Cinco claves para hablar de sexualidad con tus hijos

Hablar de sexualidad no es solo hablar de cómo los seres tienen relaciones sexuales, sino que abarca una serie inmensas de sucesos que nos acompañan física y emocionalmente a lo largo de la vida.

Hablar de sexualidad no es hablar de genitalidad. Es indispensable que hablemos de sexualidad para prevenir problemas serios. Hasta hace un par de décadas, hablar en la Argentina de sexualidad era un tema tabú: se aprendía cuchicheando entre pares, fisgoneando algún libro o revista escondida, y ni siquiera existía internet… Lo más frecuente era llegar a la primera relación sexual sin tener demasiada idea de qué era eso que estaba por suceder.


Pero vayamos aclarando confusiones… Hablar de sexualidad no es hablar de cómo los seres tienen relaciones sexuales, sino que abarca una serie inmensas de sucesos que nos acompañan física y emocionalmente a lo largo de la vida. ¿Cómo abordamos estos temas con niñas y niños? La recomendación es que no sea al pasar, sino proponernos una charla a conciencia con los más chicos sobre estos temas.

En la primera infancia, niñas y niños inician lo que será un largo proceso de descubrimiento. Durante el jardín de infantes es bueno contarles sobre sus partes íntimas, siempre procurando hacerlo con su lenguaje y por medio de oraciones cortas y sencillas. Lo mejor es llamar a las partes íntimas por sus verdaderos nombres (vagina, pene), enseñándoles que nadie puede tocarlas y que ellos, ellas son quienes deciden quién puede mirarlos, por ejemplo, mientras se están bañando o cambiando.

Es precisamente en la primera infancia cuando se perpetran la mayoría de los abusos sexuales contra niñas y niños, entre otras razones, porque el infante no puede poner en palabras lo que le están haciendo, además de que suelen pesar sobre él terribles advertencias: “Esto es un secreto entre nosotros, nadie debe saberlo”. Por eso es tan importante que, como adultos responsables, propongamos a los chicos un lazo de confianza tal, que les permita, ante una situación compleja o de abuso, venir de inmediato a contarnos, sin temor ni vergüenza.

Asimismo, hay que enseñarles a respetar el cuerpo del otro, que no está bien tocar las partes íntimas de los amigos ni mostrarse desnudos frente a otros niños o adultos.


En el ingreso a la primaria, el niño entra en un período que se denomina “latencia”. La sexualidad entra en un compás de espera, mientras se van desarrollando más los aspectos intelectuales y sociales de la criatura. Por eso, no es habitual encontrar conductas sexuadas en ellos. Por eso, ir charlando sin pudores sobre diversos cambios corporales que sucederán, como el crecimiento de mamas y genitales, les ayuda a reconocer su propio cuerpo y a entender que están creciendo y no sucede nada malo. En esta etapa, es bueno charlar con las chicas sobre la menstruación, y un poco más adelante, también incluir a los varones.

Pueden surgir preguntas sobre sexualidad curiosas o incómodas, pero todos son interrogantes válidos que debemos contestar con paciencia y verdad, en un lenguaje que comprendan y sin necesidad de abordar en detalle lo que implica una relación sexual. ¿Otro tip fundamental? Siempre responder puntualmente a lo que el niño o la niña pregunta, no más allá…. Si el adulto se explaya en el tema, tal vez dé respuestas para las cuales los chicos aún no están preparados.

Al adolescente se le puede hablar de manera concisa. En la Argentina, la edad promedio de inicio de relaciones sexuales es catorce años y nueve meses para los varones, y quince años y cinco meses para las mujeres, edades que están bajando considerablemente.


Muchas veces, chicas y chicos inician sus relaciones a través del sexo oral, desconociendo que varias enfermedades de transmisión sexual también se contagian por esta vía. Están más pendientes de evitar el embarazo que de contraer una enfermedad, por lo que tampoco se interesan mucho por aprender a cuidarse con preservativos.

Pero llegado este punto, me parece central destacar que no solo hay que hablarles de métodos anticonceptivos y de barrera (preservativo), sino del amor propio que todas las personas debemos cultivar a lo largo de la vida. Enseñarles que siempre debe haber consenso entre las partes para que exista una relación sexual (de cualquier tipo). Que nadie puede obligarlos a tener sexo ni a hacer cosas con las que no están de acuerdo.

Por Lic. Celeste Celano.-


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