Estados Unidos pone al mundo bajo presión
Operadores del sector aseguran que el Tesoro norteamericano cuenta con “caja” para enfrentar sin ningún problema los vencimientos de deuda que operan el próximo mes.
javier lojo
jlojo@rionegro.com.ar
N
o hay nada por lo que alarmarse. Es un tema menor… esto lo resuelve la política”, respondía este fin de semana, con un tono forzado de despreocupación, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, al llamado telefónico del titular del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan.
Esta comunicación es sólo una ficción, nunca existió.
Sin embargo, la mayor parte de los operadores bursátiles de las distintas plazas del globo imaginó esa conversación sobre el filo de la noche del viernes, cuando republicanos y demócratas seguían sin definir la autorización para subir el “techo” del endeudamiento de Estados Unidos.
Aquel conocido concepto que nos dejó, entre otras tantas genialidades, John Maynard Keynes “Si yo te debo una libra tengo un problema, pero si te debo un millón el problema es tuyo” seguramente fue decisivo para pensar que Zhou Xiaochuan verdaderamente había levantado el teléfono para manifestarle su preocupación a Geithner.
Pero volvamos a la realidad del día a día. China tiene hoy tomados entre sus reservas algo más de 1,1 billones de dólares en distintos bonos del Tesoro estadounidense. Es el principal acreedor norteamericano y juega hoy un rol determinante en el mantenimiento del dólar como moneda de referencia en los mercados internacionales.
Si Estados Unidos entra en cesación de pagos arrastrará a China y juntos estos gigantes, a toda la economía mundial.
De ahí que la preocupación vaya más allá de lo que pueda manifestar el gobierno chino sobre la potencial debilidad del dólar.
Es amplio el espectro de ciudadanos, empresas y Estados que tienen hoy “más de un millón de dólares” en sus manos y muchos de ellos deberían tomar al pie de la letra el famoso dicho de Keynes.
Para la mayoría de los analistas las probabilidades de que el gobierno estadounidense termine por incumplir el pago de 23.000 millones de dólares que vence en las próximas 48 horas son casi nulas.
Sin embargo, a medida que nos acercamos al 2 de agosto sin una “respuesta política” a la realidad económica se potencia la tensión en las plazas bursátiles.
Operadores del sector aseguran que el Tesoro norteamericano cuenta con “caja” para enfrentar sin ningún problema los vencimientos de deuda que caen el próximo mes.
Chris Ahrens, de UBS, y Ajay Rajadhyaksha, de Barclays, sostuvieron esta semana ante una consulta de la agencia de noticias Reuters que el gobierno norteamericano cuenta con fondos para enfrentar compromisos, por lo menos, por dos semanas más a partir del primer vencimiento.
“Tener autorización para contraer préstamos es como tener una tarjeta de crédito”, dijo Rajadhyaksha en comunicación con la agencia inglesa. “Si bien el Tesoro ya no podrá usar su tarjeta de crédito después del 2 de agosto, debería ser capaz de seguir pagando sus cuentas a partir del día siguiente”, confió el analista de Barclays.
También las aseguradoras que protegen a los inversores contra un eventual default de los títulos norteamericanos salieron a aclarar que Estados Unidos no ingresará en cesación de pagos, nerviosas por los alrededor de 4.770 millones de dólares que deberán pagar si ese país entra en mora.
Aun con la complicada situación y la incertidumbre respecto de un posible default, los inversores continúan aceptando hasta el día de hoy tasas del 3% sobre los bonos del Tesoro a 10 años, un dato que muestra la confianza del mercado en el gobierno de Obama.
Causas y efectos
La deuda pública de Estados Unidos ascendía al cierre de junio a 14,46 billones de dólares y representaba el 99,32% del PBI del año, si se toman como referencia las cifras unificadas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para este ciclo proyectando las cifras del cierre del primer semestre. La relación (99,32%) se ubica entre las cuatro más altas frente al resto de los países desarrollados. (Ver infografía)
Los desequilibrios presupuestarios del gobierno federal son claves para tratar de comprender la evolución de este importante endeudamiento.
El déficit o superávit anual gubernamental se refiere a la diferencia en efectivo entre los ingresos y los gastos del gobierno, sin tomar en cuenta las transferencias intragubernamentales existentes en el período.
Según estadísticas del Tesoro, los pasivos aumentan como resultado de este déficit en el presupuesto unificado; sin embargo, existen también ciertos gastos (créditos suplementarios) que se suman a esta deuda bruta pero están excluidos del déficit.
La deuda pública bruta de Estados Unidos se incrementó en más de 550.000 millones de dólares anuales en promedio durante el período 2003-2007, con subas de algo más de un billón en el 2008, de cerca de 1,9 billones en el 2009 y de alrededor de 1,7 billones para el cierre del 2010.
Junto con el déficit presupuestario los pasivos fueron una de las razones para que Standard & Poor’s rebajara la calificación de la perspectiva crediticia de Estados Unidos a “negativa” el 18 de abril.
Cada año que el gobierno estadounidense gasta más que lo que recauda por impuestos registra un déficit presupuestario que termina trasladándose, en forma casi lineal, a mayores pasivos, por lo que la deuda actualizada es el resultado de la ecuación de todos los déficits anuales registrados a la fecha.
Con el inicio de la discusión del techo de la deuda federal y el recorte del déficit, aparecen datos que son llamativos.
• Los ingresos por impuestos están en valores bajos de acuerdo con los patrones históricos del país y la estadística internacional. • Los niveles de gasto en salud y lo que se lleva la seguridad social, por el contrario, están sobredimensionados en el presupuesto.
El sistema político está empantanado en esta discusión. Los problemas mencionados indican que el actual dilema de elevar el límite de la deuda y la reducción del déficit es el preludio de un combate político aún más intenso para los próximos días. “Como sociedad, nosotros tenemos que pagar más por las funciones del gobierno y aceptar menos en servicios gubernamentales o ambas cosas”, dice Douglas Elmendorf, director de la Oficina Presupuestaria del Congreso. “Para muchas personas ninguna de esas opciones es atractiva, pero no se las puede evitar por mucho tiempo más”, aseguró el funcionario esta semana a la agencia AP.
Las proyecciones oficiales muestran que los ingresos federales por impuestos este año equivaldrán al 14,4% del PBI, una cifra muy baja cuando se la compara con las de cualquier otro país desarrollado.
Pero, pese a estas frías estadísticas, los republicanos se niegan a sumar ahora mayor presión impositiva sobre la economía norteamericana (pensar que en la Argentina ésta se ubica en torno al 36% del PBI) para poder compensar los desvíos presupuestarios.
En la otra vereda está el gobierno de Obama, que no tiene en su agenda concretar recortes en el gasto social de cara a las próximas elecciones.
Todo indica que nadie quiere asumir los costos políticos frente a las medidas que hay que aplicar.
Mientras tanto, los mercados del mundo siguen crujiendo.
Viene de la tapa
javier lojo
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