad.

En los términos de la «Teoría de la Atribución» del psicólogo social austríaco Fritz Heider, al momento de evaluar el proceso inflacionario que atraviesa el país, Alberto Fernández incurre en el ‘sesgo de autoservicio‘ o ‘sesgo por interés personal’. El mismo consiste en atribuirse el crédito personal en los éxitos pero desconocer responsabilidad alguna en los fracasos, al momento de evaluar situaciones, relaciones, o procesos.

Espiral. Los precios al consumidor crecen a una velocidad del 5% mensual.

El mandatario siquiera hizo referencia al programa Precios Justos que lleva adelante el ministro de economía Sergio Massa, a los controles de precio que supiera establecer el ex funcionario Roberto Felletti, a la segmentación de tarifas impulsada por el ex ministro Martín Guzmán, o a las restricciones a la exportación de carne, por citar algunas de las fallidas iniciativas que se implementaron durante su gestión a fin de intentar moderar la dinámica inflacionaria. Mucho menos refiere a la emisión monetaria, la cuál está fuera de cualquier libreto oficialista a la hora de explicar la inflación o sus causas.

En pocas palabras, existen argumentos que pueden ser ciertos, o al menos ser parte del entramado de un problema multicausal, estructural y complejo. Pero tal verosimilitud no convierte a dichos argumentos en «políticamente correctos», frente al ciudadano de a pie que ve como sus ingresos en pesos se derrumban a diario, mientras quien tiene en sus manos la gestión económica explica que ese derrumbe se origina «en la mente del asalariado».

Dato

94,8%
Fue la inflación acumulada durante el año 2022. Es el registro más alto desde 1991.

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