El hombre que busca desligarse del pasado
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MÉXICO.- Enrique Peña Nieto, quien según los sondeos a boca de urna ganó la presidencia de México ayer, es el producto más telegénico del PRI, el partido que gobernó 71 años y que busca dar una imagen de modernidad, pese a ser tachado de un pasado autoritario y corrupto. Con un rostro que causa pasión entre las mujeres y una estudiada puesta en escena en sus actos de campaña, este licenciado en derecho con una maestría en Administración de Empresas, de 45 años, venció la elección por amplio margen según todas las encuestas a boca de urna. Nacido en Atlacomulco -municipio situado en el Estado de México (centro) y base de un importante grupo de poder dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-, en el seno de una familia de larga tradición política, Peña Nieto llevaba años nutriendo una imagen de “presidenciable”. Tiene hasta tres parientes de distintos grados que fueron gobernadores del Estado de México, todos ellos del PRI, al que se afilió a los 18 años. De la mano de Arturo Montiel, quien lo precedió en la gubernatura de México y al que una vez en ese cargo exoneró de las acusaciones de corrupción que pesaban sobre él, fue escalando puestos en la formación política hasta llegar a secretario de Administración del gobierno de su mentor. Formó su propio grupo político, denominado los “Golden Boys”, y en 2003 logró su primer cargo de elección popular al obtener un escaño en el Congreso estatal, pero apenas duró un par de años ahí, pues en 2005 dejó el puesto para contender por la gubernatura de su estado natal, el más poblado del país. Tras lograr una contundente victoria, empezó a sonar como el candidato ideal de un PRI dividido y desacreditado que quedó tercero en la elección presidencial de 2006. Durante la carrera para la presidencia, en la que no tuvo ningún rival dentro de su partido, fue acusado de haber gastado millones de dólares en los últimos años para promocionarse en Televisa, la principal cadena de televisión del país. Con su característico e impecable copete y su cara de galán de telenovela, tuvo que bregar durante su campaña para desmarcarse de la etiqueta de corrupto y autoritario que el PRI no logra dejar atrás. “Mi compromiso es cambiar México. (…) El pasado ya está escrito, pero a partir de hoy tenemos esta nueva luz, tenemos la oportunidad de escribir una nueva página en la historia de México”, dijo en el arranque de su campaña, a finales de marzo. Una de las sombras que ha planeado sobre su campaña son los graves abusos, incluidas dos muertes y las violaciones de más de 20 mujeres, cometidos por la policía al reprimir un conflicto social en la localidad de San Salvador Atenco, algo que a muchos recuerda otras matanzas durante el largo reinado del PRI (1929-2000). (AFP)
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