“El desmedido aumento tarifario de los servicios públicos”

Los gobiernos ejecutan sus acciones dirigidas al logro del bienestar general de sus gobernados. La reciente decisión de autorizar aumentos superlativos en las tarifas de las empresas de servicios públicos ha causado una gran conmoción en la sociedad que, angustiada e irritada por el abrupto derrumbe de una expectativa futurista, está resignándose en el acostumbramiento de sufrir los embates generados por las recurrentes crisis económicas que han afectado al país.

A todo lo señalado, debemos soportar algunos comentarios inapropiados de funcionarios nacionales, como el vertido por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con respecto al uso de las remeras de la gente sureña, quien tratando de minimizar la cuestión hirió a toda la población patagónica. Lo procedente hubiese sido que este funcionario se expidiera solicitando a la población una racionalización en el consumo, una mejor utilización del recurso, etc.; pero no, con una total falta de decoro actuó con desidia suprema, falta de tacto social y convirtiendo con sus polémicos dichos un anuncio oficial en una dura ofensa hacia los patagónicos.

En ese sentido, la aclaración gubernamental desde Nación nos informa –a modo de premio consuelo– que los servicios no aumentarán más del 400%, cuando los haberes mensuales de los trabajadores no superaron el 35%. Tampoco parece ser apropiado el anuncio realizado en un contexto donde, en lugar de apaciguar los ánimos en una situación desfavorable como la planteada, potencia el nivel de crispación de sus interlocutores. Siempre los descréditos en las personas no surgen de la nada sino –como en este caso– existe un responsable que lo origina.

Por otra parte, todos aprovechan la situación, “acaparando agua para su molino”. La oposición, recordando los logros anteriores; la actual gestión, ejerciendo su poder a rajatabla con autoridad ilegítima para normalizar la situación de crisis, y por último, el periodismo partidista que toma parte por uno o por otro de acuerdo a sus intereses, perdiendo objetividad en sus convicciones, que obligatoriamente debería conservar al momento de informar sobre un tema tan ríspido para la población.

Como si esto fuera poco, irrumpe en los medios de comunicación ese señor de origen extranjero, asesor presidencial, de doble apellido, que se permite formular comentarios poco alentadores para la población. Los opinólogos foráneos le provocan mucho daño al país porque no contribuyen a la solución misma del problema y, en vez de corregirlo, lo exaltan.

Por último, la tan anunciada medida económica sobre la supresión del IVA en los artículos de primera necesidad llegará demorada porque no incide en el salario mensual esta disminución planeada de un 21% (IVA) en un producto alimenticio, cuando éste ha incrementado su precio de venta en un 300%. Cuando se produzca la disminución, realmente no se percibirá la medida, ya que la justicia deja de ser tal cuando la misma llega tarde. En estos casos, resulta recurrente la llegada tarde del paliativo con el consecuente perjuicio que recae en las personas de menores recursos. Las prioridades deben orientarse de menor a mayor comenzando de abajo (las bases) hacia arriba (aristocracia), y no viceversa, porque se estarían vulnerando los derechos sagrados de los que menos tienen.

Miguel Knecht

DNI 14.727.625

“Los opinólogos foráneos le provocan mucho daño al país porque no contribuyen a la solución misma del problema y, en vez de corregirlo, lo exaltan”.

Miguel Knecht

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