Fracasaron dos intentos por rescatar al submarino

Intentan enganchar una cápsula de salvamento, que permitiría la evacuación de los tripulantes de la nave rusa. La alternativa es colocar pontones, con los cuales levantarlo del fondo del mar.

Notas anteriores:

Moscú (EFE/AR).- La Armada rusa empezó ayer una arriesgada operación de rescate de los 116 tripulantes del submarino nuclear «Kursk», hundido el pasado sábado en el Artico, pero dos intentos de llegar al casco fracasaron «por mal tiempo».

La tempestad, con vientos de 70 kilómetros por hora y olas de cuatro metros, que amainaron poco antes, no impidieron un segundo intento de acoplar al sumergible siniestrado una cápsula para rescatar a la dotación.

Mientras siguen las tareas de rescate, crece el temor sobre la suerte que pueden haber corrido los tripulantes. Si son ciertas las informaciones que indican que cuatro de los diez compartimen-tos más utilizados del submarino están inundados, significaría que el 60 % de la tripulación puede haber muerto en la explosión que causó su hundimiento.

Arkadi Efanov, capitán de na-vío en retiro y ex comandante del submarino «Smolensk», de la misma clase que el «Kursk», explicó que «según el reglamento, en caso de avería el personal de-be permanecer en los compartimentos en los que se encuentran». Otros expertos, como el capitán de navío Alexander Nikitin, colaborador de la organización ecologista noruega «Bello-na», indicaron que no es probable que se hayan inundado más de dos compartimentos de la nave.

La exploración del buque indicó que la proa, precisamente donde trabaja gran parte del personal de a bordo, aparecía destrozada, así como la zona de lanzamiento de los cohetes que porta el submarino.

Expertos de astilleros constructores de sumergibles indicaron al canal de televisión NTV que no comprenden por qué los marineros del «Kursk» no emplearon la cápsula de salvamento de la que dispone el submarino.

La «fase activa» del rescate había comenzado a las 16.00 GMT (13 de la Argentina) y una hora después se hizo el segundo intento, según el servicio de prensa de la Flota rusa del Norte.

La relativa mejoría del tiempo permitió tener algunas esperanzas de sacar adelante la operación, que se había ido retrasando desde el lunes debido a la fuerte marejada.

La cápsula de salvamento, sujeta al buque de rescate «Rudnitski», se sumergió en las aguas del mar de Bárents para descender el centenar de metros que la separan del submarino nuclear de última generación «Kursk».

Este dispositivo esférico debe engancharse a las escotillas del submarino para permitir el acceso a él de los marineros atrapados, que en grupos de hasta 20 personas serán ascendidos a superficie, si todo va bien. El submarino no debe estar inclinado más de 45 grados para que la operación pueda concretarse, dijeron fuentes militares.

El peligro sigue presente, pues las corrientes son muy fuertes y la zozobra del mar es agravada por la marejada que aún continúa en esta zona del Artico.

En las labores de rescate participan 15 buques de guerra y otros barcos de salvamento de la Flota del Norte, que están concentrados en el sector del Artico donde el «Kursk» se encuentra varado a una profundidad de 107 metros.

«Lo único que está claro es que la gente está viva, pues la tripulación envía señales de socorro y todo lo demás son esperanzas que disminuyen progresivamente», dijo el comandante en jefe de la Armada rusa, Vladímir Kuroyédov.

Añadió que todos los esfuerzos ahora «se centran en salvar a la tripulación del Kursk».

El «Kursk», un submarino nuclear de clase Antei (Oscar II, según el código de clasificación de la OTAN), se hundió cuando participaba en maniobras.

La Armada rusa había manejado dos versiones sobre las posibles causas del hundimiento: una explosión a bordo o una colisión con otro buque «o con un objeto no identificado». En las últimas horas, crece el convencimiento de que ese objeto pudo ser una mina abandonada de tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Fuentes rusas y estadounidenses (EEUU disponía de al menos un navío cerca del lugar del accidente) dijeron que el sábado se habían detectado señales de lo que pudo ser la explosión que hundió el Kursk. El Pentágono rechazó las versiones de algunos miembros del estamento militar ruso sobre una eventual colisión del submarino con otra nave de esa nacionalidad o británica, que operan por la zona.

Secretos y contradicciones oficiales en torno del siniestro

Moscú (EFE).- El accidente del submarino nuclear ruso «Kursk» está envuelto en el misterio, desde la fecha y causa del hundimiento y el rechazo inicial de la ayuda internacional para el rescate de la tripulación, hasta la presencia a bordo de una decena de altos mandos de la Armada.

Pero el flujo de los acontecimientos, con «fugas» informativas continuas, descartó poco a poco versiones hasta revelarse, según los últimos datos, que el accidente no ocurrió el domingo, sino el sábado, y que a bordo no iban 107 tripulantes, sino 116. La diferencia la explicaría la presencia de una decena de jefes de la Armada.

La Armada y otros órganos de las estructuras de poder se desmintieron entre si al decir primero que «sólo se perdió contacto» con el «Kursk» durante dos horas el domingo, para luego reconocer que nunca se recuperó la comunicación por radio.

Otras declaraciones del primer momento sobre una colisión con un sumergible «extranjero», posiblemente espía como llegó a decir algún alto mando, también quedaron en la nada al imponerse las tesis de una explosión interna o un impacto con una mina.

El secretismo tradicional heredado en Rusia de la época soviética se transformó en una oleada de datos inconexos y contradictorios, tras la primera filtración el lunes por la mañana, cuando la agencia Interfax dio la noticia citando a «un portavoz» no identificado de prensa de la Armada.

A última hora de ayer el relato de los hechos se remontó al domingo como fecha del siniestro, pese a que a un oficial dijo por televisión que la tripulación «lleva ya cuatro días» en el fondo del mar de Bárents. La diferencia de 24 horas cobró dramática trascendencia tras los confusos datos de los especialistas en torno a la autonomía de oxígeno del sumergible y su capacidad para regenerar aire por medio de electrólisis o reacciones químicas.

Militares dijeron que el submarino sólo tenía oxígeno para 48 horas, otros ampliaron el plazo hasta «70 horas más» a partir de la mañana de ayer y nadie confirmó con certeza si se logró o no suministrar aire y electricidad desde el exterior.

Moscú rechazó la ayuda ofrecida por EEUU, Reino Unido, Francia y otros países. El viceprimer ministro Iliá Klebánov tuvo una reacción de típico nacionalismo al asegurar que los medios técnicos rusos «no son peores» que los norteamericanos para intentar el rescate.


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