El comerciante más inquieto vuelve al ruedo a la vera de la Ruta 22

Roberto fue transportista, parrillero y tuvo lavaderos de autos. Trabajó en varias provincias pero extrañaba a su familia; se enfermó y regresó a Roca. En plena pandemia se animó a un nuevo emprendimiento. Fabricó un carro de comidas con su hijo que lleva y trae con una brillante estanciera.

Roberto Rodríguez es un comerciante inquieto quetras recorrer otras provincias regresó a su hogar en Roca para estar con su familia y emprender en plena pandemia del coronavirus. Siempre apostó por ser independiente y cada vez que se complicó el negocio cambió de rubro. Se dedicó al transporte de carne, tuvo su propia parrilla y también lavaderos de autos.

Luego de estar más de 10 años afuera de la ciudad y enviando dinero a su esposa y hijos, vendió su fondo de comercio en Santa Rosa, La Pampa y volvió para emprender un puesto de comidas a la vera de Ruta 22.
El 14 de septiembre del 2020 en plena cuarentena inauguró “Albahaca” junto a su hijo que también se llama Roberto. Allí ofrece desde hamburguesas tamaño plato, papas fritas, lomitos, choripanes y panchos.
El roquense de 51 años contó que hace cinco años había puesto su lavadero de autos en Santa Rosa y anteriormente en Catriel.

Cuando estuvo en La Pampa su esposa y sus hijos lo acompañaron durante un año pero los chicos querían seguir estudiando y prefirieron regresar al Alto Valle. “Me iban a visitar cada 15 días”, recordó.
Sin embargo hubo un punto de quiebre y las visitas esporádicas de sus familia ya no alcanzaban para animarlo.
“En Santa Rosa me enfermé de una artrosis degenerativa no es algo grave pero hay que cuidarse y quise volver a estar con mi familia, me cansé de estar solo”, relató.

En diciembre vendió el lavadero de autos y viajó a Roca. Durante tres meses aprovechó para descansar luego de estar más de 30 años trabajando sin parar.
Pero había que volver a la lucha y aventurarse en otro negocio.
“El carro de comidas era algo que pensaba hace mucho tiempo porque no se paga alquiler y no tenés que cumplir un horario fijo, podés abrir cuando querés, es muy manejable. Con el municipio no hay ningún problema llenamos todas las formalidades que hay que llenar”, señaló.

En muy pocos minutos preparan las hamburguesas. Foto Juan Thomes.

Albahaca no es la primera experiencia gastronómica de Roberto. Antes de viajar por otras provincias también había incursionado en la parrilla en Roca. Allí su hijo aprendió como atender al público y a cocinar.
Cada vez que llega un automovilistas en pocos minutos le prepara una hamburguesa. “La piden mucho por una cuestión de costo ya que vale $500 y pueden comer dos personas tranquilamente”, explicó.

Sus clientes habituales son los camioneros que necesitan parar al mediodía o a la noche y los vecinos que viajan por la región y quieren algún choripán para aguantar de Roca a Regina.
“Hoy para todo el mundo a comer en un carrito a la vera de la ruta, desde un Mercedes Benz hasta un BMW. Antes no era así, lo miraban como menos comer en la ruta”, dijo.
Para él es muy práctico y rápido en especial si no se conoce a la ciudad. “En dos minutos ya estás comiendo y hay mesas y sillas para sentarse mesas”, detalló.

El carro lo construyó con su hijo y su yerno y lo traslada con una IKA Estanciera modelo 1959. “No somos soldadores pero compramos la soldadora y arrancamos, había que hacerlo porque comprar un carro ya hecho es muy caro”, comentó.

Roberto lleva arraigada la cultura del sacrificio. Reconoce que trabajar en la calle como comerciante no es para cualquiera pero que la persona decidida puede sobrevivir.
“Estoy agradecido de la vida y le damos para adelante, vengan los gobiernos que vengan uno tiene que trabajar, esa es la vida del laburante”, expresó.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios