La vigencia de Fito Páez, 30 años después de «El amor después del amor»: una fiesta en Vélez

Fito Páez brilló con dos conciertos históricos en el José Amalfitani, sábado y domingo pasados, con más de 70 mil asistentes entre ambas jornadas. La sensación fue de haber presenciado un recital que quedará en el recuerdo eterno.

El estadio José Amalfitani, de Vélez Sarsfield, fue el escenario elegido por Fito Párez para celebrar este fin de semana los 30 años de «El amor después del amor», una de sus mayores joyas y a su vez el álbum más vendido en la historia de la música nacional. Toda descripción parece quedar corta en comparación a la fiesta que se vivió en Villa Luro, donde Fito y casi 40 mil personas comulgaron al ritmo de los hits noventosos del rosarino, que demostró una vez más que parece ser inmune al paso del tiempo.


La primera sorpresa llegó por las pantallas grandes: minutos antes del inicio del show, se realizó la presentación en exclusiva del trailer de «El amor después del amor», la biopic que Netflix estrenará el próximo 26 de abril, y que repasa la historia de Fito desde los puntos más altos hasta las caídas más duras. Celebrado por el público, el teaser dio paso a una oscuridad que envolvió el Amalfitani y que generó una notoria expectativa: era momento de cantar.

El tema que da nombre al álbum fue el punto de partida para el recital, con Fito ingresando desde un costado y caminando mientras recibía la ovación del público, que desde varias horas antes se había congregado en Vélez. Un escenario imponente, una banda a la altura y un reparto de figuras acompañando, desde Maria Vitale (más conocida como «Emme») con su angelical voz en los coros hasta la presencia de diversos invitados, fueron los condimentos que acompañaron a Páez, protagonista excluyente de este merecido auto-homenaje.

Fito Paez en el estadio Velez Sarsfield celebrando las tres décadas de “El amor después del amor». (Foto: Télam)


«Dos días en la vida» fue la siguiente propuesta, y en el tercer tema ya hubo una sorpresa: la aparición de Nathy Peluso para una reversión de «La Verónica» que deleitó a grandes y chicos. Y esta descripción no es azarosa. Si algo podía advertirse a lo largo y ancho del estadio era la presencia de familias, de padres y madres que quizás estuvieron presentes en los 90′, pero también de hijos, sobrinos y nietos que lo disfrutan hoy. Fito atraviesa generaciones y lo hace vigente, como si el tiempo se hubiera detenido entre acordes y rosarineadas.

Acto seguido, Fito desarmó la estructura que había presentado en los shows anteriores en el Movistar Arena, allá por 2022. En vez de seguir la lista de temas del álbum homenajeado, comenzó a mechar algunos clásicos, en este caso el esperado «11 y 6» que fue coreado por todos los asistentes. Con algunos arreglos distintos y una voz inalterable, Fito brilló en cada canción. «Naturaleza Sangre» fue lo siguiente, y luego llegó una nueva sorpresa, con «Te aliviará» junto a Fabiana Cantilo, una de sus inseparables compañeras de vida y escenarios.


«Tráfico por Katamandú» y «Pétalo de sal» fueron las siguientes elegidas, y llegó un nuevo highligth: la interpretación de «Yo vengo a ofrecer mi corazón» a capella, sin micrófonos, ante un estadio en completo silencio. Y fue cautivador, porque la interpretación salió tan limpia como repleta de emotividad.

Tras ese gran momento, llegó el medley funky donde mezcló “Sólo los chicos”, “Tercer mundo”, “Nada más preciado», “Gente sin swing” y “Yo te amé en Nicaragua”. Y el golpe de efecto volvió a aparecer minutos después, cuando interpretó «Ey, You» junto a Hernán Coronel, líder de Mala Fama.

«Confía», «Fue Amor» y «Margarita» fueron las siguientes elecciones, antes de romper todo con la aparición de Alejo Llanes disfrazado de payaso para interpretar «Circo Beat» en un gran espectáculo visual. Acto seguido aparecieron hitazos como “Tumbas de la gloria”, “La rueda mágica” y “Brillante sobre el mic”.

Sin embargo, el momento cumbre del espectáculo (y así lo definió Fito) fue la aparición en escena de David Lebón, otro artista inoxidable. «A rodar mi vida» fue la elección, en un versión que sin dudas se transformará en un clásico y que dejó al público con las venas repletas de rock nacional.


El final del show y el bis trajeron algunos hitazos que hicieron estallar al Amalfitani. «Ciudad de pobres corazones», un mashup de «Cable a tierra» con los acordes de «Boys don’t cry», «Dar es dar», «Mariposa Tecknicolor» y una emotiva versión de «Dale alegría a mi corazón» fueron el cierre perfecto. Papelitos en el aire, despedida a los abrazos y un agradecimiento de Fito para su público fueron la frutilla del postre el sábado, en un show que se repitió el domingo y que emocionó a asistentes y televidentes.

Fito está vigente. Pasaron los años, aparecieron las canas, pero su voz y su talento se mantienen impertéritos. La sensación general, repetida en los pasillos a la salida, fue que habíamos presenciado un momento histórico, uno que estará a la altura de los grandes recitales de nuestra música. 30 años después, «El amor después del amor» sigue siendo un clásico.


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