El asesinato de Ariel Guzmán quedó impune; hubo protestas y llantos

Uno de los detenidos fue liberado ayer mismo y el otro saldrá muy pronto. Les impusieron penas leves por delitos menores y los absolvieron del homicidio.

NEUQUEN- El asesinato de Ariel Guzmán quedó impune. Y sus familiares expresaron su dolor y disgusto con llantos desgarradores, insultos y nuevas denuncias. Ayer, por disposición de un fallo judicial que disparó la polémica, uno de los dos imputados quedó libre y el otro lo estará muy pronto. Ambos fueron acusados de delitos menores.

El principal beneficiado por la sentencia fue Miguel Moltini (20), quien estaba acusado de clavarle un puñal en el pecho a Guzmán la madrugada del 22 de noviembre, en el balneario Río Grande. El fiscal Ignacio Cano había pedido que lo condenaran a 15 años de prisión, pero la Cámara Segunda lo encontró culpable sólo de las lesiones que provocó a un cuñado de la víctima fatal. Y le impuso cuatro años de cárcel, lo cual lo deja a las puertas de la libertad.

Ni Moltini ni sus familiares asistieron a la audiencia de ayer. «Les aconsejé que no vinieran para evitar posibles incidentes», dijo a «Río Negro» su abogado defensor, Juan Manuel Vivas Carreras. Se mostró satisfecho con el fallo, y reconoció que no esperaba que fuera tan beneficioso (ver aparte).

Al otro acusado, Oscar Sánchez Sepúlveda (19), se lo señalaba como partícipe necesario en el crimen porque había golpeado a las víctimas con una madera. El fiscal había pedido para él 12 años, pero solamente le dieron 5 meses por «abuso de armas» (considerando a la madera como un arma impropia). Este joven llegó a la audiencia esposado y se fue libre, casi sin poder creerlo.

Los que tampoco lo podían creer eran los familiares de Guzmán que colmaron la sala donde se leyó la sentencia. «Mataron a mi hermano, dejó una criatura, pero es como si hubieran matado a un perro», dijo a los gritos, y con una crisis de llanto, una familiar de la víctima. «Cuatro años para qué, para que salga y siga matando gente», protestó.

Héctor Raúl Guzmán, padre de Ariel, volvió a la carga con acusaciones que había formulado durante el juicio: «esto está todo arreglado», e insistió con los nombres que a su criterio deben ser investigados. Todos son hijos de personalidades políticas de la provincia (ver aparte).

El día del crimen, a las 6 de la mañana, Guzmán (24 años) y su cuñado Vallejos (20) participaban de una fiesta de cumpleaños en el balneario Río Grande. Fueron a comprar más cerveza y se toparon con una patota integrada por Moltini y Sánchez Sepúlveda, entre muchos otros.

Hubo un cruce de palabras por un motivo absurdo y Guzmán fue golpeado. Vallejos salió a defenderlo y la pelea se generalizó.

Como resultado de la misma, Guzmán murió porque la hoja de una sevillana le partió el corazón mientras que Vallejos sufrió heridas graves (un puñal le ingresó por la espalda y le atravesó la pleura).

Después de cuatro días de audiencias con testigos no siempre claros (dos de ellos, Honorindo Andrades Rubilar y Néstor Catalán, serán investigados por falso testimonio) se llegó a la sentencia de ayer.

¿Quién lo mató?

¿Quién mató entonces a Guzmán? El fallo no responde a esa pregunta.

El presidente de la Cámara, José Andrada -con la adhesión de sus pares Emilio Castro y Antonino Gagliano- dijo que podría pensarse que en la pelea participó más de una persona armada.

Durante el juicio varios testigos culparon a un menor, apodado «Chino», que al momento del hecho tenía 14 años y fue sobreseído por inimputable.

Después de la lectura, los Guzmán se retiraron de la sala llorando o gritando su disgusto. Se quedaron largo tiempo en la puerta de Tribunales esperando que saliera Sánchez Sepúlveda hasta que, sin fuerzas ya para tomar una venganza a la vista de todos, se marcharon con la cabeza baja.


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