Fiesta del Veranador: el día que volvió la alegría al norte neuquino

Andacollo rindió homenaje a hombres y mujeres del campo en la 25° Fiesta del Veranador y Productor del Norte Neuquino con domas, jineteadas y espectáculos musicales. Texto y fotos de Ricardo Kleine Samson.

La Fiesta del Veranador y del Productor del Norte Neuquino en Andacollo fue un encuentro increíble que movilizó todas las energías que la pandemia contuvo durante dos largos años.

Destrezas gauchas en Andacollo en el norte neuquino, un paraíso de la Patagonia donde se respira tradición y amor por el trabajo en el campo. Fotos: Ricardo Kleine Samson.

Todo lo que se sentía era una desbordante y contagiosa alegría.

Pura tradición sobre el escenario.
Pura tradición abajo del escenario.

Cuando, después de una desgracia, que la gente vuelva a cantar, a bailar y a divertirse es la manifestación más clara de que la vida existe.

Llegaron artistas desde toda la región y desde Chile.

Es lo que se manifestó en todas y cada una de las más de 10 mil personas que, solamente el sábado a la noche salieron a bailar y cantar en torno a los cantores populares y grupos musicales que, desde todos los rincones del norte neuquino llegaron a Andacollo, al ritmo de la cueca y luciendo sus pañuelos para seducir a sus parejas en la pista.

Muchas cantoras, cantores y cuequeros bajaron, a empujones, de sus veranadas a lucir sus voces, guitarras y tonadas que sonaron durante los tres días de esta fiesta popular.

La gente, de todos los lugares de este norte, vivió la fiesta como propia, como si cada uno, con sus familias incluidas, fueran la fiesta en sí misma. Honraron la vida.

Destezas gauchas.

Las destrezas gauchas, matizadas con los payadores, terminaron de coronar este magnífico espectáculo que no dejó ninguna duda sobre las destrezas de estos criollos del norte neuquino. Hay sangre en sus venas.

El paisaje, su geografía, su gente y sus costumbres es lo que hace único al norte neuquino.

Oficios y sentimientos que se transmiten de generación en generación.

Por lo demás, la fiesta fue impecable sin que se pueda hacer una sola crítica. En lo personal destaco el maravilloso e impecable trabajo de don Hugo Castillo, jefe de campo de la doma, que no dejó nada al azar.


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