El Domuyo crece 11 centímetros por año y analizan su evolución

Un estudio de la Universidad de Buenos Aires dijo que podría estar asociado a un riesgo de erupción. Instalan sismógrafos para monitorearlo.

El crecimiento del volcán Domuyo durante los últimos años será motivo de una serie de monitoreos que permitirán medir la deformación del macizo y realizar un seguimiento químico de las fumarolas.

En el cerro del norte neuquino se instalarán una red de sismógrafos y cuatro estaciones sísmicas que arrojarán información para poder evaluar los cambios que sufre.

Un estudio de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad nacional de Buenos Aires, que fue publicado en el portal “Nex ciencia”, determinó que el volcán Domuyo aumenta su tamaño a razón de unos 11 centímetros de altura por año, lo que podría generar riesgos de explosiones.

“Estos estudios revelan que el Domuyo no sólo es un centro volcánico activo, lo cual es una novedad pues se lo creía dormido o extinguido, sino también que, potencialmente, puede explotar”, explicó Andrés Folguera, investigador en el departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad y encargado de difundir el estudio que realizó la licenciada en Física y becaria doctoral en la UBA, Ana Astort. La investigadora monitoreó el volcán de forma satelital desde 2014, a través de una técnica denominada “interferometría de radar”.

Mapa del volcán Domuyo:


El Doctor en Ciencias Geológicas e investigador, Alberto Caselli, estudia este complejo volcánico desde hace mucho tiempo. En diálogo con “Río Negro” afirmó que son ciertos los resultados de interferometría de radar, pero no estuvo de acuerdo en considerar que el Domuyo podría explotar.

En el mismo sentido se manifestó Gianfranco Argandoña, de la organización Sismología Chile, quién agregó que la inflación o deflación “no sólo puede atribuirse al ascenso del magma (como propone la investigación de la UBA) sino también a las fallas geológicas que, de alguna u otra manera, están relacionadas a este macizo”.

Argandoña argumentó que medir la deformación de un edificio volcánico “sirve para pronosticar una posible ocurrencia de un proceso eruptivo, pero no es el único parámetro que debe tenerse a consideración”.

Para poder tener información detallada, Caselli anunció que, en forma conjunta con la Universidad Nacional de Río Negro y el Instituto Geofísico – Sismológico “Ingeniero Volponi”, instalarán cuatro estaciones sísmicas que servirán para medir la deformación y un seguimiento químico de las fumarolas”.

Además, el director provincial de Defensa Civil de Neuquén, Martín Giusti, informó que esta semana comenzarán a coordinar tareas con el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) para la instalación de sismógrafos.

Vista 360° desde el Domuyo:


El Domuyo: ¿es realmente un volcán?

Alberto Caselli explicó que el cerro Domuyo “en sí no es un volcán”. El vulcanólogo –utilizando términos más didácticos – explicó “hay un vulcanismo alrededor del cerro Domuyo” y que es el vulcanismo más joven que hay.

Gianfranco Argandoña detalló, en tanto, que el Domuyo es un complejo Volcánico constituido por un estratovolcán (cono), una caldera (cráter formado por una gran erupción que tuvo en el pasado) y una serie de domos de lava (cúpulas solidificadas).

Agregó que la creencia es que el cerro tuvo actividad en el holoceno (últimos 11 mil años) pero no se tiene conocimiento exacto de cuándo fueron sus últimos procesos eruptivos.

Explosiones no relacionadas al desplazamiento de magma

El 28 de febrero de 2003, a las 19.30, se produjo una explosión de una de las fumarolas de villa Aguas Calientes en la zona del Domuyo.
La fumarola “El Humazo” está situada al pie del cerro Las Pampas, en cercanías al arroyo Machana Covunco y a unos tres kilómetros al este de Las Olletas, otro de los lugares con afloraciones de origen termal.

Los pobladores del lugar aseguraron que fueron dos estallidos, y que se observaron dos nubes que se elevaron a 300 metros de altura. El fenómeno pudo observarse en un radio de 20 kilómetros, según informó en ese entonces “Río Negro”. La detonación arrojó bloques de piedra de una tonelada que fueron despedidos a más de 500 metros de distancia y que quedaron esparcidas por el lugar. La zona afectada estaba cubierta de ceniza. Había tapado por completo la vegetación en algunos lugares. En una barranca del arroyo el espesor superaba los 25 centímetros.

Alberto Caselli, explicó que estas actividades también se dieron en la década del 90 y aclaró que son explosiones freáticas o hidrotermales. Es el contacto del vapor y el calor con el acuífero, y que no es un desplazamiento del magma.


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