El Congreso: “rosca”, “poroteo” y pañuelos celestes en el Senado

Hugo Grimaldi


El voto conformó un Parlamento no hegemónico que, en primera instancia, asegura que no habrá retorno a los tiempos del soñado “vamos por todo” kirchnerista.


De los juegos con barajas, especialmente del truco, viene la costumbre de contabilizar los tantos con porotos. De esa práctica, surgió en el argot parlamentario el término “poroteo”, tarea que por estas horas desvela al Congreso de la Nación: se cuentan las bancas de cada bloque y favores van, favores vienen, se “rosquea” para conseguir cargos a partir del 10 de diciembre. Un clásico.

Mientras la Justicia Electoral aún suma los votos definitivos, en el ámbito parlamentario existen tres certezas:

El papa Francisco ya puede venir tranquilo a la Argentina porque el conteo de conciencias señala que el Senado tendrá 38 legisladores “celestes” y 32 “verdes» (pro aborto legal)

1) Que a la inversa de hoy, la alianza peronista del Frente de Todos ya no será la primera minoría en Diputados (109) porque de aquí en más la coalición de Juntos por el Cambio, entonada por los votos nuevos logrados tras las marchas del “sí, se puede”, la superará en bancas (119) y presidirá varias comisiones clave;

2) Que la Cámara Alta mostrará a partir de diciembre otra vez mayoría justicialista con quórum incluido (39 a 28 al menos), lo que le dará confortabilidad a Cristina Fernández de Kirchner y

3) Que el papa Francisco ya puede venir tranquilo a la Argentina porque el conteo de conciencias señala que el Senado tendrá 38 legisladores “celestes” y 32 “verdes” (igual que en la votación del año pasado) que harían inviable el año próximo el tratamiento de un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo.

En el futuro gobierno respiran aliviados con el dato, por más que ambos Fernández se han manifestado a favor de la iniciativa.

Es justo decir que el voto determinó la conformación de un Congreso no hegemónico que, en primera instancia, asegura que no habrá retorno a los tiempos del soñado “vamos por todo” K, cuando una escribanía legislativa aprobaba a libro cerrado las leyes que llegaban desde el Ejecutivo.

Tampoco, de ahora en más, nadie podrá pretender saltar vallas constitucionales, ya que las mayorías especiales de dos tercios serán inalcanzables para todos los bloques. Buen tiempo para el diálogo, entonces.

Promesas de apoyo

En cuanto a la “rosca” política que se está llevando a cabo en todas las bancadas para definir roles y cargos, está claro que el diputado santafesino Agustín Rossi será quien conduzca de modo directo a los 52 diputados del Frente para la Victoria y a los 11 de La Cámpora, pero él será además el jefe del interbloque que conforman 21 legisladores del Frente Justicialista (gobernadores), 8 del Frente Renovador (que responde a Sergio Massa, quien será presidente de la Cámara) y 17 más de diferentes provincias. Si bien la economía los une, no hay un pensamiento único en cuestiones institucionales.

Para no tener traspiés futuros, Rossi continuó buscando sumar adherentes a su interbloque, aunque la cosecha parece haberse agotado de momento.

Eso sí, él dice que cuenta con la promesa de al menos 20 diputados de partidos provinciales (sin considerar al lavagnismo) de sumarse en cada ocasión para llegar a obtener quórum propio (129) que allane el camino para votar las leyes que necesitará Fernández.

Interna en Cambiemos

Por el lado de la alianza entre el PRO (51), la UCR(44) y la Coalición Cívica (15) las cosas están también peleadas en cuanto al manejo interno.

Hay allí, dos candidatos radicales para conducir el conglomerado, ambos pesos pesados de la política: el cordobés Mario Negri y el mendocino Alfredo Cornejo, cada cuál con sus méritos dentro de la coalición y con mucha experiencia. Quizás la cosa se salde con uno en el interbloque y otro al frente del bloque radical. Y en cuanto al manejo del PRO están en la grilla el porteño Álvaro González y el actual ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo.

En cuanto al Senado las cosas están mucho más claras, aunque la composición interna del peronismo no es del todo homogénea.

Los 12 senadores que representan a los gobernadores serán refractarios al kirchnerismo más cerril (16) que, sin Miguel Pichetto como articulador, va estar envalentonado por la presencia de Cristina, con personalidad proclive a ponerse siempre en el centro de la escena.


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