Germán, el primer instructor de esquí en silla de ruedas del mundo

Tuvo un accidente en 2005 mientras hacía snowboard. Pero no paró hasta convertirse en profesor de esquí inclusivo. La primera clase se la dio a un chico con ELA que había ido de viaje de egresados. “Fue como una inyección de autoestima”, dice.

Sentado en su monoesquí frente a un grupo de 12 egresados de Corrientes, Germán les muestra cómo hacer la cuña.
A pesar de que se sostiene con dos bastones canadienses, agita sus manos constantemente haciendo los movimientos que los principiantes deberán imitar con sus pies.
El instructor se mueve con seguridad. Se sostiene con un arte que muy pocos en su condición podrían lograr.
Los chicos lo observan y escuchan con atención. A su alrededor, otros principiantes suben, bajan y ensayan posiciones sobre la nieve en la base del cerro Catedral.

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Bariloche 04/09/19 Germán Vega, primer instructor en monoesqui en el mundo. Un accidente en el cerro Catedral lo dejó en silla de ruedas en 2005. Foto: Marcelo Martinez


La primera clase de esquí inclusiva en Bariloche surgió una tarde de junio cuando un grupo de egresados decidió suspender el día pautado en el cerro.
La razón era legítima: un compañero perdía movilidad a raíz de una esclerosis lateral amiotrófica y si él no podía disfrutar del día de esquí, ellos tampoco lo harían. La idea era estar juntos sin importar dónde.
La solución que los chicos no esperaban llegó de repente y finalmente, todos pudieron esquiar en el cerro.


Primero en el mundo


En septiembre del año pasado, Germán Vega se convirtió en el primer instructor de esquí en silla de ruedas del mundo, al obtener el carnet oficial de la Asociación Argentina de Instructores de Ski y Snowboard (Aadides).
En 2005, mientras practicaba snowboard, este hombre de 46 años sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas.
Durante 13 temporadas, practicó esquí adaptado hasta desafiar todos los pronósticos y recibirse como instructor.

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Bariloche 04/09/19 Germán Vega, primer instructor en monoesqui en el mundo. Un accidente en el cerro Catedral lo dejó en silla de ruedas en 2005. Foto: Marcelo Martinez


A partir de la primera experiencia inclusiva con egresados, la escuela de esquí Fire on Ice, la empresa Catedral Alta Patagonia y Aadides acordaron que Vega se encargara de los contingentes en los que hay algún chico con discapacidad.
La intención fue que los chicos dejaran de ser meros espectadores.

Trabajo casi todos los días. No sabía que había tantos chicos con discapacidad en la secundaria. Hasta ahora, nadie me ha preguntado qué me pasó y por qué estoy en una silla de ruedas. Todos lo toman con naturalidad y no hay prejuicios”

Germán

“Todos los movimientos que hago con las manos, los chicos los van a hacer con los pies. Tengo un ayudante porque si los chicos se caen, no puedo levantarlos. Pero puedo dar las clases normalmente”, agregó.


Los chicos con discapacidad esquían con un biesquí, una silla adaptada a personas de movilidad reducida.
Por una cuestión de seguridad, un instructor siempre va en la parte posterior y un auxiliar, adelante.
Germán, en cambio, utiliza un monoesquí porque, según detalla, al tener una lesión baja, puede mover el tronco, los brazos y manejarse de manera independiente.


La palabra discapacidad


“No hay impedimento. Me di cuenta que se puede hacer cualquier cosa en silla de ruedas”.
La frase provino del primer alumno particular de Vega, un hombre de Buenos Aires que visitó Bariloche, junto a un amigo.
“Recuerdo que los pasé a buscar por el centro y en el cerro, se equiparon, empezamos las clases y a los dos días, me dijo: ‘Germán, fueron los dos mejores días de mis vacaciones´. Esos chicos terminaron esquiando. Esa primera experiencia me motivó y fue como una inyección de autoestima”, reconoció Vega.


El único momento en que habla de discapacidad es cuando los chicos se descontrolan.
“Creen que es un juego, que se pueden tirar y cualquiera puede frenarlos. A veces, les advierto que yo me lastimé y estoy sentado en una silla por hacer un macana. No es una pavada. Es un deporte, es riesgoso y se pueden lastimar en serio. Ahí prestan atención y se calman”, expresó.
Vega arrancó con grupos reducidos de tres; siguió con seis y hoy ya tiene grupos de 12, aunque siempre con un ayudante.


El gran cambio


“La vida me cambió por completo a los 46 años. A veces pienso por qué no pudo ser antes. Por eso, la meta es que chicos de 20 puedan tomar mi camino. Me tocó ser punta de lanza. Quiero que sepan que hay clases inclusivas y que un profesor en silla de ruedas da clases de esquí a personas que caminan también”, señaló.

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Bariloche 04/09/19 Germán Vega, primer instructor en monoesqui en el mundo. Un accidente en el cerro Catedral lo dejó en silla de ruedas en 2005. Foto: Marcelo Martinez


A partir de la próxima semana, Vega coordinará grupos de egresados aunque no haya nadie en silla de ruedas.
“Soy instructor de esquí convencional, es decir que doy clases a las personas que esquían paradas. Por mi trabajo en la Fundación Challenge Argentina, empecé con chicos con discapacidad pero puedo dar clases a todo el mundo”, advirtió.


A pesar de su pasión por el esquí, Germán nunca pensó que terminaría siendo instructor. “Hoy puedo transmitir mi pasión a otro. Somos cuatro o cinco esquiando de manera independiente en Argentina. Si logramos que más jóvenes con discapacidad puedan esquiar o hagan un curso de esquí y el día de mañana puedan trabajar, con eso ya está. Me voy a dormir tranquilo”, concluyó.

¿Cómo son las clases?

“Vamos, aflojá las piernas. ¡Agarrate las rodillas!, ¡abrí! Bien, bien”, les grita Germán a un grupo de egresados de Corrientes que mira al profesor e intenta seguir sus consejos.
Las clases siempre arrancan con una introducción del equipo de esquí.
Cuando los debutantes están en condiciones de frenar, entonces sí se hacen algunas pruebas de descenso.
María Eugenia Sánchez es una estudiante oriunda de Santa Lucía, Corrientes, que forma parte del grupo de aprendices.
“Al comienzo, el instructor nos dijo que tenía una discapacidad pero que eso no le impedía nada. Es un genio. Me impresiona la fuerza que tiene”, señaló la joven mientras intentaba el descenso en la base del cerro.
Vega aseguró que la enseñanza es más sencilla en la parte más alta de la montaña a medida que el esquiador avanza en los conocimientos.
“Arriba en la montaña es mucho más fácil porque es corrección de hombros, brazos, cabeza y cuerpo. Al principio, en la base hay que ir de un lado para el otro, subir y bajar todo el tiempo”, dijo.
“Si me caigo, no le puedo pedir a un principiante que me ayude a levantarme; entonces cuando doy una clase, lo primero que les digo es que si me caigo, no tienen que levantarme. Que yo me voy a arreglar”, explicó Vega.


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