El club de las tejedoras de Allen que hace mantas para donar

Son 15 vecinas que se juntan dos veces por semana a darle forma al abrigo que necesitan los que pasan frío. Tienen entre 27 y 58 años y comparten un rato de solidaridad.

Se juntan dos veces por semana y ponen su esfuerzo y ganas a disposición de los demás, para que los vecinos de menos recursos puedan protegerse del frío. Se trata de las tejedoras de Allen, unas 15 vecinas que con amor y pasión entrelazan lanas con sus agujas en un taller que dicta el municipio.
Ana Rodríguez es la profesora del curso que se realiza en el barrio Costa Oeste y contó que hace unas semanas comenzó una maratón de tejido.


“Cuando terminamos la temporada del curso siempre hacemos algo para donar al hospital. Cuando se inauguró el nuevo edificio confeccionamos varios escarpines para las madres que dieron a luz”, contó Ana.


Después, surgió la idea de las mantas y les encantó. Con la lana que les da el municipio y la que les donan los vecinos comenzaron a tejer un gran proyecto. Por ahora ya tienen tres mantas terminadas. Además, en la campaña participa el taller de costura y de marroquinería de la comuna.
Las mantas serán para las familias más necesitadas que están sufriendo el frío. “El año que viene queremos tejer gorros y bufandas para los chicos de las escuelas rurales”, expresó emocionada Rodríguez.

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mantas confeccionaron los talleres de tejido, costura y marroquinería.


El curso se da en la capilla de San Cayetano y las estudiantes tienen desde 27 a 58 años. Para Ana participar de esta campaña tiene un significado muy especial y la hace muy feliz. “En un momento de mi vida tuve necesidades y recuerdo que en el trueque de Allen intercambiaba unas prendas de lana por verduras para darle de comer a mis hijas”, contó.


La profesora tiene 52 años y fue la impulsora del taller , que ya lleva dos temporadas. Hace tiempo lo propuso al municipio porque quería que otras personas aprendieran el oficio que a ella la salvó.


“Una vez le hice un gorro a una vecina y vino otra a pedirme una prenda. Les propuse aprender a tejer y comencé las primeras clases. Luego hice la propuesta a la intendenta Sabina Costa y me dieron la posibilidad de hacer el taller”, relató.


La mujer no solo confecciona ropa, sino también muñecos, “las hago con lana, con hilo, con dos agujas, con cinco, a crochet”, enumeró, y recordó como comenzó esta pasión.


A los siete años creó sus primeras prendas con lana. “No tengo cursos hechos. Esto me salió solo. Mi mamá me enseñó lo básico. Mi papá me hizo mis primeros palillos con los rayos de las ruedas de bicicletas”, recordó.


Como no tenía plata para comprar lana, desarmaba viejas bufandas o pulóveres. “Después se me ocurrían puntos y empecé a confeccionar yo sola. Una vez que me casé, como necesitaba colaborar en casa, empecé a trabajar en una fábrica de medias”, contó. Su esposo se llama Raúl y es chofer de colectivo. “Tengo tres hijas que saben tejer, una de 16, otra 25 y la mayor tiene 30 y es maestra jardinera”, dijo orgullosa.
Graciela López es una de las alumnas y está muy entusi

asmada de participar de la campaña solidaria. Ella trabaja como administrativa y teje por la noche. Además, con su hija de 29 concurre al taller.


“Tejo desde niña. Mi hija cuando tenía 12 me pidió que le enseñara. Gracias a ella comencé a ir al taller que está en el barrio de Costa Oeste. Miro videos en Internet y me ayuda mucho”, contó.
Graciela no vende sus confecciones pero teje para su familia. La idea del maratón de mantas la tiene muy motivada. “Hacerlas lleva tiempo, pero nos gusta, queda algo muy lindo cuando termina el trabajo”, expresó.


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