«El ascenso de Skywalker»: un final (demasiado) amargo para una gran saga

Pocas cosas han causado tanto alboroto en la galaxia de “Star Wars’’ como “Los últimos Jedi’’ de Rian Johnson, una película errática pero electrizante que independientemente de los sentimientos que provocó, fue digna de comentar. No se puede decir lo mismo de “El ascenso de Skywalker’’ de J.J. Abrams, un final que en su avidez por complacer a los fans refrita tantos elementos de las películas anteriores y de manera tan dispersa y apresurada, que da la impresión de que alguien que buscaba el botón de hiperespacio apretó por error el del ciclo de centrifugado.
“El ascenso de Skywalker’’ presenta una lista interminable de argumentos apiñados como un campo de asteroides, y es una conclusión animosa, frenética y poco memorable a la saga de Skywalker que comenzó George Lucas hace 42 años.
En realidad, también era mucho pedir. Abrams, quien ya había resucitado hábilmente la ópera espacial de Lucas con la mucho menos abarrotada “El despertar de la fuerza’’, fue traído de vuelta (como todos en “Star Wars’’, vivos o muertos) no sólo con la tarea de terminar una trilogía, sino de reparar las divisiones ocasionadas por “Los últimos Jedi’’ y estabilizar la puerta giratoria de directores de la franquicia.


Abrams reemplazó al despedido Colin Trevorrow, quien mantuvo un crédito como coescritor de la historia.
Más aún, “Los últimos Jedi’’ debía resolver una crisis existencial subyacente en “Star Wars’’, una franquicia en busca de una razón más allá de la nostalgia (y de los millones de dólares que genera) para continuar. El filme, de seguro, trata lo más posible de inventarse algo. Es una cinta atareada y laboriosa. Pero si algo han demostrado los muchos intentos por recuperar la magia de la trilogía original, es que la aleación cósmica de Flash Gordon y Akira Kurosawa realizada por Lucas no es tan fácil de reproducir.
Como tercer acto de la trilogía, “El ascenso de Skywalker’’ toma la estructura general de “El regreso del Jedi’’, resucitando incluso a su villano: el emperador Palpatine (con el espeluznante Ian McDiarmid ahora como un cúmulo vago de efectos computarizados). La última vez que fue visto explotó en un conducto de aire de la Estrella de la Muerte, arrojado a su aparente deceso por Darth Vader. Pero al ingresar “Star Wars’’ en su quinta década, las exigencias de un fenómeno de la cultura popular generador de ganancias empresarias ha llevado a algunas resurrecciones desconcertantes.


Esta tercera trilogía de “Star Wars’’ comenzó con un plan: la primera película le pertenecería a Han Solo (Harrison Ford), la segunda a Luke Skywalker (Mark Hamill) y la tercera a la princesa Leia (Carrie Fisher). Pero el destino se interpuso. Fisher, quien junto con Ford hizo más por avivar la trilogía original que cualquier efecto especial, murió de un ataque cardíaco en 2016. Y ella, también, ha sido traída de regreso para “El ascenso de Skywalker’’ en forma de pedazos de viejas filmaciones. Para una actriz con tanto brío, el resultado –un puñado de diálogos y miradas breves– es una vacuidad interpretativa.
Palpatine, quien reside en una oscura madriguera de los Sith, esencialmente pone la mesa. Cita a Kylo Ren (Adam Driver) con la orden de “matar a la chica’’ (Rey, interpretada por Daisy Ridley) y de ese modo heredar el trono. Con el solo gesto de su mano, exhuma toda una flota de Destructores Estelares que emergen de las profundidades como un nuevo ejército de muerte para la Primera Orden.


Pero esto es sólo una parte del frenético comienzo. Abrams, quien escribió el guión con Chris Terrio, recluta apresuradamente a los muchos personajes de la Resistencia, entre ellos Leia, Finn (John Boyega), Poe (Oscar Isaac), Rose (Kelly Marie Tran), Chewbacca (Joonas Suotamo) y C-3PO (Anthony Daniels). Desde el principio hay un apuro por contar a toda velocidad la compleja trama que envía un atestado Halcón Milenario en busca de la base oculta de los Sith, una tarea con una serie de MacGuffins que incluyen –como una reliquia de una aventura más terrenal– una daga secreta.
A “Star Wars’’ nunca le ha faltado velocidad, pero el ritmo aquí es esquizofrénico. La película no puede quedarse quieta. Todo el mundo grita y las escenas de humor son en su mayoría deficientes.
Parte del apuro, parece, es desmantelar parte del trabajo de base de Johnson y reenfocar el núcleo de la historia en el destino de Rey y su complicada relación con Ren.
Entrar mucho en la narrativa de “El ascenso de Skywalker’’ no es necesario y, además, no estoy seguro siquiera de poder explicarlo todo. Eso, de por sí, es uno de los aspectos más decepcionantes de la película: trata demasiado.
Para una película fundamentada en satisfacer a los fans, “El ascenso de Skywalker’’ es una conclusión inequívocamente insatisfactoria para lo que ha sido una serie de películas imperfectas pero en su mayoría buenas. Pero la esperanza fluye eternamente entre los fans de “Star Wars’’.
Algunos probablemente salgan de esta última entrega parafraseando a Leia: “Ayúdanos, bebé Yoda. Tú eres nuestra única esperanza’’.

Ficha técnica

Año: 2019
País: Estados Unidos
Dirección: J.J. Abrams
Guión: J.J. Abrams, Chris Terrio (Personajes: George Lucas. Historia: Chris Terrio, J.J. Abrams, Colin Trevorrow, Derek Connolly).
Música: John Williams
Fotografía: Daniel Mindel
Reparto: Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Kelly Marie Tran, Joonas Suotamo, Ian McDiarmid, Carrie Fisher, Keri Russell, Billie Lourd, Lupita Nyong’o, Naomi Ackie, Richard E. Grant, Mark Hamill, Harrison Ford, Billy Dee Williams, Anthony Daniels, Dominic Monaghan, Freddie Prinze Jr., Greg Grunberg, Jimmy Vee, Denis Lawson, Richard Bremmer, Amir El-Masry, Dave Chapman.


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