El Nobel de la Paz fue para los «Médicos sin Fronteras»

Un reconocimiento a la tarea solidaria y humanitaria.

El Premio Nobel de la Paz 1999 fue concedido ayer en Oslo a la organización «Médicos sin Fronteras», por un «trabajo humanitario que ha abierto caminos» en varios continentes, según argumentó el Comité de los Nobel.

Esta organización internacional de médicos, fundada en 1971 en Francia bajo el nombre «Medicins Sans Frontiers», presta atención sanitaria de urgencia en más de 80 países con unos 2.000 voluntarios por año, y una y otra vez se pronuncia sobre las causas de guerras y otras catástrofes.

El comité noruego justificó la entrega del premio, dotado con cerca de un millón de dólares, señalando que «Médicos sin Fronteras»a menudo ha conseguido llamar la atención de la opinión pública sobre algunas catástrofes gracias a su rápida intervención.

Según la fundamentación, «la organización contribuyó a movilizar a la opinión pública contra los abusos de poder y los excesos». Ante la prensa, el presidente del Comité, Francis Sejersted, destacó que los médicos «no sólo son muy rápidos en acudir al lugar, sino también son los últimos en irse».

El presidente del Consejo Internacional de «Médicos sin Fronteras», James Orbinski, aseguró en Bruselas que el Premio Nobel confirma la labor que ha desempeñado esta organización humanitaria.

«Mientras familias enteras son expulsadas de sus casas en Timor Oriental, y miles de personas se convierten en el blanco en otros conflictos del mundo, que no ocupan titulares, el Premio Nobel es una importante y destacada confirmación del derecho básico de los seres humanos a la ayuda humanitaria y la protección», aseguró Orbinski.

El presidente de Médicos Sin Frontera dijo además que ganar el Premio Nobel de la Paz es un honor que podría poner en peligro la independencia del grupo de ayuda humanitaria. Orbinski declaró a periodistas que el premio, otorgado por su «trabajo humanitario pionero en varios continentes», ayudará a resaltar a «las poblaciones olvidadas del mundo».

Sin embargo, dijo que el premio también amenaza con institucionalizar el papel de grupos privados tales como MSF, pionero en la idea de ofrecer ayuda médica voluntaria en 1971. «Nos satisface haber recibido el premio. Lo aceptamos con honor», dijo Orbinski, oriundo de Canadá, a los periodistas en la oficina de MSF en París. «El premio es, en cierto modo, un riesgo para MSF porque refuerza la institucionalización de la ayuda humanitaria», declaró, indicando que ayudar al necesitado «es un derecho y no algo que debería depender de la caridad».

«Miramos esto como una oportunidad para resaltar a las poblaciones olvidadas del mundo, que existen en situaciones extremadamente precarias, por ejemplo en el Congo, Sierra Leona, Afganistán y en muchos de los otros 80 países de todo el mundo donde trabajamos», dijo Orbinski. «Aceptamos el premio en nombre de nuestros voluntarios y agradecemos a nuestros donantes, privados y de otra clase. Vemos esto como un símbolo de acción humanitaria independiente, que es a lo que MSF se dedica» agregó. (DPA y Reuters)

Argentinos trabajan «codo a codo» con los premiados

Buenos Aires (Infosic).- Desde hace 7 años, más de 400 profesionales argentinos, integrantes de la Asociación Médicos en Catástrofe, trabajan «codo a codo» con las misiones de ayuda humanitaria en zonas de guerra y catástrofe natural que despliega la organización Médicos Sin Fronteras, flamante ganadora del Premio Nobel de la Paz.

La «estrechísima relación» que une a ambas organizaciones no gubernamentales llevó a los voluntarios argentinos a atender a las poblaciones más desprotegidas de diversos lugares del mundo, relató a Infosic el presidente de Médicos en Catástrofe, Ariel Umpierrez.

Con misiones en Kosovo, Ruanda, Zaire y Colombia, entre otros puntos, los Médicos en Catástrofe están en permanente contacto con sus pares de la organización mundial, cuya sede central está en París, para llevarle asistencia y ayuda humanitaria a las poblaciones civiles que sufren los embates de las guerras civiles y procesos dictatoriales que soporta el planeta.

«Esto es impresionante. Es un premio a la labor desinteresada y sobre todo al compromiso con la realidad actual y con el futuro», opinó Umpierrez sobre el Nobel de la Paz otorgado ayer a la organización internacional en Noruega.

«No queremos más guerras, ni dictaduras, ni minas antipersonales, ni víctimas civiles», manifestó Umpierrez antes de confesar que al conocer la noticia del galardón a Médicos Sin Fronteras se emocionó «hasta las lágrimas».


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