La «milanessi»: la milanesa que crearon para homenajear a Messi que no se vende ni tiene precio

Quién la hizo. Por qué no la vende al pública. Es parte de la locura #Qatar2022 de nuestra selección que llegó a la gastronomía.

Christian Franco siempre quiso ser jugador de fútbol, siempre.

Pero la vida difícil que tuvo desde chico lo orientó hacia otro camino -el de la gastronomía- porque había que sobrevivir.

Y con su trabajo no le fue nada mal. Hoy, este paraguayo que llegó al país antes hace más de dos décadas atrás, lidera tres restaurantes en capital federal. En Núñez, Caballito y Villa del Parque tiene sus bodegones ya famosos.

Un año ganó el concurso en CABA por hacer la mejor milanesa y de ahí en más no paró de hacerse famoso.

Anoche, entrevistado por Julio Lagos en su programa “La radio sos vos” por Rivadavia, Christian compartía su pasión por este Mundial y más puntualmente por la selección nacional argentina.

“Soy paraguayo pero la albiceleste me tiene loco de felicidad y alegría”, comentaba. “Y ahora, en la previa de la final se me ocurrió hacerla un gran homenaje al mejor, al ídolo… es así que surgió la milanessi”, afirmaba.

Christian Franco, cocinero.

Como lleva más de una hora hacerla ni loco la vende en sus restaurantes. “No hay ganancia. Lleva mucho tiempo… cuánto tendría que cobrarla… ¿$3.000? No, mejor la dejamos así… una sola y que vaya en homenaje a nuestro ídolo”, admite.

 «Es una milanesa homenaje a Messi, no se vende y no tiene precio», sostuvo.

Cómo la hace. Lleva varios empanados y sobrerrelieve en las cejas, la boca, la barba, la nariz… eso se va a haciendo con cortes de carne bien diseñados para formar el rostro de Lionel Messi. «Nos llevó más tiempo hacerle el pelo… en un primer momento pensé que las orejas nos habían quedado muy puntiagudas… pero la verdad que miramos una y otra vez las fotos y Lionel las tiene así… tipo duende», ríe.

Anoche recordaba Christian que allá por el 2001 quebró el restaurante donde trabajaba. “Hacete cargo vos”, le dijo el propietario del lugar.

Tenía 29 años y “toda la fuerza de un trabajador humilde. A partir de ahí no paré nunca”. Le cambió el nombre al local: le puso El Antojo, el nombre del bodegón donde trabajó por primera vez en el rubro en Asunción.

Es hijo único. “Durante más de un año mi mamá no supo que tenía el restaurante. La traje sin avisarle. Vio la fila que había para entrar y en guaraní me dijo que no íbamos a encontrar lugar. ‘Pero mamá, esto es mío’, le dije. Lloramos los dos”.

“Lloré como lo hice cuando Argentina le ganó a Croacia. Fue un partido que no sufrí sino que disfruté. Todo era mágico con este equipo que tenemos y con este Lionel que nos ilumina a todos. A él es que va este homenaje”, comentaba anoche este hombre que también se sabe vender.


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