El día que el fútbol volvió a El Vaticano

Escenario

MADRID (DPA).- El fútbol, “religión” para cientos de millones de personas en todo el planeta, vuelve a vibrar en el Vaticano con el inicio del pontificado de Francisco, el primer papa latinoamericano. “Dios parecía dormido” en los últimos tiempos en El Vaticano, admitió Benedicto XVI el 27 de febrero, un día antes de dejar de ser papa. Y el fútbol, en cuanto a interés papal, también. Basta con escuchar lo que dijo esta semana en Doha el alemán Wilfried Lemke, asesor de Deportes del secretario general de las Naciones Unidas. “Estuve en el Vaticano hace dos o tres años y hablé con un amigo de Benedicto XVI. Y me dijo que no le gustaba el fútbol”, aseguró Lemke. “¿Cómo puede ser que a una persona tan importante no le guste el fútbol? Lo crean o no, la razón es que cuando era pequeño y quería jugar los otros niños no lo elegían”, explicó el alemán. “Es un ejemplo perfecto de exclusión en el deporte”. No será ése un problema para el argentino Jorge Bergoglio, el primer papa latinoamericano en más de 2.000 años de historia de la iglesia católica y tan –¿o más?– apasionado por el fútbol que el hasta ahora más futbolero de los papas, Juan Pablo II. Sumo pontífice entre 1978 y el 2005, el polaco Karol Wojtyla siempre estuvo muy ligado al fútbol. Jugó en su juventud, como arquero, en el MKS Cracovia y era, según aquellos que lo vieron en esos años, “un buen futbolista”. Ya convertido en papa, el Fútbol Club Barcelona lo hizo socio número 108.000. Hincha de San Lorenzo desde niño, Bergoglio se sabe de memoria la alineación del equipo campeón de 1946. “Que gane San Lorenzo”, pidió la semana pasada, ya convertido en Francisco .Y los “cuervos” ganaron 1-0, para su alegría. Ayer, vio en la Plaza San Pedro una enorme bandera de su equipo. El papa argentino no deja de sorprender: tiene rendido a Maradona a sus pies (“El Dios del fútbol es argentino, ahora también el Papa es argentino”, bromeó), un encuentro con Messi no debería demorarse y ahora el tercer integrante de la santísima trinidad del fútbol argentino, Alfredo Di Stéfano, cree que quizás jugaron juntos en las calles de Buenos Aires. “Fuimos a la misma escuela. Él vivía en una Iglesia a dos calles de la casa de mi familia, donde aún reside mi hermana Norma. A lo mejor el Papa fue alguno de los chicos con los que yo jugaba a la pelota en la calle”, explicó .


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