Gagik Gasparyan en la región: el sonido milenario de Armenia

Virtuoso del dudúk, tradicional instrumento de su país, dará conciertos benéficos en Roca y Bariloche este fin de semana, junto al Cuarteto de Cuerdas de FCP. Antes, habló con “Río Negro”.

El músico armenio Gagik (lo pronuncia Gaguik) Gasparyan actuará en la región este fin de semana, junto a Marianela García Pérez en piano y el Cuarteto de Cuerdas de Fundación Cultural Patagonia. El internacionalmente reconocido solista de dudúk, se presentará el próximo viernes a las 21 en el Auditorio “Ciudad de las Artes”, de Roca, y el domingo, a las 17, en el Camping Musical de Bariloche. Ambas actuaciones en adhesión al proyecto del Ministerio de la Diáspora de la República de Armenia, mediante el cual la Unión General Armenia de Beneficencia propuso conciertos destinados a comprar instrumentos que serán donados a escuelas musicales de ese país.

Desde Córdoba, donde actualmente vive, Gagik, mate en mano, abrió el diálogo con “Río Negro” hablando justamente del mate: “Me acostumbré mucho. Es que mi esposa desayuna con mate, después lo toma a la tarde. Y ya ocupa una parte de mi vida, me entretiene, es como un compañero. Ella es argentina pero de tercera generación de armenios. Argentina es un país con muchísimos descendientes de inmigrantes”.

Raíces milenarias

“Armenia es una de las culturas más antiguas del orbe, aunque el mundo hable poco de eso porque se ha educado que la antigüedad comienza en Grecia y una parte en Roma. Pero antes de los griegos, más del pasado son los sumerios, asirios. Si bien muchos pueblos desaparecieron, dentro de todos los antiguos hay uno que sigue estando presente hoy, Armenia. Se conoce como el más viejo sitio dedicado a la astronomía a Stonehenge, pero nosotros tenemos el más antiguo Carahunge, ambos nombres con muy parecida terminación y la misma traducción, unión de piedras. Y este lugar tiene 7.000 años, el doble que el del sur de Inglaterra.

”En la cultura antigua entra todo, música, lengua, alfabeto, historia, arquitectura. El instrumento que toco, es uno de los primeros de doble lengüeta –boquilla donde se produce el sonido– del planeta, el dudúk. Todos los modernos de esa familia, oboe, fagot, corno inglés, tienen doble lengüeta. Pero el más antiguo en su conformación, que mantiene el sonido clásico, milenario, es el que tocaré en esta gira. No ha sido modificado, no se le ha agregado ninguna llave para dar imagen moderna”.

P- ¿Adónde te transporta tocarlo?

R- Primero, hay que conocer su historia y su mensaje, porque no es un instrumento moderno que se aprende usando partituras. Cuando empieza a sonar de verdad, es porque sentiste alguna vez la energía de esa tradición para poder transmitir al público los sonidos de sus orígenes, con un aire natural que hoy se necesita para salir de la vida de robot que estamos teniendo, olvidando quiénes somos. La transmisión del dudúk es muy espiritual, profunda…

La gente que viene a los conciertos se acerca y me dice que la música le hace recordar su infancia, a sus padres, muchas cosas lindas. Ahí voy entendiendo que la cultura es universal, no pertenece a un solo origen, cada instrumento tiene el suyo, pero los que produce son para todos los que vivimos en la tierra. Yo nací en Armenia, pero toco acá difundiendo esa antigua cultura en Latinoamérica. Y nos estamos uniendo a través de ella porque es universal, no tiene límites.

Cada vez que actúo, disfruto mucho y también me mantiene por tanto que extraño Armenia, me ayuda a calmar esa angustia, a pensar quién soy, a ver las cosas distintas. Es muy lindo. (Gagik queda en silencio por segundos). Sin dudas, me lleva a mi pueblo, a las calles de Echmiadzin, a mi infancia. Su catedral es la más antigua del mundo que se construyó entre 301-303, cuando Armenia era el primer pueblo que aceptó la cristiana como religión oficial. (Fue reconstruida en 484 y durante los siguientes siglos, reformada varias veces; solo las paredes sur y oeste datan del siglo cuarto). Es una ciudad como el Vaticano para los armenios y sus iglesias tienen una antigüedad de siglos y siglos. Todo turista que viaje a mi país, debe conocer Echmiadzin y después recién dejar Armenia. Armenia no ha desaparecido del mapa, aunque nuestros vecinos –digo así para no perjudicar a nadie– intentaron borrarla con el genocidio de 1915, primero del siglo XX. Lo que sucedió allá, a los judíos en Alemania, acá, es contra la humanidad. En Armenia, dos millones de personas fueron exterminadas y su territorio reducido a 29 mil kilómetros cuadrados, cuando antes llegó a ser de 165 mil.

P- De este lado del planeta poco se habla de tu país y de ese genocidio.

R- Todos saben, pero los intereses que manejan el mundo no se han ocupado de ponerle justicia.

P- ¿Aparece la necesaria memoria en tu música?

R- Sin duda. Música es todo el universo, toda la memoria. La tiene cuando nos transporta de lugar o del momento en que estamos. Tiene tanta memoria, tanta expresión para llegar al público, es como pintar lo que uno ve y vive. No se puede reemplazar con otra cosa. A mí también me tocó ver la guerra de cerca, que nunca imaginamos cuando éramos chicos. Cuando nos hablaban de la Segunda Guerra Mundial, tres tíos de parte de mi papá y un tío de mi madre, participaron en ella, en el 78, 80, para nosotros –un niño como era yo– parecía muy lejano… Hice mi servicio militar en 1992, en pleno centro de la guerra de armenios con Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj (entre febrero de 1988 y mayo del 94). Durante setenta años, de 1923, por parte de (José) Stalin fue integrado a Azerbaiyán y luego del 89 cuando cayó la Unión Soviética, cada uno de los quince países que la integraban, fueron independizándose. Nagorno Karabaj también, con su mayoría armenia, para unirse con su madre patria. Ahí comenzó el conflicto porque Azerbaiyán pretendió impedirlo con sus fuerzas armadas. Hicieron masacres, lo que llaman limpiezas étnicas en Sumgait. Querían quedarse con esas tierras y a Armenia no quedó otra que defender a sus compatriotas. Nosotros las recuperamos, no invadimos territorio ajeno, solamente fuimos a defender a su mayoría armenia, a ayudar a cumplir sus deseos de independencia y unión con la patria originaria. Lo que podemos hacer con la cultura no se puede lograr con la política, porque si bien la respetamos, también desconfiamos… Hay una sensación así. Los políticos no siempre cumplen su palabra de unir, parecen estar haciendo campaña, por ejemplo. En la cultura todos nos unimos desinteresadamente, pueblo con pueblo, humano con humano, para expresar nuestro mensaje de paz y justicia. Como vi la muerte en la guerra, el hambre, amigos morir, compañeros destrozados, valoro mucho la paz que en Argentina vivimos. Si hubiéramos reconocido el genocidio armenio, no hubiera sucedido el del pueblo judío por parte de Hitler. Por eso debemos impedir que cosas así ocurran.

Lo recaudado irá a la compra de instrumentos para niños armenios.

Las entradas para el concierto en Roca están en venta en la Secretaría de Fundación Cultural Patagonia (Rivadavia 2263), de 9 a 12:30 y de 14 a 20. Contacto: 298 443-2590.

¿Quién es Gagik Gasparyan?

Gagik Gasparyan nació en 1973 en San Echmiadzin, fundada en el siglo IV AC, 20 kilómetros al oeste de la capital armenia Ereván. Su trayectoria comenzó a los quince como clarinetista y dos años más tarde, se inclinó por los aerófonos shëvi, dudúk, zurná y blul. A los veinte ingresó a la Universidad de las Artes, egresando como Director de Orquesta de Instrumentos Tradicionales Armenios. En el 97, se radicó en Argentina donde participa activamente como músico y en actividades de su colectividad. Ha grabado cuatro discos con diferentes temáticas y bandas de sonido para películas.

Hijo de Héroe Nacional Armenio, Gagik fundó el primer monumento en la diáspora en honor a los héroes de Karabaj.

Gagik Gasparyan en la región: el sonido milenario de Armenia

Datos

Las entradas para el concierto en Roca están en venta en la Secretaría de Fundación Cultural Patagonia (Rivadavia 2263), de 9 a 12:30 y de 14 a 20. Contacto: 298 443-2590.

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