“Nosotros dos en la tormenta”, lo nuevo de Eduardo Sacheri

En esta novela, el autor de "La pregunta de sus ojos" aborda desde una mirada compleja y respetuosa la lucha armada en el escenario previo a la dictadura militar, a través de dos amigos que pertenecen a distintas organizaciones armadas.

 En su nueva novela,»Nosotros dos en la tormenta», Eduardo Sacheri aborda la lucha armada en el escenario previo a la dictadura militar a través de dos amigos que pertenecen a distintas organizaciones armadas (ERP y Montoneros) y cuyo vínculo el autor de «La pregunta de sus ojos» aborda desde una mirada compleja y respetuosa, dando lugar a la certeza de que «la acción discursiva de un sector ideológico minoritario no puede obligar al resto de los argentinos a no poder hablar sobre el período anterior al Golpe”.

El tono que atraviesa «Nosotros dos en la tormenta», es melancólico. La historia narra las vivencias de un grupo de amigos que se ven obligados a cumplir con tareas difíciles y sanguinarias que van más allá de sus propios sentimientos. Sin embargo, destaca especialmente la relación que se establece entre un padre y un hijo, ambos inmersos en la tormenta a la que remite el título. Esta relación melancólica se dirige hacia un desenlace que otorga sentido a esa alusión, donde quizá no sean solo dos personas, sino muchas más, quienes se encuentren en medio de este clima en el último verano antes de la peor tragedia de la historia argentina.

En diálogo con Télam, Sacheri sostiene que la decisión de anclar en 1975 su nueva novela -publicada por Alfaguara- tiene que ver con el protagonismo que las organizaciones armadas tenían en esa época. Según él, este año es clave en su desarrollo, ya que habían dejado atrás sus años embrionarios y se estaban consolidando, «pero aún no es 1976 y la dictadura no ha desplegado su aparato represivo», asegura.

A través de la lectura del material académico y los documentos generados tanto por Montoneros como por el ERP, Sacheri destaca que en ese período ambas organizaciones contaban con un gran número de miembros, llevaban a cabo numerosas acciones armadas y se sentían muy cerca de alcanzar su objetivo.

En la novela, la clave de aproximación a la época está dada por el respeto del narrador, tanto frente a la complejidad como al dolor que aloja ese lapso que culminó con la llegada de la dictadura y su aparato de exterminio. Para proceso previo a la creación, el escritor dice haber puesto el foco en conocer, estudiar y escuchar testimonios para obtener la mayor cantidad de información posible sobre la realidad que quería retratar.

Eduardo Sacheri, autor de «Nosotros dos en la tormenta» (Alfaguara).

Una de las decisiones que tomó para abordar esta problemática fue generar una multiplicidad de puntos de vista en la narración. En la novela, hay muchos capítulos narrados desde la perspectiva de Ernesto, miembro del PRT-ERP, y otros desde Antonio, perteneciente a Montoneros. También se incluyen tramos con el punto de vista del padre de Ernesto y otros personajes que sufren las consecuencias de las acciones de los protagonistas. Esta multiplicidad de perspectivas evita que el escritor tome partido y establezca cuál es el lado correcto o incorrecto para acercarse a esta problemática.

P: El año 1975 es polémico, ya que los defensores de la dictadura militar consideran que la lucha armada fue el motivo del surgimiento del Proceso de Reorganización Nacional ¿Cuál es tu perspectiva sobre este momento histórico y estas justificaciones?

Eduardo Sacheri: Tal vez en el enunciado de la pregunta se encuentra, larvada, un poco mi explicación de esa incomodidad. Sin duda los defensores de la dictadura justifican su instalación en la existencia de la violencia armada, aunque a veces también aluden a la crisis económica, o a la fragilidad del gobierno de Isabel Perón, por ejemplo. Pero no creo que esa acción discursiva (proveniente de ese sector ideológico que sospecho minoritario) obligue al resto de los argentinos a no poder hablar sobre el período anterior al Golpe.

En tu propia pregunta, 1975 aparece como «polémico». De ahí mis dudas, o mi incomodidad. ¿Quiero que mi novela sea leída como una justificación a las atrocidades cometidas en contra de los derechos humanos? De ninguna manera. ¿Quiero que ese temor me impida introducirnos en una época muy fecunda en significados, opciones y disputas importantes a un montón de niveles? Tampoco quiero.

Creo que hay aspectos de la década del 70 «pre Golpe» que todavía merecen una exploración más concienzuda».

Eduardo Sacheri.

P: El título, «Nosotros dos en la tormenta», hace referencia por un lado a la amistad y, por otro, claramente a la relación entre padre e hijo, pero también ese «nosotros» puede pensarse como argentinos y contienen el número que remite a los «dos demonios». Algunos sostienen esta teoría. ¿Qué pensás al respecto?

E.S.: Mi novela, voluntariamente, ubica a sus protagonistas en relación con los objetivos que se trazan, y las acciones que organizan en la consecución de sus objetivos. No alude ni al enfrentamiento interno del peronismo en esos años, ni a la represión que ejercerá el terrorismo de Estado, sobre todo a partir del Golpe del 76.

En cuanto a la pregunta sobre la teoría de los dos demonios, si por tal entendemos la equiparación conceptual, moral o jurídica de las acciones del terrorismo de Estado con las acciones de las organizaciones armadas revolucionarias, no hago ninguna equiparación. Ni en mi novela ni en mi conceptualización general sobre el período.

Y la referencia a «la tormenta» es la percepción que tiene el padre de uno de los protagonistas, que siente que su hijo está sometido a fuerzas desmesuradas (y por lo tanto a él como padre le sucede lo mismo) y teme por el futuro de ese hijo. En general no soy tan explícito con el contenido de mis libros (en esta idea de no adelantar demasiado al lector), pero la propia formulación de la pregunta me lleva a preferir ser así de explícito.

P: En esta novela aparecen términos que en otras novelas o historias se usan para los militares, como «Falcon», «secuestros», etc.

E.S.: Los Falcon los usan los militares de la dictadura del mismo modo que los usaban el año anterior tanto los militares como los policías. De ahí que aparezcan. Una simple cuestión de verosimilitud del contexto. En cuanto al término «secuestro» depende de la perspectiva de cada capítulo. Cuando los miembros de la Unidad Básica de Combate (UBC) hablan al respecto se refieren a «expropiación revolucionaria» (cuando quieren ser cuidadosos con el lenguaje). Las expresiones utilizadas dependen del punto de vista usado en cada capítulo.

P: ¿Cuál fue tu intención al abordar escenas de ajusticiamiento y cómo creés que impactan en la narrativa de la novela para interpretar la historia argentina?

E.S.: En la novela hay escenas extremadamente violentas, sin duda. Su inclusión tiene que ver con la verosimilitud de la narración. No creo que estén descolgadas del contexto ideológico y político en el que mis protagonistas creen, y al que se han entregado a conciencia. Por respeto a esos personajes (y eventualmente a quienes en la realidad optaron por esa vía) no me habría parecido bien soslayar ese tema.

P: ¿Cuál fue el proceso de investigación para tu novela y qué descubriste durante ese tiempo?

E.S.: La novela me llevo unos 5 años de trabajo (no exclusivos, sino «por oleadas», intercaladas en otros proyectos que he ido llevando adelante). Por respeto a todos los actores involucrados le dediqué mucho tiempo (unos tres años) a la lectura de material académico y a mantener entrevistas con miembros de las organizaciones armadas y con familiares o víctimas de algunas de sus acciones. En cuanto al material académico, las universidades argentinas han producido un bagaje de material interesantísimo para aproximarse a las organizaciones armadas. Te diría que la lectura, análisis y puesta en relación de ese material fue uno de los aspectos más largos y complejos en la construcción de la novela.

La referencia a «la tormenta» es la percepción que tiene el padre de uno de los protagonistas, que siente que su hijo está sometido a fuerzas desmesuradas -y por lo tanto a él como padre le sucede lo mismo- y teme por el futuro de ese hijo».

Eduardo Sacheri.

P: ¿Cuánto hay de autobiográfico en el libro y cuál es tu conexión personal con la paternidad?

E.S.: Un elemento autobiográfico insoslayable es mi propia niñez. En 1975 yo tenía 7 años, y las conversaciones a mi alrededor estaban muy penetradas por la situación política. Creo que uno en la niñez no tiene las herramientas conceptuales que adquiere después, pero la sensibilidad sí la tenemos completamente desarrollada. Volver a esos tiempos, con esas nuevas herramientas, me resultó interesante. La paternidad es otro elemento importante en mi vida. Mis hijos ya son veinteañeros y eso hace que lleve dos décadas largas interrogándome sobre el mejor modo de ser padre: de qué modo estar, de qué modo retirarme, de qué modo ayudar, de qué modo dejar espacio para que mis hijos puedan desplegar sus propias vidas.

P: Tu novela, en ciertos aspectos, recuerda más a «Los reventados» de Jorge Asis que a las novelas de Osvaldo Soriano sobre el peronismo. ¿Cuáles son tus principales influencias literarias y cómo han moldeado tu estilo de escritura?

E.S.: Tal vez el parentesco que se puede encontrar con la novela de Asís es por el lado de la claridad de miras y de acciones de los protagonistas. Cosa que me parece natural viniendo de personajes que son miembros activos de organizaciones armadas (con todo el bagaje de preparación ideológica y práctica que eso implicaba). Los personajes de Soriano (por ejemplo los de «No habrá más penas ni olvido») tienen más el carácter de personas comunes con horizontes comunes, involucrados de modo menos directo y voluntario en esas situaciones. Además, como decía, no me propuse ventilar en la novela esa cuestión del enfrentamiento interno del peronismo.

P: ¿Creés que hay aspectos importantes de la «generación diezmada» que no se han abordado lo suficiente en la sociedad? ¿Hay víctimas que no han sido reconocidas como tales?

E.S.: Creo que hay aspectos de la década del 70 «pre Golpe» que todavía merecen una exploración más concienzuda. Por motivos absolutamente legítimos, tanto la reflexión académica como la literatura y el cine han transitado con frecuencia los tiempos posteriores al Golpe del 76. Creo que el período inmediatamente anterior y el inmediatamente posterior (digamos los años 83-87) son muy interesantes en sus dinámicas, sus complejidades, sus opciones, y sin embargo aún no han sido tan explorados. Y creo que la literatura y el cine son buenas herramientas para seguir pensándolos.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios