Energía nuclear: ¿es posible un accidente como el de Chernobyl en Argentina?

En el país hay tres centrales nucleares en operación que aportan energía al sistema eléctrico.

A nivel mundial, la generación nuclear gana terreno por ser una fuente de energía de bajas emisiones de carbono. En Argentina hay tres centrales operativas: Atucha I, Atucha II y Embalse, cuyas localidades más cercanas están a menos de 12 kilómetros. Se trata de un dato no menor al pensar en el mayor accidente nuclear en el mundo, como fue el sucedido en 1986 en Chernobyl. ¿Es posible un suceso así en el país? En esta nota te lo contamos.

La respuesta rápida a la pregunta es que en Argentina no es posible que suceda un accidente así. El que tuvo lugar en la central Chernobyl fue catalogado como el más grave según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.

Tuvo lugar en la localidad Chernobyl, al norte de Ucrania que en ese entonces todavía era parte de la URSS. El evento, ocurrido en 1986, sucedió en medio de una parada programada destinada a probar el funcionamiento de las turbinas en el caso de ocurrir una pérdida del suministro eléctrico.

Este hecho provocó que las condiciones del reactor se volvieran muy inestables y el protocolo de emergencia se aplicara tarde. La unidad 4 de la planta sufrió una explosión de vapor en el núcleo del reactor.

«Este tipo de centrales no incluían lo que se conoce como “contención”, una estructura estanca diseñada para confinar el material radiactivo» en cualquier condición, incluido un accidente, explicaron desde Nucleoeléctrica Argentina (NASA).

La explosión provocó que se dispersaran elementos radiactivos, entre ellos plutonio, yodo, estroncio, cesio, entre otros. Estos contaminaron un área de 142.000 km2. Además, los bloques de grafito, el material utilizado como moderador, se incendiaron cuando el aire ingresó al núcleo del reactor, «lo que generó la emisión de material radiactivo al ambiente», detallaron.

Según organismos internacionales que estudiaron el accidente, la principal negligencia partió de errores humanos que combinan desconocimiento o negligencia. «Los responsables de la central no siguieron las medidas de seguridad y el combustible de uranio del reactor sufrió daños», indicaron.

Tras el incidente, la industria nuclear inició un proceso de profunda transformación para garantizar la seguridad de estas instalaciones. Para ello, se creó la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), destinada a promover la cooperación, el intercambio de experiencias y la excelencia profesional en materia de seguridad nuclear y radiológica.


La tecnología aplicada en Argentina tras el accidente nuclear de Chernobyl


En los siguientes párrafos se dará un detalle de porqué no es posible que suceda un accidente de las características de Chernobyl. La primera apunta al diseño de las tres centrales argentinas.

«Fueron concebidas de manera muy diferente al modelo de reactores RBMK, desarrollado por la Unión Soviética. Tanto Atucha I-II como Embalse utilizan uranio natural/levemente enriquecido como combustible y son moderados/refrigerados con agua pesada. En cambio, los reactores como los de Chernóbil eran moderados con grafito, de muy alta combustión«, explicaron desde NASA.

A la vez, las centrales argentinas tienen estructuras de contención «capaces de soportar presión en situaciones accidentales. Atucha I y Atucha II tienen contenciones esféricas estancas de acero, y una estructura de hormigón externa para proteger su integridad», indicaron. A la vez, entre la esfera de acero y la estructura de hormigón hay un espacio anular.

De ser necesario, el aire contenido allí es recirculado y filtrado, con el objetivo de evitar o reducir emisiones al ambiente. En el caso de Embalse, la contención es cilíndrica. Cuenta con un sistema de rociado de agua llamado dousing, instalado en la parte superior para reducir la presión en caso de un accidente y evitar así el daño de dicha estructura.

A estos factores se suma el control que lleva a cabo la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), en el que auditan las centrales para revisar el cumplimiento de los estándares de seguridad establecidos por organismos internacionales.

En caso de presentarse un corte de suministro de energía eléctrica, las tres centrales disponen de sistemas de generación de emergencia. Según NASA, Atucha I tiene tres generadores diésel, mientras que Atucha II y Embalse cuatro. «A su vez, los sistemas de seguridad cuentan con redundancias, lo cual confiere mayor confiabilidad y robustez», marcaron.

El personal de las centrales cuyo rol está ligado a tomar decisiones que podrían impactar en la seguridad de la planta «requieren de una licencia individual y autorización específica otorgada por la ARN, para lo cual reciben entrenamiento exhaustivo y periódico. Estos permisos deben ser revalidados cada 24 meses. De lo contrario, no pueden continuar desempeñando sus funciones», comentaron.

Los operadores de sala de control cuentan con un entrenamiento de capacitación en simuladores, que son réplicas exactas de su espacio de trabajo diario. «Allí, se entrenan tanto para la operación normal del reactor como para situaciones accidentales, en tiempo real», expresaron.

En el país existe un plan de emergencia desde mediados de la década del 70′, que incluye ejercicios internos de emergencias y capacitaciones. También se realizan simulacros externos que incluyen a la población cercana a las plantas, a las fuerzas de seguridad, Gendarmería Nacional y el municipio para practicar medidas de protección y situaciones de evacuación.

Por último, tras el accidente se afianzó la relación internacional en pos de la seguridad de las operaciones. Instituciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la World Association of Nuclear Operators (WANO), Candu Owner Group (COG), entre otros, permitieron intercambiar experiencias y potenciar el cuidado.


A nivel mundial, la generación nuclear gana terreno por ser una fuente de energía de bajas emisiones de carbono. En Argentina hay tres centrales operativas: Atucha I, Atucha II y Embalse, cuyas localidades más cercanas están a menos de 12 kilómetros. Se trata de un dato no menor al pensar en el mayor accidente nuclear en el mundo, como fue el sucedido en 1986 en Chernobyl. ¿Es posible un suceso así en el país? En esta nota te lo contamos.

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