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Qué hay detrás de la generación de empleo en Argentina

Los datos oficiales dan cuenta de que hay más puestos de trabajo en nuestro país, pero una observación más en detalle nos permite sacar conclusiones sobre la situación de las mujeres, de los jóvenes y de los informales. Y un dato llamativo: la comparación de la remuneración por hora de un empleado público con uno privado registrado.

Cuando se aborda el mercado laboral en Argentina, tanto el tratamiento mediático como la atención pública suelen centrarse en la tasa de desempleo. Si bien en la construcción de dicho indicador es clave cuántas personas están buscando empleo, la variable subyacente más relevante es cuántas personas consiguen o pierden su trabajo.

En este caso, ponemos el foco en la composición del empleo en Argentina y en la remuneración que perciben los trabajadores, pero desde la perspectiva del empleador. Dicho de otro modo, se desagrega aquí el insumo de mano de obra y se aborda el costo salarial.

En primer lugar, tratamos la todavía existente brecha entre mujeres y varones en el ámbito laboral, por categoría ocupacional y sector de actividad económica. En segundo lugar, abordamos la situación de las personas jóvenes en el mercado de trabajo. Por último, evaluamos las remuneraciones del sector público y del sector informal de la economía comparándolas con las del sector privado formal.

Los datos corresponden al informe »remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad» correspondiente al año 2022, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

El análisis es transversal y no longitudinal: se toma en cuenta el estado de las variables en un momento dado (año 2022) y no consideramos su evolución a lo largo del tiempo.


Brecha de género


Un primer síntoma de que la brecha de género en Argentina es todavía una realidad es que en el año 2022 las mujeres ocupaban el 43,4% de los puestos de trabajo pero solo generaron el 37,6% de las remuneraciones.

El diferencial de remuneraciones se verifica en todas las categorías ocupacionales. En la de asalariados registrados (formales o»en blanco»), las mujeres percibían remuneraciones un 26,4% menores que las de los varones. En tanto, entre los asalariados no registrados (informales o »en negro»), esa brecha aumenta al 44,7%.

Sin embargo, »la brecha de género de las remuneraciones por puesto de trabajo es mayor que la brecha por hora trabajada tanto en asalariados registrados como en asalariados no registrados», señala el INDEC. Ello se debe a que, en promedio, los varones trabajaron un 26,1% más de horas por puesto que las mujeres. Así, las asalariadas registradas percibían por hora trabajada remuneraciones un 9,1% menores que las de los varones, mientras que las de las no registradas estaban un 15,3% abajo.

El diferencial de remuneraciones entre varones y mujeres se verifica en todas las categorías ocupacionales.

Si se analiza por sector de actividad económica, destaca la amplitud de la brecha de género en intermediación financiera: es la mayor en la categoría de asalariados registrados. En tanto, entre los asalariados »en negro» la brecha en ese rubro solo es superada por la observada en explotación de minas y canteras, y en transporte, almacenamiento y comunicaciones.

Consignamos dos datos que dan cuenta de un avance en términos de igualdad de género. En primer lugar, el porcentaje de personas que trabajan »en blanco» es mayor entre las mujeres que entre los varones. En segundo lugar, la brecha de género en el sector público es relativamente reducida, donde además las mujeres ocupan 6 de cada 10 puestos de trabajo (proporción que se invierte en el sector privado).


Jóvenes y mercado laboral


Si se cruzan los datos anteriores con los rangos de edad, se obtienen conclusiones interesantes.

Tanto en el caso de los varones como en el de las mujeres, más de la mitad de los asalariados formales tiene entre 30 y 49 años y el porcentaje de los que tienen 50 años o más supera al de los menores de 30 años. Es decir, la participación de las personas de mayor edad es, en promedio, mayor que la de las personas más jóvenes.

La remuneración mensual promedio de un varón asalariado »en blanco» menor de 30 años es de casi la mitad que uno de 50 años o más. Entre las mujeres trabajadores formales, la diferencia de remuneraciones entre tales rangos etarios es de 38,1%. Similares guarismos se observan si se considera la remuneración promedio por hora, tanto en el sector público como en el sector privado. Si bien hay conceptos remunerativos que tienen que ver con la antigüedad laboral y la experiencia, no explican por sí solos diferencias tan grandes.

La remuneración mensual promedio de un varón asalariado »en blanco» menor de 30 años es de casi la mitad que uno de 50 años o más.

La desagregación por edad del trabajo informal también da cuenta de una desfavorable posición para los jóvenes. En el caso de los varones, la mayoría de los asalariados no registrados son personas que no llegan a cumplir los 30 años, mientras que una de cada tres mujeres asalariadas »en negro» pertenece a ese rango etario.


Los públicos y los informales


Cabe hacer unas últimas 2 consideraciones para ilustrar la situación laboral de Argentina.

Primero, la remuneración promedio por hora de los trabajadores asalariados registrados del sector privado es un 21,8% menor que la de los trabajadores del sector público. La menor carga horaria de los empleados públicos parece ser relevante en este guarismo, pues las remuneraciones promedio mensuales se asemejan bastante. La diferencia se amplía al 31,2% si solo se consideran mujeres en la comparación.

Segundo, la remuneración promedio a un asalariado registrado en el sector privado es casi cuatro veces mayor que la de un trabajador informal. Es decir, en promedio en Argentina, el costo laboral erogado por hora trabajada es el cuádruple cuando se trata de trabajadores en blanco.

La remuneración promedio por hora de los trabajadores asalariados registrados del sector privado es un 21,8% menor que la de los trabajadores del sector público.

Debe quedar claro que registrar al personal es una obligación del empleador y que lo dicho no significa que a un empleador particular hacerlo le cuadruplique su costo laboral respecto de no hacerlo. La relación 4 a 1 presentada es un promedio nacional, y por tanto corresponde profundizar para poder explicarlo.

El primer factor que surge al indagar es el peso que tienen las contribuciones a la seguridad social que se abonan por cada trabajador »dado de alta». Además, hay otros conceptos (como vacaciones y aguinaldo) que no siempre se abonan a los trabajadores informales.

La remuneración promedio en Argentina a un asalariado registrado en el sector privado es casi cuatro veces mayor que la de un trabajador informal.

Otro factor clave es que las mayores tasas de informalidad suelen darse en actividades de bajos salarios, lo cual afecta el promedio.

Y un último determinante es que, incluso cuando desempeñan iguales funciones, los salarios »de bolsillo» de los trabajadores »en blanco» en ocasiones son mayores que los de los no registrados. Este diferencial, en virtud de los últimos datos, se viene ampliando mes a mes debido a las elevadas tasas de inflación y al hecho de que los salarios »en negro» no son defendidos por sindicatos en negociaciones paritarias.


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