EE. UU. y Europa confrontan por el clima

Nadie quiere hacer punta con disminuir los gases de efecto invernadero.

LA HAYA (Reuters).- Un gran distanciamiento entre Estados Unidos y la Unión Europea marcó el martes la apertura de la conferencia internacional sobre cambio climático, donde ninguna de las partes parecía dispuesta asumir un compromiso.

«No he visto a ninguno variar de posición ni por un centímetro», dijo a periodistas Raúl Estrada, representante especial de Argentina en la reunión instalada en La Haya.

El delegado dijo que se espera que la conferencia climática de dos semanas concluya con la definición de bases para cortar las emisiones de los llamados gases de efecto invernadero, según se acordó provisoriamente en una reunión de Naciones Unidas de hace tres años en la ciudad japonesa de Kioto.

Pero mientras los científicos advierten sobre cambios significativos del clima de la Tierra en los años venideros, incluyendo subidas del nivel de los mares que amenazarían con sumergir las costas e inclusive islas enteras, los políticos discuten sobre quién debería pagar la suspensión de las emisiones de gases que, se cree, son la causa del calentamiento global.

La Unión Europea, de 15 miembros, quiere que los países ricos asuman el compromiso de frenar los gases de invernadero mediante firmes políticas internas.

Estados Unidos, que no ha ratificado el acuerdo de Kyoto, se ha unido a Australia, Canadá, Japón y Nueva Zelanda, en la idea de comprar «créditos» de polución de los países pobres que puedan fácilmente superar sus objetivos de cortar emisiones, a cambio de no tener que asumir el costo del recorte en sus economías.

Un fracaso en la conferencia de La Haya anularía toda esperanza de aplicar el acuerdo de Kyoto, que apuntaba a disminuir las emisiones de «gases de invernadero» en más de cinco por ciento de los niveles de 1990, en el período 2008-2012. Además de la división entre los países ricos, el difícil desafío de conseguir la adhesión de 180 países obligaba a extrañas alianzas políticas a medida que las conversaciones se ponían en marcha.

Una de las coaliciones más amplias es la «G-77 más China», un grupo de más de 150 países que incluye a algunos de economías grandes, como Argentina, Brasil y productores de petróleo.

Este grupo quiere medidas firmes para forzar a los países industrializados a reducir drásticamente las emisiones de «gases de invernadero».

«El Grupo de los 77 (países no alineados) ha tratado de negociar en conjunto porque siente que está en desventaja», dijo Jennifer Morgan, del grupo ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas inglesas). Pero el grupo, subdividido en facciones que representan islas pequeñas, América Latina y Africa, no tiene una estrategia común ante el cambio climático.

Arabia Saudita, el mayor productor mundial de petróleo, tiene poco en común con las islas amenazadas por el aumento del nivel de las aguas o las tormentas devastadoras, por ejemplo, pero pretende sumar fuerzas para defender su fuerte interés financiero.

Arabia Saudita quiere una compensación ante las pérdidas que sufriría si se reduce el consumo de petróleo, colocándose en el mismo bote de los países en desarrollo que necesitan ayuda del mundo desarrollado para instalar industrias ambientalmente limpias.


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