David Lebón hizo mejor lo que ya era muy bueno: sus canciones

El músico acaba de editar "Lebón & Co. 2", el segundo volumen de reversiones de su obra con una lista de invitados de lujo de la música de habla hispana. Un viaje emotivo por el cancionero de uno de los mejores guitarristas y letristas del rock argentino

«Yo quiero ser esto”.
David tenía 12 años y lo que quería era ser un beatle. No los estaba viendo por televisión ni escuchando un disco de la banda de Liverpool. David estaba allí, en el Shea Stadium, el campo de juego de los New York Giants, el día del célebre concierto de The Beatles ante algo más de 55 mil personas, dos de las cuales eran David y su madre.


Aquel 15 de agosto de 1965, el niño que había nacido en Ituzaingó, lejano oeste del Gran Buenos Aires y que entonces vivía en los Estados Unidos supo que quería ser un músico de rock como lo eran Los Beatles. Y lo fue en el sentido que todo músico de rock lo es porque todo músico de rock que se precie de tal es un poco beatle.
Oscar David Lebón (re)descubrió la música como casi todos en este país: a través de Los Beatles. Pero pocos (¿o ninguno) músicos de este país lo hicieron en vivo y en directo. David Lebón fue un adolescente argentino en el ojo del huracán llamado “Beatlemanía”.
Desde entonces, pero sobre todo tras su regreso a la Argentina a fines de los ‘60, construyó un corpus de obra que hace unos años decidió revisitar junto a un selecto grupo de artistas populares argentinos, latinoamericanos e incluso españoles. Y lo que resultó de aquello fueron dos discos, “Lebón & Co.” (2019), con el que ganó seis premios Gardel en 2020, incluido el Gardel de Oro, y el reciente “Lebon & Co. 2” (2022).


Pocos músicos cambian de instrumento como lo hizo Lebón: comenzó siendo bajista de Pappo’s Blues, Color Humano y Pescado Rabioso, pero se consagró como uno de los mejores guitarristas de la historia del rock argentino. Pero hay una trampa. O un truco: David Lebón toca todos los instrumentos. No por nada, Fito Páez lo llamó “el Kravitz argentino”, aunque después se corrigió: “David lo fue mucho antes”.
Luego de casi cincuenta años de música -si tomamos como punto de partida Pappo’s Blues Volumen 1, primer disco del que forma parte, editado en enero de 1971, y en el cual toca el bajo- Lebón decidió revisitar su cancionero y reversionarlos con una sensibilidad artística que cada una de esas 26 canciones -si tomamos los dos discos- ya tenían en su origen.
Se sabe, el tesoro de todo artista es su propia obra y el de los músicos en particular son sus canciones. David lo sabe muy bien, por eso las cuidó tanto en estas reversiones. Y como buen artista popular que es convocó a grandes artistas populares de la canción hispana, con la certeza de que iban a saber cuidar su tesoro. Y así fue.

Lebón & Compañía : Mateo Sujatovich, quien cantó en «Tiempo sin sueños»


Editado el 16 de septiembre pasado, “Lebón & Co. 2” es un disco que emociona. Emocionan las versiones, los arreglos y las voces que lo acompañan. Porque como toda obra propia de la cultura popular tiene la virtud de tocar una fibra como no lo hace otro tipo de obra. Por eso, no es necesario el virtuosismo, alcanza con saber qué fibra tocar.
Sin embargo, en el cancionero de Lebón, en su interpretación y en las buenas compañías logradas para esta ocasión, popular y virtuosismo van felizmente de la mano.


¿Por qué “Lebón & Co. 2”? Porque, al igual que su antecesor, permite recorrer una obra musical enorme que en tiempos de tanta dispersión digital se pierde de vista; porque, reversionadas como lo fueron, permite conocer nuevos matices, colores y sonoridades no solo de las canciones, sino también de sus intérpretes, como la voz de Soledad en clave de blues para “San Francisco y el Lobo; y porque permite (re)descubrir canciones como “El tigre y el dragón” o “Mi despedida”, que muchas veces quedan ocultas tras los hitazos.


El disco abre con una intro campestre con pajaritos en el horizonte como fondo de un arreglo vocal que remite directamente a “Because”, de The Beatles. El primer tema oficial es “Ese tren”, de “Serú’92”, cuyo invitado es nada menos que Skay. Sí, así abre “Lebón & Co. 2”, con dos guitarristas unidos por primera vez tras año de ir en paralelo pero que juntos llevan esta joya oculta del último Serú Girán a otra dimensión.

Le siguen “Creo que me suelto”, un tema solista de “Nunca te puedo alcanzar” (1987), donde Juanes “pela” su costado más rockero; “Mi despedida”, incluido en “Yo lo soñé” (2002), junto al español Antonio Carmona; “El tigre y el dragón”, con Abel Pintos en un registro pop folk que le sienta de primera; “Copado por el diablo”, una joya de su primer disco solista, “David Lebón” (1973), un rock & blues que evidencia la influencia de Pappo’s Blues, formación en la que David era bajista. Aquí, es Sandra Mihanovich quien desata su costado más rockero.

Lebón & Compañía: Fabi Cantilo colaboró en la versión de «En la vereda del sol».


El bloque solista del disco cierra con “Tiempo sin sueños”, incluido en “El tiempo es veloz” (1982, una bellísima versión que la voz de Mateo Sujatovich (a.k.a Conociendo Rusia) devuelve a su tiempo con absoluta pericia. Vale decir que tanta naturalidad no es casual: Mateo es hijo de Leo Sujatovich, con quien compartió diversos proyectos en los ‘80, entre ellos “Mondo di Cromo”, el disco de Luis Alberto Spinetta.

De aquí hasta el final será un maravilloso viaje a través de Serú Girán. “Tema de Nayla”, incluido en Bicicleta (1980) es una conmovedora canción que David le dedicó a su pequeña hija Nayla, quien siendo una niña muy pequeña sufrió un terrible accidente con quemaduras que casi le cuestan la vida. Cuarenta años después, Nayla Lebón canta junto a su padre aquella canción nacida del amor, pero también del horror y la angustia a una pérdida irreparable. La voz adulta de Nayla, como un viaje en el tiempo, le presta la voz a aquella niña para decirle a David que ella también lo ama y que ella no se irá. Es sin duda el punto más emotivo del disco que cuenta con la participación de Pachi Lebón, otro de sus hijos, en batería; y el gran Hugo Fattoruso, quien toma el lugar original de Diego Rapoport para cierre entre piano y acordeón.

Lebón & Compañía. Diego Torres protagonizó la canción y el videoclip de «Seminare».


El Magical Mistery Tour por la obra de Serú seleccionada para la ocasión nos lleva a “En la vereda del sol”, junto a Fabi Cantilo; “Seminare”, una de las joyas del rock nacional que David decidió dejar en manos y voz de Diego Torres, para una versión a la altura del tema y del disco. Luego vendrán “Esperando nacer”, con Vicentico; “Cuanto tiempo más llevará”, con Kevin Johansen y Rosario Ortega; y “San Francisco y el Lobo”, donde Lebón desafía a Soledad a una interpretación en clave de blues y que el otrora Tifón de Arequito no solo aceptó, sino que lo hizo de maravillas.


Pero el disco no termina acá. O sí. En todo caso, es punto aparte del resto como acaso lo haya sido la apertura con Skay. Porque “Lebón & Co. 2” cierra con “Nos veremos otra vez”, de Serú’92, y la participación de Charly García. Aquí, la letra vuelve a proponer un diálogo con el invitado. Porque no me digan que “no estés solo en esta lluvia/no te entregues por favor/si debes ser fuerte en estos tiempos/para resistir la decepción/ y quedar abierto mente y alma/yo estoy con vos” no son palabras dichas por un viejo amigo a otro.


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