El primer año de Arabela Carreras

Para llegar a fin de año es clave la ayuda financiera nacional. Todo dependerá de cómo se comporte Di Giacomo en Diputados con el presupuesto y el impuesto a las fortunas.

Las clases comenzarán en marzo, en un mes volverá el turismo, Nación enviará dos hospitales modulares para la costa y la cordillera, la recaudación de impuestos provinciales creció en términos nominales en octubre, el gobierno central le dará a la Provincia una ayuda para cerrar 2020 y la meseta de contagios de covid se mantiene (salvo en Cipolletti, cuyo comportamiento imita a Neuquén). Pero el primer año de gobierno de Arabela Carreras también termina con un conflicto hospitalario en medio de la pandemia que en principio ignoró y con un endurecimiento de los tenedores de los bonos de deuda en dólares que están en default.

El ministro de Economía de la provincia, Luis Vaisberg, no sabe con cuánto asistirá el gobierno nacional a las finanzas del Estado rionegrino. En buena medida, es lógico. Después de todo, no es una cuestión económica, sino política.

El senador Alberto Weretilneck calculaba, cuando se postuló, que su voto iba a tener un valor más real y menos simbólico, pero la mayoría pejotista en la Cámara Alta le permite al gobierno nacional manejarse sin deberle favores a nadie.

El poco poder del más nuevo de los partidos provinciales en el Congreso está en la banca de Luis di Giacomo, que junto a los otros integrantes de uno de los tantos interbloques puede concederle o negarle al peronismo la llave del quórum.

La ayuda económica dependerá del valor que le pongan al peso de Di Giacomo en su banca para tratar el presupuesto 2021 y el impuesto a las grandes fortunas. Si además de dar quórum levanta la mano, el precio cambia.

Los bonos en dólares que entraron en default cuando la Provincia decidió no pagar la primera cuota semestral del año de intereses, están en pocas manos, las mismas que acordaron con el ministro Martín Guzmán la reprogramación de la deuda nacional.

Los tenedores de los bonos en dólares del Plan Castello se arrepintieron del preacuerdo para salir del default y ahora piden mejores condiciones.

Ahora quieren que las provincias (hay varias en default) mejoren su oferta porque las condiciones que originalmente aceptaban ahora no les resultan.

Vaisberg precisa la ayuda financiera cada vez más porque el conflicto en los hospitales se resuelve con dinero y en menos de dos meses hay que pagar los aguinaldos.

A la renuncia de los jefes de servicio del hospital Zatti de Viedma le iba a seguir un gesto idéntico de sus pares del Ramón Carrillo de Bariloche. La gobernadora arrancó la semana con una sentencia: la “cuestión salarial está cerrada”, pero debió ceder. Cuando acordó los salarios estatales de este año con los gremios, todos omitieron que hay un desbalance entre los empleados públicos de oficina y los médicos, enfermeras, camilleros, mucamas, que le dan pelea a la pandemia.

La politóloga María Esperanza Casullo considera que “no hay déficit de viviendas”. Hay déficit de tierras construibles, de suelo urbano. Si se dispone de un terreno, las familias autoconstruyen, como desde siempre. El problema impasable es el acceso al suelo”.

El lanzamiento del programa Suelo Urbano parece ir en ese sentido. Se propone entregar 12.000 terrenos en cinco años y abrir un debate profundo sobre el valor de la tierra (“hoy no podría comprar mi terreno en Bariloche, que adquirí con mi sueldo docente”, le dijo Carreras a Río Negro).

Una ley reglamentará que los que usurpen terrenos de ahora en adelante no podrán integrarse al programa, pero con amnistía para atrás.

Con o sin intención deliberada, aparece mezclada la necesidad de la que habla Casullo (un terreno para edificar) con el reclamo territorial mapuche, que tiene per se una complejidad difícil de abarcar y para cuya causa los daños que se le provocaron a la iglesia de los franciscanos en el centro de El Bolsón poco favor le hacen.