El suicidio es la mayor causa de muerte entre los chicos de 15 a 19 años de Río Negro y Neuquén
Nuestro país tiene la tasa más alta de suicidios de América Latina.
Pocas cosas pueden alterar tanto la vida de un pequeño pueblo como la muerte violenta de uno de sus habitantes. Sorpresiva. Sin explicaciones. Más aún si se trata de una tras otra, con sólo un par de semanas de diferencia. Tricao Malal es un puñado de casas del norte neuquino en el que viven poco más de 800 personas. Nueve de ellas se quitaron la vida en los últimos años. Una verdadera tragedia que mató allí a más vecinos que los accidentes de tránsito y cualquier enfermedad en mucho tiempo. Un brutal dominó que cambió para siempre la vida y la muerte en un pueblito acostumbrado a la tranquilidad patagónica.
«Fue una muerte tras otra. Algo que afectó a gente de todas las edades», recuerda la doctora Cecilia Pasamonte, del nosocomio local. «Lo peor es que no estábamos preparados para dar respuestas ante este tipo de casos, no había gente capacitada, no había psicólogos. En realidad, tampoco los hay ahora. Fue algo que nos golpeó muy fuerte».
Casi inmediatamente, todos fijaron la mirada en Tricao Malal y sin quererlo se encontraron con una realidad abrumadora: nuestro país registra el mayor índice de suicidios de toda América Latina. Un triste récord que, a pesar de todo, no pareciera llamar la atención de las autoridades sanitarias del país.
«Hasta que los gobiernos no entiendan que deben empezar a trabajar para prevenir esto, no va a cambiar nada», sentencia Carlos Martínez, titular de la Asociación Argentina de Prevención del Suicidio (AAPS), una institución que ofreció ayuda al gobierno rionegrino para crear en la provincia un mecanismo de asistencia a personas en crisis, pero que no obtuvo respuestas (ver aparte).
Mientras tanto, las muertes siguen. Según datos de la AAPS, la tasa de suicidios en nuestro país aumentó entre 1999 y 2002 de 6,7 a 8,38 cada cien mil habitantes, colocando a nuestra región en un nivel intermedio: 9,79 en Neuquén y 7, 94 cada cien mil en Río Negro. Sólo en 2002, se mataron en la región 110 personas: 59 en Neuquén y 51 en Río Negro.
La primera causa de muerte
De todas formas, la estadística se dispara a niveles alarmantes si nos centramos únicamente en la realidad de los jóvenes de entre 15 y 24 años. Sólo en el 2002 se quitaron la vida en Río Negro y Neuquén 30 personas de entre 15 y 24 años.
Un documento elaborado por el Servicio de Pediatría del Hospital Castro Rendón de Neuquén y la Sociedad Argentina de Pediatría filial Alto Valle va más allá todavía. Asegura que en las dos provincias la primera causa de decesos entre los jóvenes de 15 a 19 años son las muertes violentas. Y entre ellas, el suicidio representa el 60 por ciento de los casos. Le siguen los accidentes y los homicidios.
Es decir, en la región son más los jóvenes que eligen morir que los que no lo pueden evitar.
«Los suicidios hablan del alto nivel de sufrimiento psíquico que se juega en la conducta auto-agresiva. En este punto, en una encuesta realizada a adolescentes y jóvenes del Alto Valle, sobre cómo imaginan el porvenir, cobró llamativa significación que indicaran a la propia muerte como un destino posible, asociándola a la represión policial o a la muerte por sobredosis», aseguran las doctoras Isabel Alvarez, Eva Lupiañez y Mónica Belli, responsables del documento.
Por su parte, Carlos Boronat del Centro de Asistencia al Suicida afirma que «el aumento de las muertes por sui
cidio se da en todo el país y lo que más alarma es el aumento entre adolescentes, que sienten que hay dificultades con respecto al futuro, que no hay horizontes: Los chicos están perdidos y los adultos, que son los que tendrían que orientarlos en el desarrollo de su personalidad, están más que ocupados en asegurar su subsistencia».
En Tricao Malal el promedio de edad entre los que se quitaron la vida es de 32 años y las causas parecen ser tan individuales como diversas.
Medida en sus palabras y clara en sus conceptos, la doctora Pasamonte ensaya una explicación: «Hay una realidad muy particular del hombre de campo y es la escasa posibilidad de acceder a cosas que en otras regiones están garantizadas: educa
ción, una salida laboral distinta al campo, otros horizontes, etc. Si bien hay casos que están relacionados con enfermedades, otros tienen que ver con cuestiones como la falta de trabajo y las escasas posibilidades que ofrecen estos lugares». Continúa: «En el caso de los adolescentes, el hecho de que hayan inaugurado un colegio secundario fue muy importante, los chicos ahora sienten que tienen una alternativa».
Cada cuarenta segundos alguien se quita la vida en el mundo. Es decir que por año mueren más de un millón de personas. Mucho más que la víctimas que dejan todas las guerras juntas, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cruda realidad que pone a los especialistas en un verdadero laberinto a la hora de buscar las causas. De todas formas, coinciden en algo: aunque cada caso tiene su razón individual, la ruptura de los lazos sociales, la pérdida de valores, la sensación de frustración y de escasa valoración siempre están en la antesala de estas muertes.
Según Boronat, «hay una ausencia y un vacío de orientación, de escucha, de protección, y a esto la Patagonia no escapa. En general se sabe que en la Patagonia hay dificultades de trabajo, la gente se siente muy lejos de todo, con mucha distancia, lejos de un futuro próspero, en todo sentido. No sólo en Río Negro, sino también en Santa Cruz y Chubut».
Con su análisis, coincide Martínez: «Actualmente las redes de contención están destruidas, lo que hace que las crisis se profundicen y sea cada vez más difícil revertirlas»
Según los especialistas consultados, el incremento del suicidio en nuestro país es particularmente notable no sólo en la franja de edad compuesta por adolescentes, sino también en la tercera edad y los que promedian los 50 años.
Es decir, «gente que s quedó sin trabajo y que tiene un futuro incierto, sin expectativas. No es que el factor económico sea el que directamente incide en esa situación, sino la falta de valoración de una persona que ha trabajado y se ha especializado, y a esto se suma la falta de horizontes», explica Boronat en otra reciente entrevista.
Con cara de hombre
Pero son los varones los que se llevan la peor parte. La tasa nacional es casi cuatro veces más alta que la de las mujeres: 13, 24 a 3,64 cada cien mil. Y en nuestra región es aún peor entre los varones de entre 15 y 24 años: 27,69 contra 5,29 cada cien mil en Neuquén y 11,64 contra 6,75 en Río Negro
«Esto ocurre, entre otras cosas, porque son los varones los que asumen la responsabilidad de proteger a sus familias, de trabajar. Y cuando todo eso se cae, no se sienten dignos. La mujer lo compensa quedándose en la casa y ayudando a los chicos, estirando los pesos para satisfacer todas las necesidades. Una mujer en la casa encuentra la posibilidad de cumplir con sus funciones, el hombre no. Si no trabaja, se siente inútil», agrega el titular del CAS.
Una vez que la tragedia sorprendió y golpeó duro a su gente, Tricao Malal se unió para detener los suicidios. Organizaron una red para contener a las personas en crisis, buscaron asesoramiento, crearon espacios de encuentro y comunicación. Participaron los vecinos, la policía, el hospital, la escuela y el resto de las instituciones. Arrasados por un reguero de sangre que provocó tanto dolor como preguntas sin responder, no se quedaron con los brazos cruzados. Fue la mejor decisión que podrían haber tomado. La que debería ser imitada.
Adrián Arden adrianarden@rionegro.com.ar
Notas asociadas: Métodos más violentos Dónde buscar ayuda 'El gobierno debe ocuparse' Opinión: El día después
Notas asociadas: Métodos más violentos Dónde buscar ayuda 'El gobierno debe ocuparse' Opinión: El día después
Comentarios