El frenético show del metal

Siempre es posible una sorpresa en el camino de la creatividad en arte. El conjunto Aluminum la otorga a salas llenas (especialmente de juventud) y con un ritmo frenético, sin descansos, como sacando de una galera de plata la magia de un impresionante dispositivo de fantasía, gracia, de contundencia metálica, pero con corazón.

Resulta impactante la apertura donde la ciencia ficción se instala como sugestión para un escenario que parece generar gigantescas orugas que se abalanzan sobre la platea al compás de un sonido cibernético, hasta convertirse en algo así como una enorme vagina plateada que procrea cilíndricos seres en los que es posible reconocer una gestualidad humana, aunque en un tono de trascendencia espacial.

De allí en más se podrá ver un pequeño «gusano» de infinita gracia surcar el escenario como un leit motiv que une cuadros y situaciones. Como el delirante aparecer de cabezas que como periscopios o serpientes encantadas entran y salen desde y a través del telón como una caótica manifestación.

Podría señalarse el clima que se crea con una cajita de música que evoca diversas imágenes, tiernas y desmesuradas como la que se acompaña con la música de Donizzetti de «Lucía de Lammermoor». Esto, mezclado luego con música de Queen (y otras sensacionales partituras) para nuevas situaciones. La increíble conversión de los tubos metálicos en un gigante fantástico que desciende a la platea como un magnánimo Goliat que enternece. O el otro muñeco accionado y jugado por los actores en sus distintas partes de un rompecabezas encantador.

Será también el inefable desfile de modelos que también baja al público, o la inmediata aparición de un cuadro de revista o el mejor music- hall. Y todo esto elaborado con los cuerpos ceñidos en ese aluminio plata, que seduce también en función de los efectos y los colores de la luz.

Un manejo impresionante de tecnología, baile, mímica, arte titiritero. La mimetización hombre- material, el teatro, el humor. Porque nada es frío, aunque parezca un universo fabuloso de robótica provocada, porque hay una denuncia de una humanidad exasperante en su tecnificación, claro que destellando vestigios de tangible sensibilidad en una plateada seducción.

Como si de esa Edad de lo metalizado, de esa comunión de cuerpos con el metal se iluminara un mundo de alegría y paz.

¿Será ese el mensaje? Sin lugar a dudas. Para esa comunicación ideada por su creador el elenco integrado por Adi Alon, Inba Gilad,Bat Chen Havardi, Chen Levi, Tal Levy, Yael Oppehalim y Guy Wiseborg son maestros de muchas artes.

La música de Avi Belleli y Rafael Soffer es un pentagrama espléndido para la acción como las luces y el vestuario de Avi Yona Bueno y Dalia Penn. Es magia con un mensaje universal de intenso trabajo en base a la transformación que puede generar el hombre.

Cuando el final, esos artistas que movilizan toda la parafernalia de plata del aluminio vuelcan ese material en la platea y los inmensos cilindros y otras formas invaden la platea como parte de un juego anticipado con el público, la participación culmina y se instala con todo. Cae una lluvia plateada sobre la sala y la fiesta se vuelve incontrolable. El aluminio ha sido el vehículo del arte más original y la creación emociona como pocas veces, con imperdible belleza.

JULIO PAGANI

Nota asociada: Creadores de un espectáculo imperdible y de original belleza

Nota asociada: Creadores de un espectáculo imperdible y de original belleza