La crisis climática es central

El país entra en la recta final de una campaña electoral que estuvo centrada en las preocupaciones inmediatas que agobian a millones de argentinos: una inflación que pulveriza los ingresos familiares, aumentando la pobreza y la incertidumbre sobre el futuro. En la preocupación por sortear el día a día, la crisis climática ha ocupado un lugar marginal en los debates y propuestas de campaña, algo que es un error porque se trata de un problema con incidencia directa en la economía y en el agravamiento de la vulnerabilidad social de buena parte de la población.

Octubre fue el mes más caluroso de la historia, o al menos de los últimos 100.000 años, y las temperaturas alcanzadas este año probablemente serán también un récord absoluto, según informó el miércoles el observatorio europeo Copernicus. Esto se traducirá en eventos climáticos extremos: sequías inéditas y prolongadas en algunos lados, incendios devastadores, huracanes e inundaciones en otros, agravando problemas como las hambrunas y los desplazamientos forzados de población. Estos problemas serán llevados a la próxima reunión de la COP 28 de la ONU en Dubai, a fines de mes, que buscará un difícil acuerdo entre países industrializados y en desarrollo.

Un estudio del World Wather Attribution señaló que debido al fenómeno de El Niño, es 100 veces más probable que Argentina sufra olas de calor extremo en este verano, donde ya hubo temperaturas superiores a 40°C en el norte.

Lejos de ser un problema teórico, el calentamiento global tuvo una incidencia directa en la crisis argentina. Estuvo detrás de la feroz sequía que derrumbó las exportaciones agrícolas en unos US$ 20.000 millones este año, con la caída en los ingresos del Estado, la volatilidad del tipo de cambio y la aceleración inflacionaria. En un marco de fragilidad fiscal y monetaria, lluvias torrenciales u olas de calor extremo podrían afectar severamente el rendimiento de cosechas o la capacidad de trabajo de la población. En las economías regionales, producciones como la del vino o la fruticultura se vieron y se verán afectadas, mermando tanto los ingresos de gobiernos provinciales como el de las poblaciones locales. De no implementar medidas de adaptación, el país podría ver reducido hasta un 4% de su PBI para 2050, según cálculos del Banco Mundial.

El impacto no es sólo económico. La persistencia de estos problemas agrava la falta de acceso al agua y la inseguridad alimentaria que ya sufren 4,2 millones de argentinos. Las olas de calor tienen efectos devastadores en la salud de la población más vulnerable, como mujeres y niños de zonas rurales y adultos mayores, al tiempo que alimenta epidemias y agrava enfermedades no transmisibles.

Ante esta realidad, han sido pocas las propuestas concretas en esta campaña. Por un lado, el libertario Javier Milei no sólo ha negado y relativizado los estudios sobre cambio climático, señalando que son “comportamientos cíclicos propios del planeta” sin relación con la actividad humana y considera las advertencias como “inventos que buscan recaudar fondos para vagos socialistas que escriben papers de cuarta” al tiempo que relativizó factores como la deforestación o la contaminación de ríos. Por su parte, su rival Sergio Massa, si bien ha fustigado el negacionismo, tampoco ha ido más allá de llamar a “defender la biodiversidad y los ecosistemas” y proteger los parques nacionales. Pese a las declamaciones y proyectos, es lento el avance en áreas como la adaptación de cultivos, freno a la deforestación, transición energética para reducir la dependencia de combustibles fósiles y persiste una mirada extractivista y de corto plazo sobre recursos como el litio.

Los expertos consideran que Argentina puede jugar un rol clave en la transición energética dado su potencial eólico y solar, además de los recursos gasíferos de Vaca Muerta. Abordar el tema desde una mirada ecológica más integral, sin negacionismo y con una perspectiva de concertación con otros países de Latinoamérica en la negociación global debería ser un norte para cualquier futuro gobierno.


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