El MPN y el día después del conflicto de Salud de Neuquén

Dirigentes del partido reflexionaron sobre el reclamo de los autoconvocados. El impacto en la gestión y los ribetes políticos.

Un intento desestabilizador, una crisis de representación gremial o la subestimación de un problema estructural en el sistema sanitario que Neuquén arrastra hace décadas. Una, algunas o quizás todas estas hipótesis explican parte del conflicto de salud que atravesó a la provincia durante casi 60 días y cuyas derivaciones generaron inéditas pérdidas económicas, principalmente en una industria clave de la economía como la hidrocarburífera.

La crisis logró poner en tensión al gobierno de Omar Gutiérrez y al propio Movimiento Popular Neuquino, un partido que en casi 60 años de gestión ha convivido y superado, con aciertos y errores, un sinnúmero de conflictos. ¿Qué tuvo este de particular? ¿Cuál fue la receta para abordarlo?

Hay reflexiones variadas al interior del oficialismo.

Es un conflicto que fue muy diferente de los que hemos tenido en otras etapas. Porque se da en un contexto de pandemia, por un sector que no respondía a las instituciones gremiales o que no estaba alineada a la conducción y por tratarse de personal de salud”, analizó Sandro Badilla, intendente de Villa Pehuenia y presidente de la Convención del MPN.

Para el dirigente, hubo un reclamo de los autoconvocados que, en su origen, fue legítimo, “pero que sumó un claro intento de desestabilización de todo el arco opositor de la provincia”.

El conflicto obligó al partido a movilizarse, a estar “en contacto permanente y con las seccionales abiertas” para encarar lo que entendieron como una defensa del gobierno y del MPN. “El gobierno siempre estuvo abierto al diálogo, a buscar una solución así se logró”, planteó Badilla.

El secretario del Interior, Osvaldo Llancafilo, aportó a la idea de un “reclamo justo que fue aprovechado políticamente por sectores que, por incapacidad territorial, no pueden tener presencia de otra manera”.

“Cuando estábamos en la mediación del Ministerio Público Fiscal hubo una frase que dijo uno de los delegados autoconvocados que a mí me quedó grabada: ‘acá lo que hay que discutir es la renta petrolera’. Ahí vimos que lejos estaba de ser un reclamo salarial solamente, era un argumento político”, evaluó el funcionario, quien atribuyó esa posición a sectores de izquierda, principalmente, pero también involucró al Frente de Todos y Juntos por el Cambio.

Al igual que Badilla, analizó que se trató de un conflicto que “no se puede comparar a ningún otro” por el contexto de pandemia y por tratarse de los trabajadores de salud, pero destacó que “se resolvió porque el gobierno se ocupó de hacerlo sin que esto generara ningún hecho que lamentar”.

Por fuera de la visión más cercana al Poder Ejecutivo, otras voces del partido aportaron miradas que involucran un problema más profundo que hizo eclosión en la coyuntura.

“Por supuesto que el tema terminó dándose como batalla política sobre la cual se montaron intereses particulares, pero ese no fue el origen”, sostuvo el exdiputado del MPN, José Russo. El también exministro de Salud y exdirector del hospital Castro Rendón definió como “parcial” la idea de un intento desestabilizador de la oposición. “Uno habla de lo que conoce. Si le preguntás a los políticos por una crisis técnica, nunca la van a visualizar”, afirmó.

Para Russo, la clave está en entender que no se trata de un problema actual, sino viejo, y que “tiene sustrato en los muchos proyectos de ley de carrera sanitaria que se intentaron presentar y nunca se aprobaron”. “Desde la recuperación de la democracia, alrededor de 1983, que se empezó a hablar de que Salud necesitaba una ley específica que permitiera el crecimiento del desarrollo del personal y el crecimiento de los salarios, que son complejos y no son los mismos que los de ningún otro empleado estatal”, explicó.

Dijo que el convenio colectivo de trabajo aprobado en 2018, lejos de servir de ordenador, “complejizó” los problemas porque “estableció criterios gremiales sobre cuestiones técnicas”. “Cuando en Salud aparecen estos conflictos desnudan la falta de una norma que implique que estas particularidades del sector sean tenidas en cuenta. Debió haber una mesa salarial específicamente para Salud, especialmente en este contexto de pandemia que demandó el sacrificio y exposición de su gente. Con estas acciones, no sólo no estás reconociendo al sector, lo estás desconociendo”, opinó.

La exvicegobernadora Ana Pechen recogió esa idea, aunque no dejó de señalar que hubo “un grupo de oportunistas que se subió a un reclamo legítimo para prender fuego las rutas”.

“Prefiero hablar más de soluciones que de conflictos. Creer que por un aumento salarial, por más que sea importantísimo, acabamos con el problema es un error. Lo que subyace es que no todos en el sistema de Salud se sienten representados y hay una necesidad imperiosa de encontrar un acuerdo de todas las partes en una discusión madura que arribe a la solución de un problema que hace años existe”, planteó.

Al igual que Russo, sostuvo que es necesaria una ley de carrera sanitaria que pueda dejar conformes a todos los sectores, una idea que se llegó a impulsar también durante su gestión, pero que no llegó a concretarse.

Pechen, como afirmaron otros referentes del partido, señaló que se trató de un conflicto particular, por lo prolongado, y porque “no fue sencillo encontrar acuerdos por la cantidad de actores. “Ha habido muchos donde hubo un uso de fuerza similar, a mí me tocó el de la aprobación del acuerdo con YPF donde muchos de los actores que estuvieron allí también estuvieron ahora arriba de las rutas. También esta vez hubo ausencias de participación, me refiero a nivel nacional, y en otros casos demora en las respuestas”, dijo.



Cada conflicto gremial, social o político demanda su propia estrategia, pero también es cierto que cada estrategia suele responder a un estilo de conducción. Muchos recordaron en los últimos meses la actitud de don Felipe Sapag yendo personalmente a las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul en los 90 o aún la confrontación y uso de la fuerza de Jorge Sobisch frente a los cortes de ruta docentes.

El gobernador Omar Gutiérrez eligió una suerte de despersonalización de la crisis de salud, a la que nunca se ha referido. “Si hoy no lo vemos en términos mediáticos, es porque está trabajando puertas adentro”, afirmó el secretario del Interior, Osvaldo Llancafilo.

Planteó que el mandatario “es un gobernador que, hasta que no llega a resolver un conflicto no para” y que hoy quedan aristas por tratar pese al levantamiento de los cortes como la recuperación de actividades económicas, el traslado a los municipios del acuerdo salarial y la adopción de medidas sanitarias para contener la segunda ola de covid-19.

Las últimas apariciones públicas del mandatario han sido vía publicaciones en redes sociales, recorridas por obras o reuniones con intendentes.


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