El proyecto de una cárcel nueva en Bariloche quedó tapado por la pandemia

El Penal 3, que funciona en un edificio que alguna vez fue un geriátrico, dejó de ser una preocupación prioritaria en el gobierno provincial. Además desde el área de Seguridad sostienen que funciona bien.

Bariloche nunca tuvo una cárcel. El edificio donde funciona el penal 3, en la calle Beschetd y Chubut, a unas 15 cuadras del Centro Cívico, era un geriátrico que convirtieron en el siglo pasado en alcaidía, recordó el fiscal jefe Martín Lozada. Después se transformó en un establecimiento penal que aloja a personas condenadas (con o sin sentencia firme) e imputados con prisión preventiva.

El edificio se remodeló y amplió a medida que aumentaba la población carcelaria, pero los reclamos por las condiciones de detención emergen cada cierto tiempo. Es un problema que siempre está latente.

En noviembre de 2013, el entonces gobernador Alberto Weretilneck lanzó la idea de construir una cárcel federal en Bariloche, con fondos de Nación. El proyecto contemplaba que habría plazas para alojar internos del sistema penitenciario provincial. Las tierras estaban disponibles porque la Legislatura de Río Negro había sancionado una ley para expropiar unas 10 hectáreas, en cercanías de la ruta de Circunvalación.

Sin embargo, sectores de la comunidad local salieron a criticar la iniciativa de tener una cárcel federal en una ciudad turística. Y la propuesta se derrumbó. La idea para hacer una unidad penitenciaria para 350 personas, según reveló en abril de 2018 el director provincial del Servicio Penitenciario Provincial, Hugo Cecchini, dio vueltas, pero nunca avanzó.

Los viejos proyectos de construir una cárcel en Bariloche chocaron, sobre todo, con la falta de recursos. Y las condiciones económicas que arrastra el país desde hace años hicieron cada vez más difícil el acceso al financiamiento internacional. Hoy, la pandemia causada por el nuevo coronavirus y sus consecuencias en la economía de la provincia y el país terminaron por dinamitar la idea de construir una nueva cárcel en Bariloche.

El secretario de Justicia de la provincia, Mariano Sacchetti, explicó que esa idea de construir una nueva cárcel en esta ciudad “era inviable desde lo económico”. Dijo que hoy la prioridad por la situación de pandemia que se vive es el sistema de salud de la provincia. “Si hay masa de dinero, antes que construir o hacer una ampliación de un pabellón de un penal, la coyuntura indica que la prioridad es construir un hospital”, opinó.

Cuántos

26 personas
están alojadas en el edificio de Beschetd y Chubut donde funciona el Penal 3 de la ciudad de Bariloche.

Sostuvo que hoy la población en las unidades de detención de la provincia es menor a la que había antes de la pandemia. Indicó que había hasta hace unos días entre 1.030 distribuidos en las 6 unidades de detención de la provincia. Sachetti dijo que estaban “tratando de incrementar algunas plazas. Mil personas puede haber en un solo pabellón de un penal de Buenos Aires”, advirtió.

Planteó que evaluaban aprovechar espacios que no tienen un uso intensivo en las unidades penitenciarias. En el caso del penal de Bariloche, dijo que la idea hacer una refuncionalización del sector donde funciona el taller de carpintería.
“Ese proyecto es el que está en carpeta”, informó. “Hay que ver la factibilidad de poder intervenir ese espacio”, aclaró.

Comentó que tiene que intervenir un ingeniero para definir si es viable hacer la obra y contar con la previsión presupuestaria. Además, dijo que hay que analizar si el SPP puede dar respuesta a esa ampliación que demandará mayores recursos de personal y servicios.

Sacchetti afirmó que el penal 3 de Bariloche “no está en malas condiciones edilicias”. Observó que los problemas que surgen “son por cuestiones del uso, pero se van refaccionando”.

Además, destacó que esta ciudad es la única que cuenta con una casa de preegreso para aquellos internos que están por agotar la pena. “Es fundamental contar con una casa de preegreso hablando de la progresividad de la pena”, aclaró y recordó que lo prevé la normativa vigente.

La cárcel de Bariloche quedó en medio de la ciudad, décadas después de que el edificio dejara de ser un geriátrico. Foto: Chino Leiva

El secretario de Justicia afirmó que la cárcel de Bariloche “no está colapsada”. Es más, aseguró que el servicio penitenciario brinda un “buen servicio de comidas, talleres. Siempre se puede mejorar, es lo que tratamos de hacer”, expresó. “Cumplimos con todo. Tenemos educación, tenemos talleres de trabajo”, agregó.

Explicó que el SPP “no hay que pensarlo en función de un solo establecimiento, sino de manera integral”.

Recordó que por eso al reacomodar espacios pueden hacer trasladados de internos a otras unidades. Por eso, insistió que el SPP hoy “no está colapsado, hay espacio”.

El secretario de Justicia de la provincia, Mariano Sacchetti, observó que con la implementación de los protocolos sanitarios debieron “readecuar el servicio penitenciario”. Recordó que, en la primera etapa de la pandemia, cuando se dispusieron las cuarentenas y las restricciones para evitar la propagación de los contagios, los jueces concedieron prisiones domiciliarias para aquellos internos con problemas de salud e informes favorables de conducta.

“De esa forma pudimos reducir un diez por ciento la población de los penales”, sostuvo. “Nos permitió tener mayores espacios para cumplir los protocolos sanitarios”, aseguró Sacchetti.

“Han hecho un gran esfuerzo durante la pandemia el personal del SPP y los internos”, valoró. Rememoró que por las medidas sanitarias se suspendieron las salidas transitorias, las visitas, los talleres, el dictado de las clases en los penales. “Hubo mucho compromiso del personal del SPP y de la población penitenciaria”, destacó. Desde marzo se normalizó con las reaperturas.

Fuentes judiciales que conocen el movimiento interno del penal informaron que la unidad de detención está colapsada. Indicaron que hasta el martes había 126 personas detenidas. Y aseguraron que no estaban enviando más detenidos a la cárcel local por esa situación.

Indicaron que el reclamo planteado por los defensores oficiales en el hábeas corpus que habían presentado el 16 de julio del año pasado “por situaciones que implicarían un agravamiento ilegal de las condiciones de detención” sigue aun hoy sin resolverse.

Hubo un compromiso de que se ejecutarían los trabajados en el pabellón donde había falencias, pero las fuentes afirmaron que quedó todo “planchado” y que no hubo avances.

En el hábeas corpus, los defensores oficiales denunciaron la falta de agua caliente, problemas de calefacción y de cerramiento de las ventanas, presencia de humedad en celdas y de cables pelados por las conexiones precarias realizadas para abastecer resistencias que usan los internos para calefaccionarse en las celdas, falta de camas y colchones en el piso.

Por eso pidieron en el recurso que cesen de inmediato esas condiciones.

No tengo reclamos actuales sobre esas situaciones”, informó el secretario de Justicia, Mariano Sacchetti.

El abogado Ezequiel Palavecino, integrante por la APDH en el Comité Municipal Contra la Tortura, dijo que el 14 de julio último le habían enviado una nota a la secretaria de Seguridad y Justicia de la provincia, Betiana Minor, “para hablar de varias cosas, entre ellas, por la situación del penal de Bariloche”.

“El penal sigue en las mismas condiciones que estuvo siempre”, afirmó. Y recordó que el hábeas corpus presentado el invierno del año pasado por los defensores oficiales sigue abierto en el juzgado de Ejecución Penal. “Hay ventanas de algunas celdas sin vidrios, inodoros que siguen tapados, calentadores que están atados con alambre enganchados a las conexiones eléctricas, con cables colgando”, describió. “Cambiaron solamente un calefón para tener agua caliente”, aseguró.

Dijo que los internos tienen dos veces por semana salidas al patio de dos horas y las visitas están restringidas. “Si llueve no salen al patio. En ese contexto el encierro es muy difícil”, señaló.

“La solución de fondo pasa por una decisión política para reacondicionar el penal”, aseveró. Planteó que es necesario acompañar a las personas privadas de la libertad “para que el día de mañana cuando salgan puedan reinsertarse en la sociedad, si no el sistema se vuelve perverso y ese interno sale del penal con bronca. Así la persona que entra a un penal no sale mejor”, lamentó.


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