Favaloro murió entre problemas económicos y su crítica al sistema
La Justicia confirmó ayer que el cardiocirujano se suicidó. Nadie puede confirmar por qué tomó tal determinación. Se cree que fueron los problemas económicos por los que atravesaba su Fundación. Una carta entregrada a "La Nación" daba cuenta de que Favaloro estaba pasando por el peor momento de su vida, pero ningún allegado lo vio tan deprimido. "Río Negro" transcribe parte de su última entrevista periodística, donde denuncia la injusticia.
Por los méritos profesionales acumulados, fruto de su trabajo nacional e internacional, porque fue un hombre comprometido con su época, la presencia del doctor René Favaloro en Quilm-es, invitado por sus colegas del Círculo Médico, significó un auditorium lleno de público, expectativas y afecto. Por esos días había cumplido 77 años, había nacido un 14 de julio. Sus palabras aún retumban y trascenderán el duro límite que decidió ponerle a su vida a media tarde del sábado. «Río Negro» transcribe parte de algunas definiciones polémicas que sobre la vida, la salud, la educación, brindó Favaloro en su última entrevista dada a un periodista, luego de la disertación en aquella localidad bonaerense.
* Como maestro. Me he cansado decir que ojalá se me recuerde como educador y no como cirujano, porque eso es lo que hice toda mi vida. He tratado de educar y educar y educar. Nadie es dueño de la verdad, cada uno dice lo que piensa. Siempre he tenido ese compromiso que se acrecentó en mis doce años (entre 1950 y 1962) de médico rural (en Jacinto Aráuz, La Pampa).
La salud tiene un componente psíquico, el orgánico y un gran componente social, según la definición de la OMS. Siempre esto me ha preocupado, aquellos doce años en un pueblito de pocos habitantes y en una zona muy pobre, me impresionaron.
* La sociedad. Esto que llamamos también globalización o posmodernidad, ha hecho que los ricos sean cada vez poderosos y los pobres, más empobrecidos. Más que neoliberalismo, era neofeudalismo. Umberto Eco ya lo había empezado a denominar así en 1972.
En el feudalismo, el señor feudal era dueño de todo y tenía ahí sus siervos, pero les daba casa, comida adecuada, porque trabajaban para él. Ahora, con tantos adelantos eso no ocurre porque el desempleo no preocupa a las grandes corporaciones y a los ricos, pueden reemplazar a los hombres por robots o computadoras.
*Los medios de comunicación. Chicos y adultos viven prendidos a ellos. Me produce pavor la calidad de los programas; si conocen alguno educativo en nuestra televisión, díganme, porque yo lo desconozco. Lo único que interesa es la plata.
* La salud. Debemos pensar en prevención. Allí hay que invertir. Pero sucede al revés, la mayor inversión va a la medicina curativa. La Federación Mundial del Corazón investigó en más de 140 países, qué estaban haciendo al respecto. Sólo 47 contestaron y de ellos, apenas el 30% tenía programas preventivos. Nosotros no tenemos un plan de salud. Entre el 40 y el 50% de nuestra población no tiene cobertura médica. Ahora, por más que quieran planificar y realizar si no se saca la corrupción del sistema…
Se calcula que gastamos más de 22 mil millones de pesos en salud, si sumamos lo que corresponde al Estado nacional, al provincial, los municipios, la medicina prepaga, las obras sociales, PAMI, se puede organizar un sistema de salud sin mayores inconvenientes. Si Suecia, Alemania, Canadá, Holanda, España, Italia o Nueva Zelandia han logrado que la salud no sea un privilegio, me pregunto por qué nosotros no podemos, si hay dinero suficiente para hacerlo. La salud gerenciada también se asentó en Argentina. Ello ha producido una reducción del costo de la salud, pero es evidente que estos grupos económicos son simples inversores, cotizan en bolsa y no están en manos de médicos. Les importa cuánta ganancia se obtendrá.
Eduardo Rouillet
La preocupación por la cuestión social
Para Favaloro, todo problema médico tenía detrás una cuestión social y en este sentido, dio su opinión sobre tres temas:
Ser médico. «Para que un sistema tenga éxito, tiene que alentar a los médicos para que actúen como confiables defensores del paciente y eviten ser influidos por intereses económicos. El gran desafío es garantizar a todos el acceso a la atención médica básica, de acuerdo con los principios del juramento hipocrático: «no perjudicaré a mis pacientes y aplicaré mis tratamientos en beneficio de los enfermos, según mi capacidad y buen juicio; y me abstendré de hacerles daño o maldad.»
* Armamentismo. «El problema del mundo es que los gastos no están dirigidos en la forma correcta. En armamentos se gastan más de 750 mil millones de dólares. En Latinoamérica se estima que hay 1,4 millón de soldados y se gastan anualmente más de 17 mil millones de dólares en armas. Ahora que desaparecieron todos los conflictos limítrofes con Chile, qué vamos a hacer los dos países cuando el 10% del cobre exportado, va para adquirir armamentos. Se presume que en la década que acaba de comenzar, nuestra región invertirá no menos de 7.000 millones de dólares en este rubro.»
* Educación. «Es evidente que todo problema médico tiene detrás lo social. Pero el punto trascendente está en la educación y debemos luchar por mejorarla; cuanto más educada es la persona, mejor defiende su salud. Este neoliberalismo, posmodernidad, o como se llame, va a desaparecer. Ya toda la gente empieza a quejarse y se habla de la tercera vía, en Europa especialmente. Espero que lo que vivimos ahora no sea el futuro de la humanidad, donde la inequidad manda y sólo unos pocos disfrutan de todo y los demás lo miran por televisión o ni siquiera eso…» (E. R.)
«Paso por un momento difícil»
Un mes antes de su muerte, el prestigioso cirujano escribió cartas a sus colegas, familiares y medios de comunicación en las que daba cuenta de los «difíciles momentos» que estaba atravesando y de la falta de respuestas a sus reclamos al Estado.
Entre las misivas se destaca la que Favaloro dirigió, hace un mes atrás, al director del diario «La Nación», José Claudio Escribano, en la que el cirujano resaltó que se sentía «un mendigo» en su país y contaba las penurias económicas que atravesaba la fundación:
«Estimado amigo: Estoy pasando uno de los momentos más difíciles de mi vida. La Fundación tiene graves problemas económicos financieros como resultado de todo lo que sucede en nuestro país», dice la carta, fechada el 22 de junio de 2000 y que fue publicada ayer por el diario «La Nación».
Desde el texto, que lleva el membrete de la Fundación Favaloro, el médico había resaltado que a la entidad «se le adeuda 18 millones de dólares» por lo que -remarcó- «se hace cada vez más difícil sostener nuestro trabajo diario que como siempre se brinda a toda la comunidad sin distinción de ninguna naturaleza, con tecnología de avanzada y personal altamente calificado, además de la tarea docente y de investigación».
«Le envío una nota -continuó- que destaca algunos hechos recientes. Quizá le sorprenda que no está de acuerdo con la modestia que siempre me ha acompañado. Le ruego su publicación, realmente la necesito, para que se vea como se me trata en el mundo en contraste con lo que sucede en mi país. Me refiero a aquellos vinculados al quehacer médico».
«La mayoría de las veces un empleado de muy baja categoría de una obra social -gubernamental o no- o de PAMI ni contesta mis llamados», lamentó. «En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea».
Antes de despedirse de su «amigo Escribano» con un abrazo, el médico destacó que los homenajes que le rendían no servían para afrontar los angustiosos momentos que estaba atravesando. «Yo no vivo de homenajes, me duran unos momentos. Sí vivo de las cosas pequeñas de la vida y desde siempre mi mayor satisfacción es ser útil a mis semejantes».
En tanto Escribano, resaltó también una comunicación telefónica que mantuvo con Favaloro días después de recibir la carta. «Fíjese, doctor -le dijo a Escribano- que llamo aquí, llamo allá y ni siquiera me atienden, y cuando me atienden no me reconocen, y son semanas, y son meses y la deuda crece, crece…».
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