Cómo hacer mantecol casero sin gluten con solo 4 ingredientes: ideal para las fiestas de fin de año
Este infaltable de la mesa navideña y de fin de año puede hacerse en casa en forma sencilla con pocos ingredientes.
El Mantecol es uno de esos sabores que despiertan una nostalgia inmediata en la mesa argentina, especialmente cuando se acercan las fiestas de fin de año. Su textura quebradiza y cremosa a la vez, ese perfume inconfundible a maní tostado y azúcar cocida, lo convirtieron en un clásico que atraviesa generaciones.
Prepararlo en casa permite recuperar esa lógica de pocos ingredientes y mucho sabor. Esta versión sin gluten es ideal para quienes buscan una alternativa segura sin resignar textura ni gusto, ya que parte de productos naturalmente libres de TACC. No hace falta maquinaria especial ni técnicas complicadas: con una buena olla y algo de atención, el resultado sorprende.
Otro punto a favor de esta receta es la rapidez. En menos de media hora se puede tener listo un Mantecol casero que se corta en barras, cubos o rombos, perfecto para acompañar el café, sumar a la mesa dulce de Navidad o incluso regalar.
Receta de mantecol sin gluten (para 4 personas)
Ingredientes:
- 300 g de maní tostado sin piel y sin sal
- 300 g de azúcar
- 120 ml de agua
- 1 cucharadita rasa de bicarbonato de sodio
Preparación:
Procesar el maní hasta obtener una pasta espesa y lo más lisa posible. Reservar. En una olla de fondo grueso colocar el azúcar y el agua, llevar a fuego medio y cocinar sin revolver hasta obtener un caramelo rubio claro. Retirar del fuego y agregar la pasta de maní, mezclando enérgicamente hasta integrar.
Volver a llevar a fuego bajo, sumar el bicarbonato y revolver rápido: la preparación va a espumar y aclararse. Volcar de inmediato en un molde apenas aceitado o forrado con papel manteca, emparejar la superficie y dejar enfriar por completo. Una vez frío, cortar en porciones y conservar en recipiente hermético.
El Mantecol es uno de esos sabores que despiertan una nostalgia inmediata en la mesa argentina, especialmente cuando se acercan las fiestas de fin de año. Su textura quebradiza y cremosa a la vez, ese perfume inconfundible a maní tostado y azúcar cocida, lo convirtieron en un clásico que atraviesa generaciones.
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