El tramo final y las revisiones pendientes

No queda nada para la votación y poco se sabe de las ideas. Sobran conjeturas en un proceso realmente complejo.

Vale sí ya pensar en cuestiones pendientes. El Código Electoral exige su revisión para transparentar el financiamiento de campañas y también acotar el uso de la estructura estatal. Curiosamente, a pesar de las críticas proselitistas, estos temas nunca ocupan a los legisladores. Una treintena de proyectos plantearon reformas en la última década. La mayoría se desechó y una decena se aprobó, impulsados por los oficialismos. Tampoco la oposición expresó mayor interés en esas defecciones.

El Estado puesto en campaña es un rasgo histórico. Aún así, Río Negro ni incursionó en algo tan sencillo como lo reglado en Nación: se prohíbe en “los 15 días anteriores” a la elección cualquier “acto de gobierno” de “captación de votos”. En el 2011 se presentó una iniciativa similar, propuesta por legisladores de las minorías (Encuentro y MAD), pero no prosperó, y a los años caducó frente a la indiferencia de un cuerpo con partícipes centrales en el presente proceso.

La provincia no tiene normado el empleo proselitista de bienes y fondos públicos. Este límite -de por sí- acotaría el despliegue estatal, que no tiene fronteras y participan activamente en actos oficiales hasta los foráneos, como la candidata, Arabela Carreras, hoy ministra renunciada.

El resultado electoral traerá la evaluación de las pericias desplegadas. Juntos propone múltiples acciones, con recursos, y Soria continúa su limitada campaña.

Valen esos excesos para la totalidad de funcionarios con candidaturas. El jefe roquense Martín Soria suspendió la última semana dos ceremonias municipales, entre ellas la siempre multitudinaria entrega de becas. Se explicó la postergación en la reserva institucional. Sería -además de extraordinario- una sorpresa, pues en el 2015, en su andar a la reelección, se realizó. El corrimiento atañe a su estrategia electoral.

El resultado del domingo acarreará la evaluación de las pericias desplegadas. Dos planes bien enfrentados. Juntos -con Weretilneck y seguido por Carreras- propone múltiples acciones, con recursos; mientras Soria continúa su limitada campaña, con medidas apariciones. Persiste -por momentos- en el mutismo que el año pasado tan buenos resultados le otorgó y sirvió a su fuerte consolidación.

Pero el escenario cambió el último cuatrimestre cuando el gobernador se aferró a su propósito reeleccionista. Esa atropellada constitucional reubicó al oficialismo y dejó a su fuerza en inmejorable posición, impensada un año atrás.

Soria confía en los poderes territoriales y empuña la imagen de Magdalena Odarda. Su conclusión triunfal -con las encuestas de Fernando Lanza- se desprende del importante apoyo de Roca y las ventajas en Bariloche, Regina, Río Colorado, Choele Choel, entre otros.

Anhela que Cambiemos atenúe su derrumbe y se estabilice entre el 12 y 14%, rescatando proclives adherentes al oficialismo. Pero sorprende la fuga de las huestes de Lorena Matzen. Los intendentes radicales se alinean en las milicias oficiales. Sólo Silvina Pérez, de Maquinchao, continúa inmutable. Otra deserción responde a la fracción macrista liderada por Sergio Wisky. Ya insinuó el voto útil en contra de Soria, pero luego se enmudeció por consejos desde Casa Rosada.

Río Negro no tiene límites normados del empleo proselitista de los fondos públicos. Las quejas sólo aparecen en las campañas. Ninguna iniciativa para frenarlo prosperó.

El gobernador lo recibió el lunes en la Residencia y también desalentó cualquier público respaldo. Nada peor hoy que una adhesión macrista. En realidad, frente al quiebre de Cambiemos, el diputado piensa en Juntos para octubre en favor de su reelección, pero Weretilneck no se abrió a esa charla. Ocurre que evalúa su candidatura senatorial.

El gobernador escuchó sondeos de Fernando Miodosky, de Eco, y de Ricardo Vignoni. Vaticinan la victoria con las marcadas diferencias en Viedma, Cipolletti y Allen, y con las menores en Regina y Bariloche. Se abrió una grieta con el recambio: votantes de Weretilneck pasaron a los indecisos. Ese derrame, en algunos casos, no es bajo. “Se recupera -repiten- y ya no alcanza 5 puntos. Y la mayoría no votaría nunca a Soria”. Imponen la última tarea: fidelizar esas voluntades.

El tramo final siempre trastorna cualquier certeza.


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