Fabricó un Lamborghini Aventador para su hijo con una impresora 3D

De todas las preguntas insólitas que un hijo puede hacer, probablemente Sterling Backus haya oído una de las más raras. Es que este hombre de Colorado tuvo un desafío cuando su chico, de sólo 11 años, lo encaró y le preguntó «Papá, ¿podemos construir un Lamborghini Aventador?».

Si la situación ya era curiosa, imaginen a que nivel llegó cuando la respuesta del padre fue «¡Claro que si!». Vale hacer una revisión previa de los hechos para entender cómo se llegó a esto. Sterling es físico y director científico de KMLabs, una empresa dedicada al diseño láser. Su hijo, por su parte, es fanático del videojuego «Forza Motorsport», de Xbox, que trata sobre automóviles.

El presupuesto inicial para la obra fue de 20 mil dólares, que Backus consiguió en parte mediante Patreon, una de las tantas plataformas de crowdfunding o proyectos colaborativos en la web. En cuanto a los elementos, utilizó una impresora 3D Creality CR-10S, de aproximadamente 900 dólares.

Para la construcción del Lamborghini, Backus descargó los distintos paneles de diseño mediante GrabCAD, una comunidad online de diseño. Esto llevó un tiempo considerable, y para muestras basta un botón: el sistema de frenos delanteros llevó más de 50 horas de impresión.

Parte del chasis fue armado a mano con metales, de forma que la montura de los paneles fuera más accesible luego. Y fue allí donde surgió el primer inconveniente: estos paneles comenzaban a derretirse si estaban demasiado tiempo en contacto con el sol. Backus lo solucionó rápido, recubriendo todo con fibra de carbono y resina epoxy.

Ya sobre el final del proyecto, Backus consiguió un motor «de bloque pequeño», un LS1 V8 recuperado de un viejo Corvette. Una vez finalizada la base, se añadieron los demás lujitos, desde el sistema de apertura vertical de las puertas hasta las luces.

Hoy en día, Backus mantiene en marcha este proyecto, que tituló como «Interceptor», y realiza giras educativas sobre impresión 3D, diseño y sobre proyectos tecnológicos. Y todo comenzó con un simple pedido del hijo: que le construyan un Lamborghini.