El verano vuelve a exponer las carencias de la terminal de Bariloche

Una nueva temporada pone otra vez en evidencia el pésimo servicio que recibe a turistas y residentes en un edificio que quedó chico y está en mal estado.

Todas las ganas de descubrir ambientes y paisajes de enorme belleza, pero también paciencia –mucha, en grandes dosis– no deberían faltar en el equipaje quienes llegan a la ciudad con transporte terrestre y son recibidos por la Terminal de Ómnibus.

Los barilochenses también la usan mucho y ya la conocen (y la padecen), pero los turistas en algunos casos imaginan encontrarse con un complejo digno de la ciudad que “vende” su condición de polo turístico líder en el país. Y no.

La terminal quedó chica hace no menos de 20 años y lo peor es que la nueva, que fue prometida decenas de veces y ya tiene tierras asignadas sobre la ruta de Circunvalación, es sólo un proyecto y no hay indicio alguno de que vaya a superar ese estado en lo inmediato.

El trajinado edificio que concentra hoy todo el movimiento de colectivos de media y larga distancia está ubicado junto a la estación de ferrocarril, sobre el ingreso este a Bariloche, a unas 25 cuadras del Centro Cívico. Tiene la ventaja de la cercanía, que perdería con la mudanza. Pero allí terminan sus méritos.

La terminal de Bariloche tiene solo seis dársenas bajo techo. Foto: Marcelo Martinez

Para el ascenso y descenso de pasajeros hay sólo seis dársenas cubiertas y otras seis a la intemperie, que están reservadas a los chárters y se usan sólo en horarios pico. En esta época la saturación que obliga a embarcar afuera a algunos viajeros se produce en horas del mediodía y también entre las 16 y las 18.

Actualmente la Terminal tiene un movimiento que varía entre 70 y 110 servicios diarios (incluye ingresos y salidas), con un techo de 130.

El número creció en forma sostenida hasta hace un par de años, cuando comenzó sentir el impacto de las aerolíneas low cost, la mayor oferta de vuelos y los pasajes baratos. En esta temporada el transporte terrestre volvió a crecer, según el jefe de la terminal, Gustavo Andino. Pero todavía no hay estadísticas.

El director de Tránsito y Transporte, Carlos Catini, dijo que el diseño de la nueva terminal no merece por ahora un replanteo. Aseguró que las 24 dársenas proyectadas “van a alcanzar bien, y tal vez sobren algunas”.

Admitió que la saturación de la Terminal actual es un problema de larga data y que este año decidieron “reforzar el equipo de trabajo”, para dar un mejor servicio.

El interior del edificio de la terminal de ómnibus. El espacio es la principal queja. Foto: Marcelo Martinez

Según Andino, la dotación actual es de 35 empleados, organizados en turnos rotativos, y sólo se reforzó el personal de seguridad. Destacó el rol del equipo de mantenimiento, que tiene presencia permanente y ya no hay que llamarlos cada vez que algo falla, como ocurría antes.

También recordó que cuando él se hizo cargo la Terminal no tenía calefacción, por falencias de la vieja caldera, y que desde el último invierno ya está solucionado.

Por tamaño y prestaciones, la Terminal luce más apropiada para un pueblo de la Línea Sur que para un centro turístico con la afluencia de Bariloche.

Es común ver en temporada alta una multitud de pasajeros en espera sentados en el suelo con sus bolsos o mochilas. Los bancos de madera no ofrecen más de 50 lugares y cotizan alto.

Andino dijo que tiene solicitados los recursos para agregar más asientos y que “los van a ir poniendo”, pero la temporada ya comenzó, y si llegan será tarde. Todo se demora por los “circuitos administrativos”.

También está previsto el “embellecimiento” del espacio exterior, con maceteros, bancos y mobiliario urbano, sobre el alambrado que da al ferrocarril.

El jefe de la terminal admitió que los baños públicos, por cantidad y calidad, también están lejos de cumplir con lo exigido. Es habitual que se formen colas, especialmente en el de mujeres. Andino señaló que “las áreas técnicas” del municipio están al tanto, pero desconoce si hay obras en estudio.

Otra demanda de los pasajeros, repetida a diario, tiene que ver con la falta de un cajero automático. Andino sostuvo que sería útil también para los barrios del este y que él realizó personalmente gestiones con el banco Nación y otras entidades, pero no se interesaron.

La ausencia de un locutorio y la estrechez de la confitería, también son carencias visibles que “en otras terminales no te vas a encontrar”, aseguró un turista de Neuquén.

Competencia

La Terminal está lejos de cumplir con la demanda, pero la situación cambió en parte desde que se multiplicó la oferta de nuevas líneas aéreas, que permiten volar en dos horas desde Buenos Aires por precios que no justifican embarcarse más de 20 horas a un colectivo.

En páginas web de vuelos baratos es posible encontrar pasajes de ida y vuelta en Flybondi por 10.700 pesos y en Aerolíneas cuesta 12.000.

En ómnibus hay tarifa única, sin ofertas ni promociones. A Buenos Aires cuesta esta temporada 9.576 pesos en coche cama y 8.316 en semi cama.

Aun así, Andino dijo que este año la demanda en los micros es sostenida y las empresas “ampliaron sus servicios un 50% en relación con la baja temporada”. Sin embargo la crisis de los recorridos de larga distancia parece indetenible y la tendencia es que las empresas se concentren en “el transporte de media”, es decir a destinos cercanos sin conexión aérea, como El Bolsón, La Angostura y San Martín de los Andes. La salida de micros hacia esos puntos es continua y ya representa más de la mitad del movimiento total de la Terminal.


Si hay demoras, todo es peor


Que la caída del transporte de larga distancia registró un freno en los últimos meses también fue confirmado por el supervisor de la grupo Vía Bariloche Javier Vera. Admitió que la Terminal actual tiene carencias elementales, “la falta de espacio” es lo que más molestias genera y “la gente también se queja mucho de los baños”.

Aseguró que todo funciona medianamente bien si los colectivos salen en horario, pero cuando hay demoras se acumulan rápidamente cientos de personas en espera y “todo colapsa”.

La presidenta de la Cámara de Turismo de Bariloche, Belén García Bertone, dijo que es un tema que les preocupa. “Lo monitoreamos en forma permanente. Ya antes del anuncio de la provincia habíamos dicho que era urgente buscar soluciones -señaló -. Tener un gran aeropuerto está bien, pero no alcanza. Para una ciudad como Bariloche, que al turista la tiene tan lejos, todos los accesos son fundamentales”.


La promesa de la nueva estación


En 2004 la precariedad de la terminal era ya un tema de primer orden para los funcionarios y prestadores turísticos. En esa época el movimiento de temporada media era de 50 micros diarios y los planificadores pensaban en una nueva estación de arribos con 15 dársenas. Pero los dineros para la obra nunca aparecieron.

Corrido el tiempo la provincia tomó el proyecto a su cargo y hace tres años el gobernador Alberto Weretilneck firmó con la concesionaria del casino un curioso contrato que a cambio de una prórroga para la explotación del juego obligaba a la empresa a construir la terminal, a un costo de 3,6 millones de dólares.

Pero la empresa Relats nunca cumplió y está a punto de dejar la concesión. El gobierno no tiene claro hasta ahora quién la va a reemplazar y menos todavía qué ocurrirá con la terminal, cuya construcción, si comenzara hoy, no estaría lista antes de 2022.


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