El socavón que descubrió la ruta


Vialidad Nacional utilizó toda su diplomacia para responsabilizar al EPAS. La defensa del ente provincial fue que había advertido sobre el cruce del servicio. Hay una luz amarilla que se encendió sobre “la calidad” de las obras nacionales y provinciales independientemente del monto de la inversión.


Los ocupantes de un vehículo salieron milagrosamente ilesos cuando el rodado cayó a un gigantesco cráter que se abrió en uno de los accesos a la ruta 7. Las obras del Tercer Puente que estuvo 15 años construido y sin uso las inauguró con cierta pompa el presidente Mauricio Macri.

Las autoridades del Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) tenían un protocolo de actuación frente a las críticas que, básicamente, consistía en echarle la culpa a las empresas que contrataba el extinto intendente Horacio Quiroga que les rompían los caños o asfaltaban sobre zanjas que no estaban consolidadas. Pechi también tenía el suyo con varios capítulos de facturas que le cobraba al ente provincial cuando la ciudad se le llenaba de baches y aumentaba el malhumor de los automovilistas.

La tradición de disputa entre ambos llegó al límite cuando el Municipio le cobró una multa al EPAS porque descubrió que tiraba líquidos sin tratar al arroyo Durán. En mayo de este año el juez José Pusterla dejó de lado la sanción porque observó que el procedimiento de detección de la falta tenía vicios.

Es probable que, como dos entes estatales, nacional y provincial, tengan en sus contrataciones de obras muchos grises que, si no pasa nada, quedan enterrados o, como en este caso, salen a la luz dramáticamente.

Esta semana, ninguno de esos dos modelos de actuación sirvió para algo. El método de “no digo nada para no hacer olas” tuvo un inesperado invitado. El diputado nacional Facundo Moyano se encargó de nacionalizar el vergonzoso socavón que se abrió en el acceso a la ruta 7. Lo hizo, obviamente, para llevar agua a su molino cuando criticó a Mauricio Macri por defender “la calidad” de las obras viales. Este tuit, con la foto del auto metido en el cráter, activó respuestas políticas. Vialidad Nacional utilizó toda su diplomacia para apuntar al EPAS porque el caño de cloacas que se rompió le pertenece y todo indicaba que no estaba recubierto en términos de seguridad para que se haga una ruta arriba.

La defensa del ente provincial fue que se le advirtió a Vialidad Nacional sobre el cruce de ese servicio subterráneo en el Cañadón de las Cabras y dejaba, en forma tácita, la idea de que no habían prestado atención.

Es probable que, como dos entes estatales, nacional y provincial, tengan en sus contrataciones de obras muchos grises que, si no pasa nada, quedan enterrados o, como en este caso, salen a la luz dramáticamente.

La desaparición física de Quiroga obligará al organismo a agudizar el servicio que tendrá finalmente su contrato de concesión con la firma del intendente Mariano Gaido. Será una batalla ganada, tal vez, aunque sería interesante que la lupa que dejó Quiroga sobre el EPAS no se elimine del todo.

El organismo creado en 1988 tenía a principios de este año unos 669 empleados y 78 contratados (más empleados que la Legislatura provincial). Es el segundo, después del EPEN, en número de empleados, de los 7 entes neuquinos. En el presupuesto tenía asignado un gasto total de $ 2.361 millones, casi la misma inversión prevista para vivienda o la administración de la Salud Pública. La recaudación por el servicio era, sin la inflación de este año que, hasta ahora, es de 41%, de unos $662 millones.

En comparaciones odiosas se puede decir que la asignación para obras de agua y alcantarillado es la mitad de lo que se había previsto para pagar capital e intereses de la deuda provincial.

El caño cloacal roto debajo de la ruta 7 también rompió la inercia con la que se pone en discusión en la provincia las cuestiones de la eficiencia (social, no económica) del gasto público. La defensa apunta a valorizar las necesarias megainversiones del Estado vinculadas a ir detrás del crecimiento urbano con los servicios de agua y saneamiento.

Toda inversión requiere la obtención de capital. El liberalismo que profesaba Pechi hacía hincapié en el gasto financiero improductivo y el personal. El MPN sacaba brillo a la utilidad social de las empresas públicas.

Hay una luz amarilla que se encendió sobre “la calidad” de las obras nacionales y provinciales independientemente del monto de la inversión. Esa calidad también lustra (o desluce) el humor social en plena campaña.


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