Habemus barril criollo

Francisco Sánchez*

Finalmente, tras tantas idas y vueltas, propias de este gobierno bicéfalo, este 19 de mayo se publicó el Decreto Nacional 488/20, estableciendo el barril criollo como precio sostén del crudo en 45 us$ por barril.


Por allí algo más creativo, hubiese justificado tanta demora. El ingeniero especialista, José Luis Sureda lo calificó como un nuevo impuesto del que van a gozar las provincias petroleras. Por ello las loas han provenido de los mandatarios provinciales. Alicia Kirchner destacó que permite la planificación productiva del sector, a partir de los “acuerdos y diálogo” logrados con las provincias productoras; Omar Gutiérrez calificó de “decisión federal” y en “defensa de las economías regionales”; en Río Negro, la gobernadora Arabela Carreras manifestó que permitirá “no vernos tan afectadas por la caída del precio internacional. Esta decisión del Presidente significa una defensa del empleo de miles de trabajadores de la producción hidrocarburífera. Asegurar un precio sostén es darles previsibilidad a las empresas”.


Muchas veces acostumbrados a que el fin justifica los medios y a convertir los vicios en virtudes mediante el relato y la comunicación masiva.
Un simple cálculo indica que podría significar, con las hipótesis actuales (Brent a 36 us$/bbl), un beneficio de us$ 4 millones por mes a Neuquén. Bienvenido. Es algo. Un 2% más para el presupuesto provincial.


Por lo que han expresado desde los diversos sectores de la industria, esto no es la panacea. No sólo que es una ayuda muy parcial a algunos subsectores de la industria, ya que la reactivación va a depender del incremento de la demanda, y las inversiones están sujetas a otros factores claves: disponibilidad de financiamiento y resolución de la deuda país. No les sirve a las refinerías. Y no sirve de motivador para la inversión. “Eso no atrae inversiones, se demostró muchas veces”, analizó Daniel Gerold, director de G&G Energy Consultants.


“No lunch is free” ( Ningún almuerzo es gratis), reza un refrán americano. Para las empresas, más allá de la redacción confusa del decreto y su posibilidad de cumplimiento, se les exige: mantener las inversiones al nivel del año pasado, y la prohibición de despedir empleados y comprar dólares.
Surge la duda:qué va a hacer la autoridad de aplicación cuando en dos meses las empresas no puedan mantener las inversiones ni pagar sueldos. ¿No recibirán las empresas incumplidoras más el valor del barril criollo de las refinerías? ¿Las provincias seguirán cobrando este plus-regalía? ¿Se aplicarán sanciones?, ¿lo hará Nación o Provincia?


Cuando la limosna es grande (en este caso, ni siquiera, como vimos) hasta el santo desconfía. ¿No nos estaremos autoencorsetando? Porque al gobierno neuquino le resulta más cómodo ser espectador que protagonista. Muestro un pequeño beneficio y cedo facultades.


Las provincias cedemos autonomía, nuevamente, frente a la urgencia y la crisis. Me llamó la atención que se restablecieran facultades sancionatorias del decreto 1277/2012 que habían sido derogadas por el Decreto 272/2015. En eventual clara injerencia de la autoridad nacional en las provinciales: “el Ministerio de Desarrollo Productivo, a través de la Secretaría de Energía, controlará que las empresas productoras cumplan con el Plan Anual de Inversiones exigido por el artículo 12 del Anexo del Decreto N° 1277/12 y aplicará, de corresponder, las sanciones previstas en el artículo 29 de dicho Anexo” (Art. 2°, Dto. 488/2020).


Recordemos que ese Decreto eliminó hace 8 años las potestades otorgadas a las provincias mediante la llamada “ley corta” (Nº 26197) y las puso en manos de un “triunvirato” (denominado pomposamente como Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas).


El ministro de Ambiente de la Nación, Cabandié, ya marcó la cancha: “las empresas se manejan con impunidad; los residuos de la actividad son alarmantes”. Otro pie para una intervención nacional a la actividad.
¿Así pensará convertir a YPF, principal actor de Vaca Muerta, en la dinamizadora del sector, como pretende el subsecretario de Hidrocarburos, Carbajales? ¿O será todo en base a recuperación terciaria y comprando el 49% de YPF como pretenden los diputados de Frente para Todos? ¿O con declamaciones panfletarias de soberanía, autoabastecimiento, diversificación, planificación estratégica se pretende mantener el logro del gobierno anterior de equilibrar la balanza comercial energética del país.


Las comparaciones son odiosas, pero hoy el Fondo Petrolero Noruego ha dispuesto de us$ 40.000 millones para paliar la crisis del Covid. Pudieron hacerlo porque ahorraron en ese fondo contracíclico en época de vacas gordas. Neuquén, cuyo gobernador ha mencionado el Fondo Bandoneón en ese sentido, no ha sido capaz de hacerlo en pleno auge de Vaca Muerta en la “¡mejor provincia!”. Ni siquiera de disponer de us$ 4 millones mensuales o efectuar un recorte equivalente para mantener la autonomía, la defensa del federalismo y sus facultades sancionatorias de la actividad petrolera.


Al gobierno neuquino le resulta más cómodo ser espectador. Muestro un pequeño beneficio y cedo facultades. Las provincias cedemos autonomía, otra vez, ante a la urgencia.



Esta dádiva de Nación es sólo hasta fin de año y si el precio del crudo Brent supera por 10 días corridos esos 45 dólares automáticamente queda sin efecto. A su vez, este ruego concedido por Nación nos condiciona tremendamente el día de mañana cuando como Provincia pretendamos que nos liquiden y paguen regalías sobre un valor de crudo que a nivel internacional supere los 45 u$s/bbl. Basta recordar que su precio superó los 130 us$/bbl en el 2008 y recibíamos las regalías por un petróleo de 70.


Esa situación generó un juicio de Neuquén a la Nación por us$ 3.000 millones de dólares que luego el exgobernador Sapag resignó por una refinanciación de deuda provincial. Algo que siempre Pechi Quiroga le recriminó en cada oportunidad. Fue también Pechi quien presentó la inconstitucionalidad del Decreto 1277/12, que vulneraba las potestades provinciales frente a la inacción de la Fiscalía de Estado de Neuquén. Hoy, sin dudas lo volvería a hacer.


Para evitar confusiones, reitero mi beneplácito por estos pocos recursos extra que genera el barril criollo para Neuquén y los beneficios a la actividad petrolera. Solo invito a preguntarnos: ¿a qué costo? Y si valió la pena entregar lo que entregamos. Quizás podríamos haber mantenido la autonomía y el manejo de nuestros recursos de no haber malgastado los ingresos petroleros endeudando a Neuquén en los años de bonanza.
Es la austeridad en el manejo de los fondos públicos que Pechi pregonaba, y cumplía, lo que va a permitir que Vaca Muerta no vuelva a quedar trunca cuando surja una nueva oportunidad.


(*) Diputado Nacional de Neuquén por Juntos por el Cambio


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