El drama de los que llevan casi 7 meses varados en Chile

Decenas de personas aún no pueden regresar a sus hogares. Sobreviven como pueden en el vecino país. El mismo problema afecta a cientos de argentinos. Solo piden volver.

Elizabeth Tremigual pidió permiso a mediados de marzo pasado en su trabajo para viajar a Chile. Quería acompañar a una amiga que sufría esos días por la muerte su madre. Su viaje era solo por 5 días.

Jorge Pérez salió a finales de febrero de su casa en Bariloche para pasar unos días, en Santiago. Horacio Cerda cruzó por esa fecha la Cordillera de los Andes para visitar un pariente que tiene en el vecino país.

Héctor Carlos Hernández Agüero viajó el 8 de marzo a Chile por un problema familiar. Y Abraham Fuentealba Mendoza fue en febrero último porque necesitaba ver a su hija, Úrsula, que vive en Osorno.
Los cinco llevan casi 7 meses varados en Chile porque el gobierno nacional no permite que regresen a sus hogares. No son los únicos. Cientos de argentinos –y extranjeros radicados desde hace décadas en el país–, están en esa situación.

Todos se sienten olvidados. Sobreviven como pueden en un país complicado, y atravesado por la pandemia causada por el nuevo coronavirus. Sufren. Extrañan a sus seres queridos y sus casas. Solo piden que les permitan volver.

No tienen 270 dólares que les cuesta el vuelo desde Santiago a Buenos Aires. Tampoco lograron los permisos que turistas obtuvieron para viajar a Bariloche a esquiar a pesar de las restricciones por la cuarentena. Mucho menos son influencers que aterrizaron en esta ciudad en plena pandemia.

He estado con taquicardia, con mucha ansiedad. No tengo explicación para contarte cómo estoy. Muy mal”, explica Elizabeth, en un audio de Whatsapp.

Cuenta que llegó el 18 de marzo a Osorno y tenía que volver el 24 a Bariloche. “Cuando fui a confirmar mi pasaje estaba cerrada la oficina, no lo podía creer. No entendía nada. Te juro que desde ese día sigo en shock”, dice.

Añora su casa en el barrio El Frutillar de Bariloche. También su empleo. “Mi trabajo era cuidar a una persona de 93 años; pedí permiso por 5 días para venir porque se le murió la mamá a una amiga. Ya son 7 meses”, lamenta Elizabeth.

Siento que no han hecho absolutamente nada por nosotros. Mis hijos pelean desde abril allá en Bariloche. Te juro que les dije que no hagan más nada para que no se metan en problemas”, comenta.

“Acá hemos peleado. Todas las semanas hemos llamado al consulado, pero hicieron oídos sordos. La verdad que no entiendo. Es un abandono total”, afirma.

“Mi familia me necesita allá (en Bariloche); han pasado cosas horribles y no puedo volver”, expresa.

Estamos todos iguales, desesperados. Te lo juro. Hay gente que está una peor que la otra, porque se termina la plata, no tenemos dónde ir a trabajar porque toda la gente está en una situación difícil”, explica la mujer.

Elizabeth Tremigual sufre porque perdió su trabajo. Foto: gentileza

“Además vinimos con ropa de verano. Yo andaba sin zapatos de invierno, sin campera y el invierno acá es muy duro, mucha lluvia y no había donde comprar porque estaba todo cerrado”, asegura.

Elizabeth solo quiere volver a su hogar y recuperar su empleo. “Nadie de los gobiernos me va a devolver mi trabajo, porque nunca lo hacen”, manifiesta.

Para poder tener algo de dinero dice que consigue cosas que vende en una feria. “No tengo plata para pagar un avión”, enfatiza.

Acá la estoy pasando mal. Tengo que pagar alquiler, comprar leña, y el gobierno me dio cajas de comida pero no tengo que volver”.

Elizabeth Tremigual está sola en el vecino país desde hace casi 7 meses.

Secuelas

“Hay gente que está mal psicológicamente, con problemas de plata”, sostiene Horacio. “Nos sentimos abandonados por nuestra Nación”, asegura.

Horacio tiene su señora en Comallo y su familia en Bariloche. “Me vine a ver un pariente que tengo acá y me volvía. En ese lapso cerró la frontera y no nos dieron ayuda, ni contestaban los mails en el Consulado argentino de Puerto Montt”, relata.

“Para sobrevivir, primero, me puse a vender facturas. Después, vendí ropa en ferias, hice trabajos de pintura y armé palets lo que salga”, cuenta.
Alquila una pieza en Osorno que le facilitó una persona que conoció. “Le doy lo que puedo; ya lo considero un amigo, porque la verdad que me entendió”, confiesa. Pero todo es caro.

No recibí ninguna ayuda de nuestro gobierno. A mí me espera una deuda enorme cuando regrese”, afirma. “Extraño a mi señora, mi madre, mis hermanos. Estar lejos de tu casa es humillante. Van siete meses y nos tienen a las vueltas”, critica en un audio de Whatsapp.

“Me siento defraudado de la gobernadora (Arabela Carreras), cuando pelean por un voto están ahí. Después te das cuenta que no somos nada”, advierte. Dice que cuando cerraron la frontera no les dieron tiempo de volver.

Abraham Fuentealba Mendoza, de 74 años, quedó varado en Osorno. Foto: gentileza

Después pusieron algunos vuelos que había que pagarlos en dólares. Me tenía que ir de Osorno a Santiago, tomar un avión a Ezeiza y de Buenos Aires a Río Negro. No tenía la plata”, asevera.

Agradece a las personas que crearon el grupo de Whatsapp de argentinos varados en Chile. “Ha servido de contención, de llanto, enojos, de ver gente que la ha pasado muy mal. Este grupo que se armó con gente que sigue soñando con volver”, destaca.

Que del Consulado argentino me digan que yo tengo que estar enfermo para poder pasar. ¿Hay que pasar en un cajón entonces?».

Horacio Cerda, varado en Osorno en lo que va de la pandemia.

“Solo pedimos regresar a nuestros hogares. Que abran el paso Samoré. Que se hagan cargo de algo que ellos hicieron mal”, sostiene.

La espera

Jorge pasa los días en la casa de unos tíos, en Curacaví, cerca de Santiago. Dice que añora la familia y su casa, en el barrio Omega de Bariloche. “Todos los días es difícil por el hecho de no saber cuando volveré. No sé imaginan lo que pasa uno acá”, sostiene.

Da mucha bronca ver noticias que en Bariloche han llegado turistas, o sea que tenés que tener plata, sino te dejan a la deriva”, plantea, indignado.

Esta agradecido de sus tíos que lo recibieron en su casa. Pero sin trabajo todo es difícil. “Mis padres igual me han mandado plata, pero ellos también se quedaron sin trabajo”, explica.

La devaluación del peso argentino es otra complicación. 10 mil pesos chilenos, que alcanzan para una compra de supermercado, hoy equivalen a unos 1.500 pesos argentinos.

Cuando vi que había retornado la mayoría de la gente que estaba en Europa a Bariloche, pensé que como estábamos al lado iba a ser más fácil volver”, recuerda. Se equivocó.

Pide que alguien de los gobiernos nacional o provincial “se preocupe de los varados, porque te puedo asegurar que la estamos pasando muy mal es para volverse loco”.

Su familia intentó comunicarse con la senadora barilochense Silvina García Larraburu, pero no le preocupó la suerte de los varados.

Jorge explica que cuando Nación impuso el cierre de la frontera, intentó que la empresa que le había vendido el pasaje de regreso le diera una respuesta. “Me dijeron que estaban cerrada la oficina y no que podían pasar a Argentina. Nada más”, rememora. “Les mandé correos a los Consulados, llamé. Pero ninguna solución”, afirma.

“Una vez llamé al Consulado y me dijeron que los permisos para volver eran para personas que habían tenido accidentes o por muertes”, afirma. Dice que el vuelo para regresar a Ezeiza le cuesta 270 dólares, que no tiene.
Úrsula dice que su padre Abraham Fuentealba Mendoza quiere volver a su casa, en Bariloche. Tiene 74 años y deambula en hogares de familiares.

“La verdad que mi padre está muy angustiado y ha pasado situaciones malas porque no es la calidad de vida que tiene en su casa en Argentina, donde tiene sus comodidades que logró con su trabajo. Mi papá hace más de 40 años que está allá”, asegura.

Él me dice que busque ayuda en los derechos humanos, que busque algo porque quiere regresar, pero no sé qué más hacer realmente”, lamenta Úrsula.

“Nadie te toma en cuenta. Hemos mandado papeles al Consulado, a Cancillería, hemos tocado muchas puertas y nada”, sostiene. “Lo que más extraña mi padre es a su nieto”. También quiere conocer a su primer bisnieto, Camilo, que nació en la pandemia y ya tiene 4 meses. “Es mi nieto y yo tampoco lo conozco”, narra.

“Gracias a Dios no toma medicación, pero tenía que hacerse un estudio en su vista y perdió los turnos, porque tiene visión en un solo ojo”, relata la hija.

Héctor cumplirá 65 años a finales de este mes. Nació en Chile y hace 37 años que vive en Bariloche. Dice que es hipertenso, pero desde hace meses que está sin medicación.

Siento mucha impotencia. Uno está lejos, no se puede trabajar y es difícil estar siete meses y sin ningún recurso económico”.

Jorge Pérez, varado en Curacaví, Chile.

Un hermano lo recibió en Osorno. Allí, pasa las noches. “No es como estar en mi casa en Bariloche, frente a las 645 Viviendas”, sostiene. “Estos siete meses han sido atroces. Un caos enorme”. Hay muchas veces que ya no tengo ganas de vivir más”, relata.

“Por eso, le pido a las autoridades, con mucho respeto, que abran el paso Samoré; quiero volver a mi casita”, ruega. Dice que extraña a sus hijos y sus 8 nietos, “porque son lo que más quiero en la vida”.


El paso fronterizo Cardenal Samoré sigue cerrado


El cónsul argentino en Concepción, Chile, Alejandro Piñeiro Aramburu, informó ayer que tenían “alrededor de 420” ciudadanos argentinos y extranjeros, en su mayoría chilenos, residentes en Argentina, varados en la zona de las regiones del Maule, Ñuble, Bío Bío y Araucanía de Chile.

Dijo que de ese grupo, unas 120 personas son residentes de la provincia de Río Negro.

El paso Cardenal Samoré solo está habilitado para camiones de transporte de mercancías que hacen la ruta Chile- Chile. Archivo

Cada consulado tiene sus varados registrados pero desconozco el numero total”, explicó.

En cuanto a los viajes de regreso a la Argentina de las personas que se encuentran varadas en Chile, Piñeiro Aramburu comentó que la información correcta la tiene Migraciones.

No hay operativos previstos, solo el anunciado por el Gobierno de Río Negro para octubre, para los que tienen vehículo de matricula argentina y residentes en Río Negro”, comunicó.

Dijo que estaban al tanto de la situación angustiante que enfrentan los varados.

La jefa de la delegación Bariloche de la Dirección Nacional de Migraciones, María Rosa Dupín, explicó ayer que las personas varadas en Chile “se deben inscribir en los consulados argentinos”.

Dupín manifestó que el operativo de retorno anunciado la semana pasada “lo propicia la provincia de Río Negro para los varados que tienen domicilio en esta provincia”.

“Por ahora va a ser solo para los que tengan auto propio con patente argentina. No sé si se habrá la posibilidad de que haya gente que pueda hacer transbordo de auto”, sostuvo Dupin. Y aseguró que “no hay fecha definida aún” para ese operativo por el paso Cardenal Samoré.

Recordó que por el decreto 274, que el Presidente dictó el 16 de marzo pasado, “se prohibió el ingreso a extranjeros no residentes y, luego, por decreto 33 del 26 de marzo se amplió esta prohibición a los argentinos y extranjeros residentes que se encontraban en el exterior”.

El dato

120
residentes de Río Negro se encuentran varados solo en las regiones de Maule, Ñuble, Bío Bío y Araucanía de Chile.

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