El policía preso por el caso Braian pidió que lo dejen libre

Leonardo Petricio

“Mi vida no es la de un delincuente, de andar escapándole a la Justicia”, dijo el oficial en la audiencia.

NEUQUÉN (AN).- “Mi vida no es la de un delincuente, de andar escapándole a la justicia. Soy un trabajador, un policía”, afirmó ayer el oficial subinspector Claudio Salas. Fue al término de la audiencia en la cual sus defensores pidieron que lo dejen en libertad por lo menos hasta que haya una sentencia firme en su contra. Salas está preso desde el 26 de febrero pasado, acusado del asesinato del adolescente Braian Hernández (14) ocurrido el 19 de diciembre de 2012. La sala penal del Tribunal Superior de Justicia resolverá el 3 de julio. Está integrada por Guillermo Labate, Graciela Martínez de Corvalán y Oscar Massei. La fiscalía, en tanto, no asistió a la audiencia pero se opuso por escrito a la liberación de Salas. La querella tampoco estuvo presente. La estrategia de la parte acusadora va un paso adelante: el viernes pasado pidió la elevación de la causa a juicio. Así, los únicos que ocuparon la mitad de la sala fueron familiares y amigos de Salas, entre ellos su esposa Daniela, quien padece un grave cuadro de salud. Cuando el policía era retirado esposado, todos se pusieron de pie y lo aplaudieron. “Fuerza Claudio” le gritaron. En previsión de que asistieran amigos o familiares de la víctima, el edificio del Tribunal estuvo repleto de policías de los grupos especiales con armas largas. A Salas se lo vio abatido y se quebró en su breve exposición ante los jueces. Dijo que es padre de cuatro hijos, “el más chico tiene pañales todavía”. “Estoy dedicado al trabajo, no hice nunca de la delincuencia mi modo de vida. Mi vida giró en torno a cuidar a mi familia”, afirmó. La única alusión que hizo al asesinato de Braian fue: “Nadie lamenta más que yo lo que pasó, es una tragedia”. Sus abogados Gustavo Lucero y Nahuel Urra pidieron la libertad en base a dos argumentos: Salas no tendría posibilidades de entorpecer la investigación, porque ya está casi cerrada, ni se fugaría porque debe atender a su familia.