Laguna Rosales y su pre-primavera, un paraíso a 7 km de San Martín de los Andes

Continúa el viaje fotográfico por las maravillas de la Patagonia. En esta escala, nuestro corresponsal Patricio Rodríguez nos lleva de paseo a laguna Rosales, ideal para vivir unas horas de naturaleza pura muy cerca de la aldea de montaña neuquina.

Vitamina D, aire, sol y mates eran los protagonistas de esta salida, y la cámara “de fotos”, siempre fiel a mi lado. Acumulábamos, por estas latitudes, muchos y “cortos” días de fríos y vientos, y algo de encierro. Salir a caminar y airearse era imperioso, además, la posibilidad de hacer algunas imágenes, siempre amerita para salir de la zona de confort.

El dilema, era hacia que lugar ir, ya que contaba con poco tiempo, entonces, apenas 2 horas, la clásica y rendidora laguna Los Rosales, o “La Rosales”, siempre es una gran opción.

Una tarde de primaveral frente a la laguna. Foto: Patricio Rodríguez.

A tan solo 15 minutos del centro, tomas el camino que va a lago Lolog (R 62) y a mitad de recorrido, como cuando vas al barrio Caleuche, mano izquierda, está la entrada, un guarda ganado amplio debajo de la tranquera y a unos 300 metros el estacionamiento vehicular, pero también podés ir en bici o caminando, solo te va a llevar algunos minutos más.

Para mi asombro, había poca gente, apenas dos vehículos, también venían Lilo (una perrita “morocha”, rescatada) y Mariana.

El sendero estaba bien marcado, algunos manchones de nieve, y en las sombras algo más perezosa, con pocas ganas de derretirse y “blancura” acumulada.

Laguna Rosales primaveral. Patricio Rodríguez.

Fuimos charlando y sorteando la “barrosa” nieve, hasta la mitad del largo de la laguna. El sol que estaba en su plenitud, nos acompañaba, cálido, amable, y hasta me anime a quedar solo con la remera, el abrigo no era necesario mientras caminábamos.

Para nuestro enorme placer, las orillas y playas, aun conservaban una nieve de primavera típica, que hacían del paisaje una perfecta combinación de azules y blancos.

Foto: Patricio Rodríguez.

Buscamos la playita de césped, angosta, pero efectiva. Lilo se dedicaba a buscar y buscar, y cada tanto se metía al agua, y entre mates y charlas, las fotos iban quedando “impresas” en el sensor.

Al ratito llego una familia “numerosa”, con la alegría y el bullicio de los niños, para placer de Lilo.

Laguna Rosales primaveral. Patricio Rodríguez.

Al cabo de una pequeña charla con los nuevos visitantes, buscamos unas vistas más alejadas, sobre unos centenarios coihues semisumergidos en las orillas.

A lo lejos, la piedra de Trompul, las garzas, el Cerro Colorado, y esta Patagonia Andina de lujos para la vista y silencios que llenan los sentidos, nos cobijaba en armoniosa labor de hacer otras fotos.

Laguna Rosales primaveral. Patricio Rodríguez.

Algunos mates y el regreso, placido, entre fotos y más charlas, invitaban a seguir, pero el frio volvía a insinuarse y era preferible volver.

Espero regresar pronto, aún quedan muchos capítulos de historias por conocer… 

Foto: Patricio Rodríguez.

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