El gobierno nacional llevó la interna a los pasillos de La Rural, donde se realiza la AOG 2022

El ministro Guzmán visitó brevemente la feria. El secretario Martínez encabezó el acto de apertura a días del cruce por la polémica nota.

El germen de la interna en el gobierno, que estalló con la aprobación del acuerdo con el FMI, tiene su origen en el nacimiento de la coalición gobernante. Pero también puede buscarse en la cartera de Energía. No porque el secretario Darío Martínez la haya definido como su trinchera temprano, de hecho hasta la semana pasada siempre basculó en equilibrio entre el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández de Kirchner. El punto de la discordia fue la dicotomía entre tarifas y subsidios, lo mismo que brotó la semana pasada y algo que no se podrá detener en el futuro pese al acuerdo con el FMI, producto de la disparada de los precios internacionales por la guerra en Ucrania.

Martín Guzmán definió el cepo a las tarifas como un subsidio a los ricos, en referencia a la incapacidad del sistema de discriminar quiénes pueden pagar y quiénes no. Se enfureció cuando Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, un subordinado de Martínez en el organigrama quién, a su vez, depende de él, lo hizo dar marcha atrás en la actualización tarifaria y además no consiguió sacarlo del gobierno. El área de Energía, incluido el neuquino, son territorios de la vicepresidenta.

Martínez nunca se definió públicamente por uno u otro en el matrimonio presidencial, pese a que fue CFK quien lo puso ahí; y seguramente contó con el asesoramiento de su consultor personal y casi álter ego, Ariel Kogan, quien llegó a asesor presidencial luego de que La Cámpora lo eyectara de Cammesa.

Sin embargo, la semana utilizó una de las bandas: acorralado por el recorte que Guzmán le aplicó a su presupuesto mensual (cifra similar al presupuesto anual de Neuquén ), seguramente decidió hacer pública la situación para después -con el manual de la política- tratar de descomprimirla. La maniobra le dio rédito pero lo puso explícitamente de un lado; el kirchnerismo.

Así se lo hizo notar ayer el ministro de Economía quien asistió temprano -cerca de las 14- a la exposición en el predio de La Rural para evitar, por lejos, un posible cruce con Martínez. Para no perder peso propio, se reunió con los CEOs de las principales petroleras y luego visitó los stands de las mismas empresas, para retirarse casi a ritmo de maratón. Del encuentro trascendió que uno de los puntos fue la garantía a los fondos para el plan de estimulo a la producción de gas y el dinero comprometido para las obras de transporte de hidrocarburos que necesita el sector y el país, para el ingreso de divisas.

En el kirchnerismo refutan la idea del cogobierno porque aseguran que de ser así no estarían dónde están hoy, por ejemplo, con el FMI. Sin embargo, no están dispuestos a un retirada de sus posiciones y una de ellas es energía y la petrolera YPF. La compañía de mayoría estatal es el músculo de la energía del país y con ella el sector vive tiempos soñados: se alcanzó la mayor producción de crudo en 11 años.

Martínez guardó las formas como suele hacerlo y volvió a destacar las políticas del gobierno nacional como uno de los ejes centrales para el despegue que tiene la industria petrolera. Un sector que pese a que le va bien, sigue mirando con desconfianza al kirchnerismo con el que convive desde siempre.


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