Yellowstone, un éxito sin grietas

Aunque genera una sensación de pertenencia para el público liberal de derecha estadounidense, esta serie logró romper récords de audiencia y se transformó en un verdadero fenómeno de masas. Cómo superar las fronteras ideológicas con una propuesta original.

Con hacendados armados, escenas de rodeos y chistes despectivos sobre los californianos, “Yellowstone” podría parecer una serie de televisión dirigida al corazón conservador de Estados Unidos. Pero el western protagonizado por Kevin Costner se ha vuelto un éxito que supera las divisiones ideológicas del país.


Mezclando escenas de violencia con otras de novela romántica, la serie sigue a la adinerada familia Dutton, dueña de un espectacular rancho en Montana, estado conservador ubicado al noroeste del país. Los Dutton tienen que proteger esta enorme propiedad de empresas, políticos ambiciosos e indígenas desplazados.

Transmitido por el canal Paramount en Estados Unidos, y disponible para todo nuestro público en Paramount Plus; “Yellowstone” cultivó en sus primeras temporadas una base de seguidores devota en segmentos rurales y urbanos, beneficiándose de la publicidad en las transmisiones deportivas más masivas en aquellas regiones donde la televisión sigue teniendo más peso que el streaming.

El estreno de su cuarta temporada, en noviembre, fue visto por 11 millones de personas solo en Norteamérica; una audiencia superior a la que “Game of Thrones” tenía en esa etapa. “Sólo porque es en Montana y hay hacendados, la gente cree que es una serie para un estado conservador”, explicó Keith Cox, presidente de desarrollo y producción de la cadena, refiriéndose a las diferencias ideológicas que polarizan a Estados Unidos. “Sin embargo, ahora vemos que es una serie que tiene seguidores en todos los estados”, agregó.


Regreso al pasado



Este mes, “Yellowstone” fue reconocida por la industria al recibir su primera nominación del Sindicato de Actores de Hollywood (SAG). ¿Cómo una serie sobre hacendados, ganado y camionetas conquistó un espacio entre las élites? Costner, una reconocida estrella de cine en su primer rol en una serie de televisión, resultó ser evidentemente una pieza clave.

Con la serie ganando popularidad en esferas liberales, está siendo considerada como una versión “a caballo” de la aplaudida “Succession” de HBO, otro drama sobre una familia rica pero con base en Nueva York. Aunque ambos programas se centran en patriarcas omnipresentes que tienen conexiones políticas, helicópteros privados e hijos arrogantes, difunden valores un tanto diferentes.

Los egoístas hermanos dispuestos a traicionar a su padre en “Succession” resultan desagradables para muchos estadounidenses, según opina Mary Murphy, profesora asociada de periodismo en la Universidad del Sur de California. A pesar de la amplia repercusión en los medios, el final de la serie atrajo a más de un millón y medio de espectadores.


En contrapartida, en “Yellowstone” nos encontramos con la historia de un hombre “que usa sus conexiones para mantener su tierra a salvo”, según analiza Murphy.

“La gente que la ve se siente atraída por una forma de vida más simple”, añade, destacando la “inseguridad” de estos tiempos afectados por la pandemia. De acuerdo con Murphy, “Yellowstone” es un “regreso al pasado que evoca los valores estadounidenses y refleja cómo este país fue construido”, una temática que lógicamente resuena de costa a costa en Estados Unidos.

La serie también se beneficia de un sello de autenticidad a la hora de mostrar la vida cotidiana de los hacendados, los rodeos y los vaqueros; incluso cuando los escándalos y la violencia son exagerados en beneficio de la trama. Dueño de un rancho en Texas y jinete, el creador de la serie, Taylor Sheridan, escribió cada episodio a conciencia de lo que se vive en esos espacios. “Éste es su mundo y él lo conoce muy bien”, asevera Cox.


Obsesionados



Para muchas personas que se identifican con la derecha estadounidense, “Yellowstone” abraza los valores de un estado conservador. Aunque John, el hacendado interpretado por Costner, subraya la hipocresía de los foráneos que se trasladan a las rápidamente gentrificadas ciudades de Montana y critican la masiva huella de carbono de sus rebaños, Cox asegura que la serie no toma posiciones.

“Sólo no ve con buenos ojos a los foráneos que se mudan y aumentan los precios de todo, y acaban con las tradiciones de los hacendados”, dice.

Cox, cuya familia es oriunda de estados conservadores, dice que este es el primero de sus programas que ha generado tanta atención entre sus primos. “Están obsesionados. La serie nos reunió”.


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