De la economía a la ficción, el camino hacia los libros de Roberto Kozulj, un escritor de Bariloche

Licenciado en Economía, con una trayectoria en el Cepal, y luego como profesor y vicerrector de la UNRN, Kozulj publicó ya dos libros de ficción.

La ventana que está detrás de la cabeza de Roberto Kozulj, deja ver un jardín de Bariloche, la ciudad en la que vive desde 1986, y que no dejaría por nada. Con sus anteojos puestos, y la mirada fija, Roberto habla de sus libros desde el otro lado de la pantalla, en una entrevista por zoom. Habla de los libros de ficción que escribió, robándole horas a la noche, y a su descanso: “La extraña vida de Zlatan Gregorich”, y “Claudine, Salomé y yo”.


Si uno se guiara exclusivamente por la trayectoria de Roberto Kozulj podría pensar que no hay nada más alejado de la ficción que su carrera y formación. Nació en Buenos Aires en 1950 y es Licenciado en Economía. Su trayectoria profesional comenzó en 1974 en la oficina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Buenos Aires, donde trabajó en el área de modelos matemáticos para comparación de estilos de desarrollo de largo plazo. Luego, junto a su mujer y sus hijos se mudó a Venezuela. Trabajó en el Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela entre 1977 y 1979. Entre 1980 y 1986 abandonó parcialmente la actividad académica y trabajó en temas relacionados con la planificación urbana y ambiental. En 1986 regresó a la Argentina y empezó a trabajar en la Fundación Bariloche en el proyecto “Aspectos económicos del desarrollo humano”. Luego fue profesor en la sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, donde también fue vicerrector hasta 2019.


Modelos matemáticos, economía, desarrollo urbano. Nada hacía pensar que ahí se incubaba un escritor. Pero ocurrió: “Descubrir que uno desea ser un escritor apasionado y estar apretujado de obligaciones, es todo un desafío. ¿A qué hora? ¿A costa de quienes y de qué? ¿Será solo un berretín, me da el cuero?”, se preguntaba.


Hasta 2019, la ficción no tenía mucho espacio en la vida de Roberto, que además crió a sus dos primeros hijos solo, cuando la mamá de los nenes murió, en 1979. “La idea de escribir una novela convivió durante años con la escritura de informes técnicos, notas de opinión, trabajos científicos, preparación de exposiciones, clases, algunos poemas y cuentos para mis hijos. Todo lo que me había acontecido necesitaba ser dicho, tanto como distintas reflexiones que desde hacía décadas las iba anotando junto a pilas de datos”, repasa.


Pero en 2019, en sus palabras, superó “todos los resquemores respecto a mezclar datos autobiográficos, vivencias, críticas ideológicas y especulaciones en una sólo pieza. Así, sin proponérmelo, me encontré despertándome a los dos o tres de la madrugada, y me ponía a escribir de corrido unas diez páginas por día, hasta eso de las ocho”.
El resultado de esa suerte de insomnio fue su primer libro: “La extraña vida de Zlatan Gregorich” , que transcurre en el pueblo italiano de Nemi, que el autor conoce.


El libro, cuenta la historia de Zlatan que, después de treinta y ocho años regresa a un pueblo cercano a Roma llamado Nemi donde vivió una suerte de experiencia mística en tiempos de exilio. Su intención es hallar los manuscritos en los cuales intentó plasmar una extraña teoría que podría revolucionar a la humanidad. Pero no solo él desea hallarlos. También Mr. Yo, un multimillonario megalómano representante del poshumanismo y de la posverdad, se afana en hacerlo. Al escoger a Zlatan Gregorich como su objeto de persecución aparecen entrelazados en el tiempo y en el espacio detalles y vivencias que narra la génesis de un contradictorio ciclo de la historia.


Ahora que la Inteligencia artificial y los temores que genera son parte de una conversación en la que también se cruzan los pocos dueños de las poderosas redes sociales, la novela adquiere mucha actualidad.


“La novela centra su desarrollo en el contraste entre la complejidad de la vida humana y el delirio de lograr un control total sobre ella a partir de la captura de datos. Plasmé entonces a un oscuro personaje: “Míster Yo”, como un antagonista que representa la suma de todas las perversidades. Este espacio argumental me permitió cargar por igual contra capitalismo, comunismo, fetichismo tecnológico y abrir un debate inconcluso acerca del origen de la conciencia humana, la creencia en Dios y las aversiones a ello”, cuenta Roberto.


El otro libro que ya tiene publicado es “Claudine, Salomé y Yo (Soliloquios), editado por Libella. “Este libro lo escribí en menos de tres meses. Arrancaba a las 4:30 de la madrugada, después me iba a trabajar y luego volvía a sentarme a escribir”, cuenta Roberto.


En un mundo cada vez más amenazado por discursos de odio, escaladas bélicas, la cultura de la cancelación y titulares disparatados acerca de una infinidad de temas, el autor propone en este libro una parodia acerca de Occidente, los Derechos Humanos, el doble discurso, la disputa por el poder y la emergencia de magnates y dirigentes que en verdad se expresan y actúan como superhombres.


El libro -dice Kozulj- denuncia la autocensura y mediocridad del mundo intelectual, a los nuevos Torquemada, que definen las normas no escritas de lo que se puede hablar y cómo hacerlo, y también a nuestro sistema educativo”, se entusiasma el autor, que ve con preocupación las muchas formas de autocensura que terminan funcionando como supresoras de la opinión, o de la discusión de todos los temas”.


En el libro hay tres personajes que establecen diálogos en un modo que simulan por momentos los que son propios de parejas enemistadas que, a pesar de ello, se han admirado en un pasado. La lógica del reproche, los celos y hasta la pérdida de una gata que se convierte en inteligencia artificial, permiten al autor desafiar algunas creencias. “Tomo temas como el derecho humano a la felicidad, o el derecho de los niños de poder crecer pisando césped y no desechos como sucede en los tugurios que se han extendido por doquier”, dice Kozulj, que quiere mostrar con este libro que la vida es más rica creativa y abundante que la escasez que nos llena de temores, y angustias.


El texto transcurre en medio de la contemplación del paisaje barilochense, como el que está detrás suyo, el que se ve por la ventana, y que lo acompaña en esta pasión por la escritura que encontró su tiempo y su forma.


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