Esta neuquina se posiciona como diseñadora de calzado urbano y alta calidad

¿La conocías a Abril Ghilini? A través de su marca "Proyecto Barda" deslumbra con sus creaciones. Cuenta cómo empezó y sigue su emprendimiento. #inspiradora

La neuquina Abril Ghilini se va posicionando a paso firme en el mundo del diseño con la creación de calzado urbano atemporal y de alta calidad.

Primero estudió Diseño de Indumentaria y Textil en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo en la UBA y luego comenzó un emprendimiento en Buenos Aires, donde actualmente reside. Sus viajes constantes a nuestra zona no hacen más que alimentar la esencia de sus creaciones encuadradas en Proyecto Barda, su marca.

Fotos: Luz Consoli y Luján Cayata

Si bien nació en La Plata, a los dos años de edad su familia se vino a vivir a Neuquén, donde se crió hasta partir hacia la Universidad. “Soy muy neuquina, muy patagónica”, admite con orgullo.

– ¿Vos sola llevás a cabo tu emprendimiento Proyecto Barda?

– Sí, aunque suene a mucho es así. Por el momento me estoy encargando de casi todo. Es que cuando uno está comenzando a veces se hace difícil delegar tareas, además de que hoy por hoy me dedico solo a esto. Tengo el tiempo de hacerlo. No voy a negar que es difícil; requiere de mucha organización y planificación. Cuesta pero se puede. Si bien tengo algunos otros trabajos como diseñadora freelance, la mayor parte del día estoy dedicada a Proyecto Barda.

P- ¿Cómo surgió Proyecto Barda?

R- Estudié Diseño de Indumentaria y Textil en la UBA: fueron 13 años en total. A la mitad de la carrera me di cuenta que me interesaba el rubro del calzado; había algo ahí que me motivaba.

Decidí estudiar sobre el tema y me especialicé en modelista de calzado. Aprendí sobre hormas, materiales e insumos.

Proyecto Barda surgió a raíz de la necesidad de hacer algo propio; en ella encontré una forma de expresión. Me interesaba trabajar desde otro lugar, hacer diseños atemporales, que no pasen de moda y que sean de buena calidad y que hablen de historia. Surgió a partir de un texto que escribí inspirado en la ciudad de Neuquén, lugar donde me crié, que da cuenta de sensaciones, sentimientos, olores, texturas, movimiento…

P- ¿Por qué se llama Proyecto Barda y no Barda solo?

R- Empezó siendo solo Barda. A la hora de diseñar busco inspiración en mi lugar de origen, la marca está muy influenciada en ello. Y al cursar mi último año de la carrera Textil decidí unir mi proyecto personal al que ya venía desarrollando con la tesis final. Le antepuse la palabra Proyecto ya que sentía que era algo que justamente estaba en desarrollo, en lo que estaba investigando. Estaba rearmando un proyecto que había surgido como primera idea pero que en ese momento entendí que no era solo crear una marca sino algo en lo que me permitiera expresar y contar una idea, un concepto y con otros objetivos. La cátedra Camargo me permitió poder experimentar, repensarme y realizarlo.

P- ¿Cuáles son los productos que creás?

R- Hago principalmente calzado urbano atemporal de diseño y calidad, no sujeto a la moda. Parto desde el concepto slow fashion en el que promuevo el consumo pausado, consciente y sin prisa.

Además de una línea de carteras desarrollo con el remanente de los cortes que sobran accesorios, dándole una mayor utilidad al mismo y evito así el desperdicio de material.

P- ¿Cómo fue la inversión financiera inicial?

R- Cuando empecé con este proyecto trabajaba en relación de dependencia. Gracias a un pequeño ahorro que tenía de ese último trabajo me alcanzó para comprar unos retazos de cuero y fabriqué mis primeros cuatro pares de zapatos. Luego con ayuda de mi familia seguí con el desarrollo del proyecto hasta hoy. No es fácil; renuncié a ese trabajo de dependencia para poder dedicarme a full a esto ya que antes no tenía tiempo. Hasta el día de hoy me es muy costoso fabricar.

P- ¿Cuál pensás que es el fuerte de tu marca?

R- El diseño y el trabajo artesanal, hacerlos exclusivos, cómodos y de calidad;contar algo a través de ellos, fabricar a medida y realizar talles especiales, investigo permanentemente nuevas tipologías, materiales y usos del mismo.

P- ¿Cuánto investigaste para llegar a este emprendimiento?

R- Mucho. Hice dos carreras en la UBA que me llevaron trece años en total (Diseño de Indumentaria que me faltaron dos materias para terminarla y Diseño Textil), pero creo que hasta llegar a esto no fue solo el estudio sino toda una experiencia de vida y un gran viaje interno.

Cuando armé este emprendimiento partí de todo ese conocimiento que había adquirido en la universidad pero también tomé mucho de mi vida, de mi propia experiencia, de lo que me fue pasando, de los lugares donde viví, de haberme ido a los 18 años de mi casa a vivir sola y estudiar en otra ciudad. Viví el desarraigo, me mudé más de 12 veces en estos 13 años. Nací en La Plata y con 2 años me fui a Neuquén con mi familia, a los 18 años volví a La Plata y a los 21 me mudé a Capital porque estudiaba en Ciudad Universitaria y viajaba todos los días.

Por ello, Proyecto Barda es algo más que una marca o un producto que se vende. Siempre tuve en claro que mi intención como diseñadora era poder llegar a hacer algo más que un producto que sale a la venta, poder transmitir todo eso que me lleva a crear un calzado me motiva, desde mi inspiración por la naturaleza, las sensaciones, experiencias, motivaciones y sentir que la gente se pueda identificar desde algún lugar con eso, que encuentren algo de ellos en esto que hago.

Encuentro en el calzado la manera de expresarme, ese objeto que nos acompaña como sujetos, que nos proyectamos al mundo en continuo movimiento. Lo siento fundamentalmente necesario para el día a día. Es por eso que hago mucho hincapié en que sean de calidad y principalmente cómodos ya que un zapato que duele o molesta es un día entorpecido.

En esos viajes que hacía de La Plata a Buenos Aires para estudiar, en el que me levantaba a las 4 AM, sentía que nunca había salido con el zapato adecuado para ese largo día. Es ahí cuando dije: “necesito un zapato bueno, lindo y cómodo que se adapte a las distintas situaciones cotidianas”.

El calzado tiene un proceso de producción muy largo y costoso. Eso me atrapa para poder buscar la forma de reducir ese proceso, de hacer calzados más versátiles y darle un nuevo modo de uso a ese objeto.

P- ¿Quiénes te asesoraron primero y en qué y cómo sigue hoy ese asesoramiento?

R- Comencé sola, lo hice prácticamente de autodidacta. Vengo de la UBA y no es poco. Haber pasado por esa universidad me dio herramientas para ver el mundo a través del diseño; te prepara para tener una mirada innovadora, crítica y amplia de las cosas. Te permite cuestionarte y cuestionar para llegar a un resultado que parte de todo un análisis previo. Ese análisis que tanto trabajamos durante las cursadas uno lo termina aplicando en todo. Casi al final de mi carrera bajo la mirada de las docentes de la Cátedra Camargo entendí lo importante que era planificar lo que uno está creando o generando y es esa planificación la que uno aplica tanto para la práctica cotidiana como para armar un proyecto.

Además creo que si uno tiene los objetivos claros y las ganas de hacerlo, se hace. Después con el tiempo y a medida que el emprendimiento fue visibilizándose busqué asesoramiento en tutorías para emprendedores. Ahora asisto a perfeccionamientos en la UBA y la Cámara de la Industria del Calzado.

P- ¿En qué estado está hoy el emprendimiento?

R- En un proceso de desarrollo y crecimiento. Agradezco estos espacios tan importantes para un diseñador/emprendedor que está en sus comienzos.

P- ¿Hacia dónde va tu emprendimiento?

R- Busco poder encontrar la manera de ser lo más sustentable posible. Es algo que hoy por hoy lo aplico en algunos aspectos que están a mi alcance, como usar cueros de curtido vegetal, pegamentos naturales y materiales naturales no contaminantes al medio ambiente. En la industria del calzado hay procesos complejos que cuestan modificar. Deseo llegar a más personas que puedan sentirse cómodas y a gusto con mi trabajo.

Actualmente estoy armando workshops para poder brindar mis conocimientos del oficio y llegar a personas interesadas en aprenderlo.

P- ¿Cómo influye el lugar de origen de un diseñador en su obra?

R- En mi caso, como neuquina, influye mucho, tomo y busco esos lugares donde me crié como disparadores. Crecí viviendo en una chacra, jugando entre los árboles de manzanas y peras, sintiendo el ruido de las hojas de otoño al pisarlas, el abrazo de los ríos en verano y la barda como contenedora de ese valle y desierto que conviven en un mismo lugar.

Crecí en una zona atravesada por la naturaleza, jugando en la tierra, trepando en los árboles, nadando en el río, sintiendo el viento. Hoy todas esas sensaciones, olores y texturas son mi fuente de inspiración. Ese lugar donde crecí libre y jugando me permite seguir haciéndolo.

P- ¿Es posible vivir solo del diseño o se tiene que buscar más ingresos por otra parte?

R- Se puede; pero cuando uno recién está comenzando y armando un proyecto propio es difícil vivir solo de eso. Depende mucho de la situación económica de cada uno. En mi caso cuando estudiaba trabajaba en locales como vestuarista o en algunas marcas. Ahora cuento con ayuda y con trabajos freelance como diseñadora.

Al principio todo lo que ingresa se reinvierte en el proyecto, es un camino lento y costoso pero debe ser constante para poder sostenerlo.

Trabajo con un armador que me presta las hormas ya que en el rubro del calzado se requiere de mucha inversión previa.

P- ¿En qué pilares se sostiene tu trabajo?

R- En el ser constante, auténtico, honesto, en la calidad y calidez con la que trabajo, en hacer productos cómodos porque pienso mucho en el otro. Me gusta observar y tener registro de quienes lo van a usar, trabajo artesanalmente y eso me permite estar en cada detalle: cada zapato es único. El trabajar a pedido me permite que cada cliente pueda ser libre de elegir los materiales o colores que les propongo para luego usar. Busco desarrollar nuevas tipologías que permitan soluciones a lo cotidiano de su uso.

P- ¿Qué elementos te diferencian de otros colegas tuyos?

R- Creo que cada uno toma el diseño desde una cosmovisión diferente, auténtica e individual. En mi caso me propongo ser fiel a esa primera inspiración que me llevó a esto, a ser honesta en lo que hago, consciente y responsable de crear desde lo ético, de no perder ese registro y la sensibilidad de quienes lo van a usar.

El diseñar es muy personal y considero que cada uno encuentra la mejor forma de abordarlo.

P- ¿Qué importancia le das vos a la experimentación?

R- Mucha, es el motor que me lleva a hacer lo que hago. Me encuentro constantemente experimentando, ya sea desde nuevas molderías, materiales y texturas.

P- ¿Cómo es tu proceso creativo?

R- Parto siempre de alguna fuente de inspiración, una idea, un concepto, algún texto, sensaciones internas, alguna necesidad. Observo qué me inspira o genera como disparador y busco imágenes, texturas, colores que me sirvan de referencia. Luego hago bocetos para bajar esa idea, dibujo y pinto . Después lo plasmo directamente en la horma. Me sirve mucho hacer pruebas de prototipos en papel o con algún retazo que tenga en el taller para ir buscando nuevas morfologías, cortes y pruebas de calce.

P- ¿Cómo se llega a un buen estándar en tus productos?

R- Una vez logrado el paso previo comentado, desarrollo la moldería, hago el prototipo de prueba, busco buenos materiales, que sean naturales y que tengan buen tacto con la piel ya que al calzado lo vinculo con la salud,

Busco que además del diseño cómodo, la forrería sea de cuero, esto permite que el pie respire y el calzado se adapte confortablemente al mismo.

P- ¿En qué momento de tu vida te empezó a gustar la idea de ser diseñadora?

R- Desde la infancia. A los 9 años tomé clases con María Paula Pergolini, artista plástica neuquina. Pintaba en su casa, íbamos al río y dibujaba lo que me interesaba del paisaje. Aprendí a utilizar distintas técnicas, usé carboncillo, acrílicos, tizas y hacía cuadros con materiales de descarte y reciclados.

Además aprendí a trabajar con arcilla que la extraía de la barda. En ese entonces sabía que me gustaba lo manual, el trabajo artesanal y encontraba ahí un espacio para expresarme. En el ´97 con 10 años hice mi primera exposición de arte en el Centro Cultural Conrado Villegas, de Neuquén capital. Simultáneamente tomaba clases de danza, expresión artística que actualmente sigo realizando, permitiéndome que esas líneas en el espacio y el movimiento hicieran huellas en mí.

Por otro lado mi abuela era modista y mi mamá aprendió el oficio;en sus tiempos libres y mientras mi hermana y yo jugábamos en la chacra ella nos cocía los buzos. De más adolescente me gustaba la idea de hacer mi propia ropa e intervenir o modificar la que ya tenía. A los 16 años pinté unas zapatillas de lona blancas.

Para mi fiesta de egresados diseñé y confeccioné mi propio vestido. Desde siempre tuve interés de vincularme con el arte y el diseño; en este último encontré la manera de fusionar el arte con todo su universo poético y el aspecto más funcional del diseño.

Instagram: @proyecto.barda

Fb: Proyecto BARDA

www.proyectobarda.com.ar


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