“El Club de la Pelea”, Chuck Palahniuk

Para millones de personas fue antes la película que el libro. Lo reconoce el propio Chuck Palahniuk en el prólogo. Terminó su libro sin mayores expectativas para de pronto asistir como un testigo azorado al nacimiento de un boom editorial con escasos precedentes. Después del estreno del filme de David Fincher del mismo nombre y protagonizado por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter, el libro adquirió una estatura de leyenda. Ha sido reeditado en varias ocasiones pero finalmente llegó a la Argentina en su versión más económica. Una interesante oportunidad para acercarse a un clásico contemporáneo por poca plata. Palahniuk más que un estilista es un maestro del ritmo. “El Club de la Pelea”, a pesar de los monólogos y las elucubraciones de su autor, tiene matriz cinematográfica. La novela incita, a quien ha visto el filme, a profundizar aun más en la psicología de este puñado de personajes torturados que inician un increíble derrotero a través de la modernidad. “El Club de la Pelea” fue, es y será parte fundamental de numerosas interpretaciones. Su argumento, donde convergen el desquicio de los protagonistas con alusiones al ciber y geoterrorismo, es un material explosivo que resiste el ser interpretado tanto como una alegoría de una sociedad enferma como el relato de una aventura ubicada temporalmente en el futuro cercano. Aunque ese futuro nunca llegue en verdad. Más allá de la novela archiconocida, es interesante el prólogo de Palahniuk donde este cuenta la manera en que el libro comenzó a volverse inmensamente popular y cómo la realidad llegó a copiar a la ficción. Hasta antes de Chuck Palahniuk no existía el tal “Club de la Pelea” ni nada que se le parezca. Las peleas de exprofesionales o aficionados en los sótanos de los bares de mala muerte, con apuestas incluidas, están muy lejos de lo que plantea el libro. Y ésta es tan sólo una de las muchas cosas que Palahniuk dio por inauguradas con su obra. Por poner un ejemplo a mano, la última película de Gus Van Sant, “Sin descanso”, comienza como un impensado homenaje al libro de Palahniuk.

Ya clásico, pero ahora en versión de bolsillo.